Ciencia y Cultura


TRANSCENDENCIA DE I+D+I

 

Evaluación del Impacto Social de Proyectos de I+D+I. Moñux Chércoles, Diego; Aleixandre Mendizábal, Guillermo; Gómez González, Francisco Javier; Miguel González, Luis Javier.  Universidad de Valladolid. Departamento de Ingeniería de Sistemas y Automática. CARTIF (Centro de Automatización, Robótica y Tecnologías de la Información y de la Fabricación). Valladolid 2004. 249 pág


Un novedoso análisis de los proyectos de innovación


 
 

Nos encontramos ante un trabajo que pretende hacer una aportación práctica en un terreno novedoso: el de la integración de criterios sociales en la gestión y evaluación de actividades de I+D. Los autores parten del siguiente presupuesto: es posible evaluar el impacto social de los proyectos de I+D e innovación. Por impacto social entienden todo un conjunto de efectos que no se tienen en cuenta en la evaluación de dichos proyectos -ni en la evaluación ex ante, previa a la ejecución de los mismos, ni la evaluación ex post-: impactos sobre la creación de cultura científica y de innovación, sobre la satisfacción de necesidades básicas y colectivas o sobre la integración de colectivos desfavorecidos. Junto a ellos se recogen otros que aparecen con frecuencia asociados a las actividades de I+D e innovación -como la creación de empleo, el fortalecimiento del sistema de innovación o el desarrollo endógeno-, pero que rara vez se evalúan a escala de proyecto. Es evidente, por tanto, que el espectro considerado al conceptualizar "lo social" es amplio. Como los propios autores reconocen, se ha intentado integrar "no sólo lo que podríamos considerar como estrictamente social, sino todos aquellos aspectos medioambientales y socioeconómicos que habitualmente no son tenidos en cuenta en los mecanismos de toma de decisiones" (p.14).

Junto al presupuesto de la factibilidad de la evaluación -que los autores enmarcan en la tradición de los estudios sociales de la ciencia y la tecnología y en el pensamiento económico evolutivo-, aparecen otros dos puntos de apoyo conceptual: la oportunidad política y la rentabilidad económica. En primer lugar, se nos dice, existe un cambio en la sensibilidad política que ha acercado las políticas de ciencia y tecnología a las demandas socioeconómicas, integrando tanto una mayor proyección de la investigación hacia la innovación como de cuestiones "ciencia y sociedad": la dimensión ética, la percepción y la participación pública, la gestión de riesgos, etc. En segundo lugar, partiendo del enfoque de la responsabilidad social de la empresa, los autores argumentan que los procesos de innovación empresarial pueden, en el futuro inmediato, evolucionar hacia la integración la dimensión social en los proyectos de innovación que la empresa acomete. En ambos casos, el análisis de tendencias realizado por los autores es intachable, si bien cabe preguntarse si su percepción de las consecuencias de dichas tendencias no es demasiado optimista, especialmente en lo tocante a la responsabilidad social de la empresa.

Los tres puntos de apoyo citados se desarrollan en lo que podemos concebir como una primera parte teórica, que consta de dos capítulos. En ella se presenta también un estudio sobre el papel de los centros tecnológicos en el sistema de innovación y un análisis de conceptos en torno a la evaluación, la evaluación de impacto social y la evaluación de la ciencia y la tecnología, en el que se trata de buscar elementos para el desarrollo de la herramienta de evaluación social de proyectos de I+D e innovación. Se trata de una parte extensa y variada, en la que se ofrece una revisión quizá demasiado exhaustiva -no justificada completamente a la luz del objetivo pretendido- y que, en algunos casos, acusa cierta incoherencia propia de una obra de autoría colectiva. No obstante, supone un trabajo de síntesis que resultará interesante a los investigadores que se acerquen al tema desde una visión interdisciplinaria.

El trabajo se completa con una segunda parte práctica que es propiamente la guía de evaluación anunciada en el título, y que se desarrolla en los capítulos tercero y cuarto. Los autores se preocupan por exponer la forma en que han llegado a la herramienta de evaluación -una lista de control estructurada-, lo que permite comprender la complejidad del análisis social de las actividades de I+D y lo convencional de cualquier propuesta de clasificación y valoración de impactos. No obstante, el resultado resulta convincente, por cuanto el análisis de cada una de las cinco categorías de impactos propuestas -medio ambiente, aspectos sociales, sistema de innovación, empleo y aspectos económicos de interés estratégico- está bien documentado. La cartografía de impactos es, de hecho, lo más notable del trabajo, y su interés supera sin duda el ámbito concreto del mismo, es decir, la evaluación de proyectos de centros tecnológicos.

Tanto la lista de control como el mecanismo de valoración se integran en una hoja de cálculo de fácil uso que permite una evaluación semiautomática de los proyectos. Siguiendo el rigor de la primera parte, los autores reconocen la dificultad de asignar un número a impactos de orden cuantitativo, pero también que "una herramienta de evaluación debe asignar algún tipo de valoración que permita al gestor-evaluador tanto detectar los puntos más débiles como seguir las mejoras en el ciclo del proyecto" (p.186). La solución elegida es generar una valoración numérica, pero con dos condicionantes importantes. En primer lugar, se huye de una valoración numérica global, dada la dificultad de sopesar impactos de carácter tan diferente como pueden ser los medioambientales y los producidos sobre el sistema de innovación, ofreciendo una puntuación por categorías que da el perfil del proyecto en las cinco dimensiones consideradas. En segundo lugar, la valoración se entiende principalmente como un medio para que el equipo del proyecto mejore el desempeño de su actividad, aunque pueda emplearse para la comparación y la selección de proyectos.

El enfoque es por tanto más constructivo que valorativo: si bien se nos propone una herramienta de valoración de impactos, el objetivo de la misma es esencialmente el diseño de mejores proyectos. En el caso de la evaluación ex ante, se pretende que los directores de proyectos se apoyen en la herramienta de evaluación para poder atender a todas esas dimensiones, invisibles pero presentes, en las actividades de investigación, desarrollo e innovación: "nuestra intención es que el director del proyecto pueda gestionar los posibles impactos sociales y, sin duda, la principal misión de la lista de control es hacerlos visibles" (p.186). En el caso de la evaluación ex post, la herramienta permite de nuevo valorar numéricamente los resultados reales del proyecto, pero se insiste en que el objetivo es el aprendizaje de los agentes involucrados para una mejor gestión de la dimensión social de los proyectos en el futuro.

En este sentido, la renuncia a un reduccionismo cuantitativo es de agradecer. De hecho, no podía ser de otro modo. Nuestro conocimiento sobre los mecanismos que conectan la producción del conocimiento, la generación de innovaciones y el cambio social -y a su vez el efecto sobre la I+D de los cambios en los valores y la estructuras sociales- distan mucho de ser conocidos. Si algo sabemos es que la complejidad de dichas interacciones hace que cualquier modelo lineal y simplista sea papel mojado. Nuestros indicadores de sistema de innovación, por ejemplo, contabilizan una parte importante de la producción del conocimiento y la innovación en el sistema de I+D y en las empresas, pero es vano pensar que son un reflejo fiel de las interacciones entre ciencia-tecnología-innovación y sociedad, como han apuntado tantos expertos en este campo, entre ellos Giorgio Sirilli (1998).

Por último, cabe decir algo sobre el ámbito de análisis -los proyectos de centros tecnológicos- y la estrategia elegida -la autoevaluación por parte de los directores de proyecto. De un lado, los centros tecnológicos son organizaciones importantes en nuestro sistema nacional de innovación, y aún más en los distintos sistemas regionales, lo que le da relevancia al estudio. Además, la variedad de proyectos acometidos por estos centros ha exigido a los autores diseñar la lista de control de forma que trate de forma distinta los proyectos de I+D, de innovación tecnológica y de innovación organizativa, lo que constituye otro punto fuerte de la propuesta. De otro lado, la autoevaluación responde a un contexto de aplicación voluntaria: al no existir una exigencia por parte de las administraciones o de los clientes privados de los proyectos para la consideración de los impactos sociales, se nos propone una autoevaluación con el propósito constructivo ya citado. De esta forma, se pretende ir por delante de lo que los autores nos presentan como futuras exigencias en este terreno, derivadas de las tendencias políticas y de gestión empresarial analizadas al principio del trabajo. En coherencia con el enfoque de autoevaluación, la guía permite una valoración rápida de proyectos -que es lo que puede esperarse de un director de proyecto ocupado en otros aspectos de la gestión- pero aún así, cabe preguntarse si la guía se pondrá en práctica en ausencia de mayores presiones del entorno. En este sentido, una futura existencia de criterios sociales de este tipo en las convocatorias públicas de I+D e innovación parece un método bastante más realista de fomentar la integración de la dimensión social en los proyectos, al menos de los que cuentan con financiación pública.

En resumen, nos encontramos con una obra que ofrece, por una parte, un estudio amplio sobre la integración de la dimensión social en la evaluación de las actividades de I+D e innovación, analizando las particularidades de los proyectos de los centros tecnológicos españoles; por otra, nos propone una estrategia y una metodología evaluación que se concreta en una lista de control de impactos a aplicar por parte de los directores de proyecto. El estudio pretende hacer una síntesis de diversas tradiciones, en la que lo más destacable es precisamente la capacidad de abordar el problema desde una óptica interdisciplinaria, en consistencia con el carácter interdisciplinario del equipo de investigación. De la metodología, la cartografía de impactos recogida en la lista de control es sin duda lo más interesante, por cuanto encierra reflexiones valiosas sobre la relación entre investigación, innovación y cambio social, y porque puede ser aplicable a todo tipo de actividades de I+D. Estamos, por tanto, ante una obra que aporta reflexiones valiosas y un desarrollo práctico útil en un campo de investigación que, por el momento, sigue necesitado de ambas cosas.

Paloma Sánchez Muñoz
Universidad Autónoma de Madrid