“China, retrato de un país (1949-2008)” comprende sesenta imágenes de archivo que documentan la historia de la China contemporánea: la del período que va del año 1949 hasta el momento presente. Una selección de las instantáneas recopiladas por el periodista y fotógrafo Liu Heung Shing, en el transcurso de 4 años, junto a la proyección de la trilogía cinematográfica China: A Century of Revolution, componen la muestra. Ésta se realiza con la colaboración de la editorial Taschen, que ha editado un catálogo adaptado para la exposición de Casa Asia. La muestra, que forma parte del recorrido de PhotoEspaña 2009, se inaugura el estará abierta al público hasta finales de octubre.
Las imágenes reunidas en este libro y en la muestra son las mismas que se han podido contemplar ampliadas en medio y en gran formato en la exposición que se inauguró el pasado otoño en el Today Art Museum de Pekín, de donde procede. Han sido recopiladas por el comisario de la muestra, el también fotógrafo y periodista Liu Heung Shing y se trata de una serie de fotografías que se identifica con lo que se denomina imagen de archivo, que aquí imprime momentos históricos e instantáneas de la vida cotidiana utilizando como soporte el retrato individual o de grupo. Los diferentes registros tienen en común la representación de escenas de la vida doméstica o de la vida política, de la vida de algunos hombres y mujeres, de los espectáculos de masas a los que dan pie las grandes convocatorias populares o el retrato de las figuras emblemáticas que han liderado ciertas etapas históricas.
La muestra se completa con la proyección en la sala de la trilogía China: A Century of Revolution (AMBRICA Productions), una serie formada por tres películas que abarcan tres períodos cruciales de la historia moderna china: China in Revolution 1911-1949, The Mao Years 1949-1976 y Born Under The Red Flag 1976-1997. El primer film explora los años turbulentos que precedieron al asentamiento de la República Popular de China en 1949. El segundo mira a la China de los tumultos, la de Mao Zedong y la del caos de la Revolución Cultural. Finalmente, Born Under The Red Flag evoca la remarcable transformación de China tras la muerte de Mao en 1976. Es la primera vez que se podrá ver esta trilogía en nuestro país.
La co-comisaria de esta exposición Karen Smith indica la importancia de la aparición de la fotografía en China por la capacidad de la misma para desvelar paisajes y figuras que atestiguan la existencia de mundos que comparten una misma realidad cultural y que se identifican con el nombre de una nación sin excluir la diversidad. La fotografía es, según Smith, “responsable” de la revelación de China al mundo, pese a la selección de la censura en el transcurso de un extenso período de la historia del país en el que las imágenes que se transmiten al exterior son representaciones “vigiladas”, mediante la manipulación manual. Pero, ¿cuál era el mensaje que debían comunicar estas imágenes desvirtuadas? Se trataba, según ella, de “imágenes creadas por un comité de propaganda”, que “describían los avances magnificados de un programa comunista de modernización entendida como la base del supuesto progreso”.
El período que abarca el volumen y la exposición empieza en 1949, con la proclamación de la República Popular China, y se extiende hasta el presente, cubriendo las diferentes fases de un pasado emblemático y narrado por sus escritores. “El valor testimonial de estas imágenes es irremplazable y se une al de los grandes relatos que acumulan los fragmentos de episodios representativos a su vez de lo que se puede considerar discurso y por lo tanto lo que se entiende comúnmente por habla, aunque adopten en apariencia forma de silencio cómplice”, añade Menene Gras.
El valor que las caracteriza “reside en la información que potencialmente aportan sin necesidad de ser explicadas ni interpretadas desde un inicio. Si bien es importante saber que estas imágenes han sido elaboradas por sujetos que el autor de este volumen ha identificado durante la búsqueda y descubrimiento del material que ha servido para reconstruir el recorrido de la historia de un país, cuyo desconocimiento es aún significativo, más allá de los tópicos más difundidos”, insiste Gras. Liu Heung Shing dio desde el principio una gran importancia al descubrimiento de quienes fabricaron en su momento estas copias de lo real, por considerar necesaria su mención y escuchar su propio testimonio, ante el valor de las capturas hechas por ellos de ciertos instantes irrepetibles en circunstancias determinantes. En gran parte, se trata de fotógrafos anónimos o casi clandestinos, como las fotografías que habían realizado en el transcurso de sus vidas, pese a no rechazar las imágenes oficiales ni las de aquellos que consiguieron hacerse un nombre gracias al hecho de que éstas eran representativas o aportaban datos de interés.
Las imágenes de esta muestra no sólo permiten la reconstrucción de la historia, sino también conocer la evolución de la fotografía en China desde su aparición.