Ciencia y Cultura


UN LIBRO IMPRESCINDIBLE PARA CONOCER EL ORIGEN Y DESARROLLO DE LA VILLA DE MADRID

 

Madrid petite ville de l'Islam médiéval (IXe-XXIe siècles). Mazzoli-Guintard, Christine; Préface de Viguera Molins, Mª Jesús.  Presses Universitaires Rennes. Rennes, 2009. 268 páginas.



 
 

La Historia de Madrid ha sido en numerosos casos manipulada en aras de intereses no científicos. Lo habitual es considerar que, hasta que Felipe II decidió gobernar sus importantes posesiones desde las proximidades de esta Villa, Madrid no tuvo importancia. No debe olvidarse que, entonces, el principal enemigo de la monarquía hispana eran los turcos, los musulmanes. Bien es cierto, y posiblemente esto sería un motivo, que en aquel momento, no podía aducirse, para la Villa de Madrid, un importante pasado islámico y no podía valorarse la importante creación urbana que los musulmanes llevaron a cabo desde su creación, por el emir cordobés Muhammad I, en la segunda parte del siglo IX. Por ello, en la Edad Moderna se inventaron remotos e importantes pasados, relacionados en mayor medida con la Antigüedad, para glorificar al monarca y a Madrid. Nada más lejos de la realidad histórica que estas leyendas. No obstante, el estudio sobre la Villa, declarada madina por Abd al-Rahman III, en el período que estuvo integrada en Al-Andalus siempre ha supuesto problemas y reticencias para los historiadores no especialistas en el Islam. Fueron los primeros trabajos arqueológicos, llevados a cabo en la segunda mitad del siglo XX, los que iniciaron un proceso de revisión de la Historia Medieval de la Villa de Madrid, sobre todo en el periodo anterior a su incorporación al reino de Castilla a fines del siglo XI, en tiempos del rey Alfonso VI.

La escasez de documentos escritos y las dificultades para acceder a las crónicas árabes no traducidas al castellano ha sido un problema añadido, al que había que unir las dificultades que suponían los trabajos arqueológicos en un casco urbano habitado desde su fundación. Por otra parte, las encontradas opiniones, entre quienes consideraban que anterior a la decisión de Muhammad I había una población, cuyo origen se remontaba a la época en que la Península formaba parte del Imperio Romano, y quienes defendían su fundación en tiempos de los musulmanes, impedían avanzar en las investigaciones y daban lugar a posturas excesivamente subjetivas, derivadas de implicaciones políticas y religiosas que una opción u otra podía suponer. Era muy difícil admitir que la capital de España era una ciudad que había sido fundada por los musulmanes y que tenía una importancia relativa en comparación con otras ciudades andalusíes. Mucho más adecuado, desde algunas posiciones, era el origen imperial romano y considerar que la dominación islámica había supuesto un atraso para estas tierras, que no se habían desarrollado hasta la "reconquista cristiana". Todos estos planteamientos no eran excesivamente científicos y, por el contrario, tenían una fuerte carga política.

Desde los años ochenta del siglo pasado comenzaron las publicaciones, memorias de excavaciones, investigaciones, coloquios o seminarios, que empezaron a aportar argumentos científicos suficientes para olvidar las leyendas y tradiciones y sentar las bases para la actual Historia del Madrid en la Edad Media. Etapa en la que claramente se distinguen dos épocas, una continuación de la otra, en las que se produce un crecimiento y un desarrollo continuo, sin que el paso de una administración a otra, no supusiera más que un cambio de religión, pues la importante población musulmana se mantuvo como mudéjares, que no notaron cambios transcendentes en sus vidas. La relación entre cristianos y musulmanes hasta fines del siglo XV fue pacífica y solidaria. Todo ello ha sido analizado, valorado y estudiado con ecuanimidad y gran rigor por la investigadora francesa Christine Mazzoli-Guintard en la obra que aquí se reseña, posiblemente su condición de no hispana ha sido fundamental para que pudiera analizar todo el proceso, sin estar condicionada por presupuestos no científicos anteriores, ni por la mentalidad popular mayoritaria.

La autora, en primer lugar, expone y valora los instrumentos que ha utilizado para elaborar su estudio. La documentación escrita, tanto las publicaciones como la que se encuentra desconocida o inédita en los archivos, junto a la hasta ahora conocida y localizada, es valorada por la autora. Igualmente utiliza las referencias que se derivan de las menorías de excavación y de las publicaciones a las que han dado lugar. Por tanto, el trabajo es un modelo de cómo se deben conjugar, bibliografía, documentación de archivo y restos materiales que, para la época estudiada, son fundamentales. Gracias a ello, la autora avanza en la construcción del origen y desarrollo de la Villa de Madrid hasta la actualidad. El primer paso es la valoración de los inicios de población en tiempos anteriores al siglo IX, al que se remonta la fundación del emir Muhammad I. A continuación se ofrece el estudio pormenorizado de la población, actividades, formas de vida, instituciones, relaciones con Córdoba y las otras ciudades islámicas de la zona próxima a Madrid y con los reinos cristianos del Norte.

Esta parte, la más extensa, supone un punto de llegada en la Historia del Madrid islámico. Lo expuesto va a ser durante mucho tiempo la base referencial para cualquier estudio que sobre este tema se emprenda en el futuro. Sólo la aparición de nueva documentación, bien escrita o bien restos materiales, podrá modificar o confirmar la aportación de Christine Mazzoli-Guintard. Pero este libro todavía aporta un mayor valor, pues la autora enriquece la obra y continua con el análisis de los restos tanto de población, los mudéjares, como materiales, que de la etapa islámica continuaron en uso y perfecto funcionamiento en la época cristiana. El tratamiento y análisis de todo el importante legado que los musulmanes dejaron en la Villa, tras su incorporación al Reino de Castilla hasta la expulsión de los mudéjares y las consecuencias de ello, es exhaustivo. Todo ello es expuesto y criticado por Mazzoli-Guintard, que ofrece otra valiosa aportación, al exponer la presencia continua de lo islámico en Madrid hasta la actualidad. De esta manera, con el análisis en el tiempo largo, se establece un diálogo entre el pasado y el presente, que ayuda a comprender mejor la realidad social de la actual ciudad y algunas de sus costumbres y prácticas tradicionales que todavía perviven.

Considero que el último capítulo tiene un gran interés como demostración de la importancia que para Madrid todavía tiene su fundación y desarrollo bajo el emirato y califato de Córdoba. También tiene interés para la Historia de la Península en general, pues se manifiesta que la influencia islámica no se redujo a las tierras meridionales de la Península sino que fue mucho más amplia, como demuestran los restos que todavía perviven y se pueden apreciar, si se tiene interés y voluntad de percibirlos. La Villa de Madrid surgió dentro de una formación histórica, el Islam, que en aquel momento representaba, sin lugar a dudas, el mayor poder político, el más esplendido foco de cultura y desarrollo social y económico y fue transcendente para el Mediterráneo de aquella época.

En resumen, un libro imprescindible que es necesario traducir al castellano para que su contenido tenga toda la difusión que requiere. Tanto para investigadores, como para el público interesado en general y, sobre todo, para madrileños y madrileñas que aprenderán con su lectura a valorar su importante pasado y la transcendencia que ha tenido para Madrid, sin necesidad de inventar leyendas.

Cristina Segura Graiño
Catedrática de Historia Medieval
Universidad Complutense de Madrid