Ciencia y Cultura


LA MEDICINA, EL CONFLICTO Y LA AMBIGÜEDAD

 

Aspectos médicos y jurídicos del dolor, la enfermedad terminal y la eutanasia.  Gómez Tomillo, Manuel ... [et al.].  Unión Editorial y Fundación Lilly. Madrid, 2008. 589 páginas.



 
 

Como empieza afirmando en su prólogo uno de los editores, la medicina científica es uno de los mayores logros del espíritu humano; los médicos aprenden lo que pueden de esa inmensa ciencia pero, usualmente, no se dedican a cultivarla, sino que la ponen en práctica cumpliendo una función social que se ha hecho tan compleja, al menos, como poderosa es la ciencia y la tecnología que, de uno u otro modo la respaldan. El médico se apoya en la ciencia, podíamos decir, pero se adentra en la complejidad, en terrenos ambiguos. En el ejercicio de su función se encuentra con una serie de realidades sometidas a regulación legal, pero, sobre todo, se ve en la necesidad de tomar decisiones (o de dejar de tomarlas) que no se pueden someter a un juicio simple porque responden a situaciones en las que se ponen en juego valores incompatibles, distintas ideas acerca del bien, una trama rotundamente compleja de intereses, interpretaciones y deseos a los que no siempre puede responder de manera no conflictiva.

Este volumen trata de dar una visión de esta clase de problemas desde puntos de vista muy distintos y pone en cuestión los pros y los contras de distintas aproximaciones a los conflictos más frecuentes. Nos encontramos en él con estudios jurídicos y con un conjunto de interesantes aproximaciones reflexivas de distintos especialistas de la medicina, además de con consideraciones de índole ética o bioética, que no siempre coinciden en sus apreciaciones.

A la base de estas distintas aproximaciones hay, desde luego, una serie de preguntas básicas sin resolver de modo universalmente aceptable en sociedades pluralistas como las nuestras y de muy difícil resolución, también, para quien las contemple serenamente desde un determinado punto de vista moral que le parezca indiscutible.

Sería absurdo pretender resumir en unas líneas lo que se han esforzado por precisar los diversos autores a lo largo de muchas páginas bien trabajadas. El lector, el lector estudioso, encontrará aquí muy buenas razones para someter a revisión sus propias ideas acerca de la autonomía del paciente, sobre el derecho a no sufrir y su fundamento en los valores constitucionales, sobre la diferencia que pueda existir entre matar y dejar morir, sobre las conflictivas relaciones entre la eutanasia y los cuidados paliativos, o sobre hasta qué punto lo que suponemos siempre como buena intención del médico le deja por definición al margen de cualquier consideración penal en casos muy conflictivos, por citar solo algunos de las muchos y bien palpitantes problemas que se analizan en estas páginas. Por supuesto no siempre se va a coincidir con las distintas conclusiones o con los argumentos (y valores) que se invocan para sostenerlas, pero precisamente por eso hay que mantener discusiones como las que encierra este volumen. El libro resulta también una interesante fuente de información sociológica y legal en relación con los temas que plantea.

Las cuestiones que se abordan en los distintos capítulos pueden tratarse con pasión o con la serenidad que requiere su tratamiento académico. Los autores nos han hecho el favor de huir de cualquier demagogia, cosa que no siempre se alcanza cuando se abordan cuestiones espinosas como las que han requerido su atención. Es muy de agradecer que ese sea el tono cuando, parodiando una cita de Voltaire aducida en el texto, hemos de emplear argumentos que no saben ser definitivos puesto que implican dilemas en los que están involucradas creencias sobre las que no hay evidencia disponible y porque, en último término, se refieren a nosotros mismos, unos tipos sobre los que cualquier forma de objetividad enfática es algo peor que sospechosa.

José Luis González Quirós
Instituto de Filosofía, CCHS, CSIC, Madrid