Ciencia y Cultura


EL SEXENIO DEMOCRÁTICO (1868-1874): UN PERÍODO CLAVE EN LA HISTORIA DE LA SEGUNDA ENSEÑANZA

 

El Instituto del Cardenal Cisneros de Madrid (1845-1877). Rodríguez Guerrero, Carmen.  Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 2009. 429 páginas.



 
 

En la historia de la segunda enseñanza durante el siglo XIX hay dos momentos o períodos en los que puede hablarse de un antes y un después: el Plan Pidal de 1845 y el sexenio democrático (1868-1874). El libro de Carmen Rodríguez Guerrero (2009) sobre el Instituto del Noviciado -Cardenal Cisneros desde 1877- de Madrid entre 1845 y 1877 tiene, entre otros aspectos, el interés de mostrar y analizar cómo dicho Instituto se convirtió en el «laboratorio pedagógico» de progresistas y krausistas para aplicar las reformas de la segunda enseñanza aprobadas en 1868 -el bachillerato moderno sin latín- y 1873, en el primer caso como un ensayo a extender al resto de los institutos del país.

Como es sabido (Sanz Díaz, 1985, pp. 307-379) el fracaso de ambos intentos de reforma, elaborados siguiendo las ideas krausistas sobre la segunda enseñanza -continuación natural de la primaria, enciclopedismo, nuevas materias filosóficas, científicas y artísticas, supresión del latín y de la religión católica, etc.-, se debió, sobre todo a la oposición de la mayoría del profesorado y de los padres a su implantación. La aportación fundamental de Rodríguez Guerrero, en este punto, reside en que muestra y analiza, desde dentro del Instituto donde se intentó aplicar la reforma de 1868, no sólo los enfrentamientos entre los profesores krausistas y neocatólicos en este tema y en el resto de cuestiones planteadas durante el sexenio -libertad de enseñanza, creación de escuelas de adultos en los institutos y organización de cursos y conferencias, juramento obligatorio de la Constitución de 1869, libertad de asistencia a clase por parte de los alumnos, reforma Chao de 1873, etc.-, sino también a) cómo el bachillerato moderno sin latín sólo estuvo vigente durante tres cursos; b) cómo buena parte de los alumnos eran «hijos de profesores o intelectuales krausistas destacados» (p. 93), c) cómo los alumnos libres procedían sobre todo del Colegio Internacional creado por Salmerón y otros krausistas varios años antes; d) cómo su implantación sólo fue posible gracias a la colaboración como profesores auxiliares de krausistas tan relevantes como Francisco y Hermenegildo Giner de los Ríos, de la Revilla, Salmerón, González Serrano, González Linares y Calderón, entre otros, así como al hecho de que los profesores del Instituto favorables a la reforma doblaron su horario; y e) cómo, por último, dicho bachillerato no gozó del favor de los padres y de la mayoría del profesorado. Estas circunstancias, los cambios políticos, la oposición del sector neocatólico -representada en el Instituto por Ortí y Lara, entre otros profesores, frente a Melero Calvo, director general de instrucción pública, y al director Moya de la Torre-,y la carencia de profesores formados para impartir las nuevas materias introducidas por las fracasadas reformas de 1868 y 1873, fueron las que harían ver, a los después krauso-institucionistas, que la reforma de la enseñanza debía ser gradual, no imponerse por ley o decreto y estar basada en la formación de profesores. Es decir, éstas serían las circunstancias y hechos que les hicieron elaborar un modelo de reforma educativa a largo plazo muy diferente del que habían intentado llevar a cabo durante el sexenio (Viñao, 2000). De ahí que pueda hablarse de un antes y un después de dicho período, y no sólo en la segunda enseñanza o en la educación.

Revista Con-Ciencia Social, 2010, pp163-165 en el artículo titulado "La historia de la educación secundaria: viejas cuestiones, nuevos enfoques"

Antonio Viñao
Universidad de Murcia