Ciencia y Cultura


SOBRE LA COMPLEJIDAD Y LA FORMA DE ABORDARLA

 

Complejidad y Tecnologías de la Información. Sáez Vacas, Fernando.  Fundetel. 2009



 
 

A principios de año, en la presentación del libro en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicaciones de la UPM, donde Fernando Sáez Vacas ha sido profesor durante más de cuarenta años y uno de los principales impulsores de la investigación de la relación entre las tecnologías y las personas de nuestro país, el autor apuntó cómo la lectura de este libro requería lápiz y papel; para tomar notas y desarrollar ejemplos adecuados a cada lector utilizando las herramientas metodológicas que esta obra propone.

Complejidad y Tecnologías de la Información que no está a la venta porque su publicación por Fundetel no tiene carácter comercial está accesible, para cualquier interesado, en el siguiente enlace: www.gsi.dit.upm.es/~fsaez/intl/indice_libro_complejidad.html  

La complejidad es un concepto con el que nos enfrentamos en todas las actividades humanas y que resulta difícil de definir. Su consideración como objeto intelectual con identidad propia e independiente es reciente. En el libro, aplicando la conocida norma de que cuando nos enfrentamos a un problema muy grande lo primero que hay que hacer es fragmentarlo, el análisis de esa dimensión abstracta que es la complejidad se realiza a través de una completa revisión de un conjunto de textos sobre complejidad y nociones conexas. Variedad, algo que no tiene sentido como propiedad intrínseca de los objetos y que sólo adquiere significado cuando se asocia a un observador concreto. Complicación, que a veces se utiliza como sinónimo de complejidad cuando no es así y, sobre todo, sistemas, la interacción entre las personas y los objetos, en función de los intereses de ellas y su particular forma de interactuar con ellos y la dificultad inherente a cualquier sistema que es proporcional a la cantidad de información que se necesita para poder describirlo.

Sáez Vacas define la complejidad como el nombre que damos a la condición de los seres humanos, objetos, fenómenos, procesos, conceptos y sentimientos cuando cumplen uno o varios de los siguientes requisitos: que son difíciles de entender o explicar; que sus causas, efectos o estructura son desconocidos; que requieren una gran cantidad de información, tiempo o energía para ser gestionados, o un esfuerzo muy amplio y coordinado por parte de personas, equipos o maquinaria; que estén sujetos a varias percepciones, interpretaciones, reacciones o aplicaciones que frecuentemente son contradictorias o desconcertantes; que su comportamiento, dependiendo del caso, puede ser impredecible o extremadamente variable.

Para analizar la complejidad en el área del instrumental infotecnológico, el autor desarrolla su modelo de tres niveles. El primero abarca la complejidad de los objetos aislados, la complejidad individual; el segundo las relaciones entre ellos, la complejidad sistémica y, por último, el tercer nivel la interacción entre los dos anteriores y los sistemas sociales, la complejidad antropotécnica o sociotécnica.

A nuestro alrededor prevalece la idea generalizada de que las cosas son simples y nuestro día a día está lleno de argumentos, en todos los órdenes en los que nos movemos, que tienden a trivializar hechos, situaciones y acciones haciendo que las soluciones que de ellos se derivan sean improvisaciones que, finalmente, sólo hacen ruido, no resuelven nada y, casi siempre, empeoran las cosas. Lejos de la actitud de los técnicos mediocres, que afirman su incompetencia "echándole la culpa al empedrao", o a insondables misterios, Sáez Vacas recomienda ejercitar un doble enfoque, el basado en la visión estructural de los sistemas que se centra en la organización, los elementos que lo forman, las interacciones entre ellos, si se agrupan o no, sus límites y las jerarquías de los diferentes subsistemas que se puedan formar. Y la visión funcional, que hace hincapié en el comportamiento de los sistemas. Forma y función, la base de la discusión de todas las revoluciones científicas y de los complejos mecanismos que hacen posible el progreso científico.

El problema es cómo podemos manejarnos en un mundo que, por definición, es extremadamente complejo con una mente que sólo puede abarcar una parte de esa complejidad. Es necesario construir modelos. El autor propone algo que es más que un modelo: H x I x O=IO, donde H es el observador que afronta una situación, generalmente una persona, I es la interfaz (o instrumento), O es el objeto que se observa y IO la imagen del objeto que resulta. Una herramienta metodológica que es más que un modelo y resulta ser un marco para construir modelos, algo que supera el objetivo inicial de analizar la complejidad ya que modelar es siempre la manera de manejar la complejidad.

Como podrán comprender, los trabajos sobre la complejidad de Sáez Vacas en este libro están básicamente orientados a su aplicación en la informática y en las tecnologías de la información (infotecnologías, en general). En su momento, fue uno de los principales impulsores de su introducción como disciplinas en la universidad española. La mitad del libro la ocupan situaciones y ejemplos que recorren la evolución de estas disciplinas y su interacción en muy variados ámbitos.

Infotecnología y sociotecnocultura, dos palabras de su invención, entendido esto de palabras como los vehículos que mejor nos acercan al conocimiento, que quizá las acabemos utilizando sólo unos pocos que pensamos que tienen que ver más con la función original del lenguaje que es poner en conexión a los seres humanos con las cosas, son los ámbitos de actuación en los que va a sustentarse la convergencia de todas las tecnologías que soportan el futuro que construimos. Merece la pena analizarlo entre todos y desde todos los prismas.

César Ullastres
Fundación NIDO