Ciencia y Cultura


EL ÁRBOL DE LA CIENCIA: EVOCANDO A BAROJA, CAJAL Y JUAN RAMÓN


Verdades y espectros


Cualquier pretexto es bueno para hablar de la cultura. Esto han debido de pensar los agentes culturales que han decidido conmemorar el centenario y el cincuentenario respectivamente de los Nobeles otorgados a Ramón y Cajal y a Juan Ramón Jiménez, así como el cincuentenario del fallecimiento de Pío Baroja. Tres figuras cenitales, por distintos motivos y en distinto grado, de la cultura española del siglo XX. Al amparo de estas efemérides se ha acogido la Administración para exhumar de su riquísimo Archivo General (expedientes, fotografías, películas, cubiertas y portadas de libros, estudios sobre sus obras, etc.) la documentación conservada de estos españoles "excelentes". Académica, suntuosamente académica sobre todo, en el caso de Cajal, erizada de obstáculos administrativos -las censuras de sus obras-en lo que concierne a Baroja, y más blanca "ma non troppo" en lo que afecta a Juan Ramón.

Toda la documentación referida a la censura franquista es la expresión de un puro despropósito, que sirvió de todas maneras con eficacia al fin perseguido de ahogar el eco de cualquier disidencia respecto del discurso nacional-católico. Sólo así se explica la censura de la película "Platero y yo" (1963-1965), que fue autorizada pero "con supresiones". El franciscano burrito debía de llevar en sus alforjas alguna mercancía peligrosa, a lo que se ve. Claro que la censura era también analfabeta, como revela la autorización de la exportación de ejemplares de uno de los grandes libros últimos de Juan Ramón, "Animal de fondo" (1950): ". está escrita -anota el censor- toda la obra en unos términos tan enrevesados e ininteligibles, que la hace perder la influencia que pudiera ejercer. Se puede autorizar". Y, sin embargo, era, es, una obra que atentaba contra el corazón mismo de la ortodoxia religiosa del Régimen al postular un turbador panteísmo. El censor se superó a sí mismo en la censura del libro también juanramoniano "Voces de mi copla" (1945): "Es una serie de versos estúpidos e ininteligibles" ("sic").

Con Baroja la censura se empleó a fondo. Censuró obras enteras e incluso la edición de obras completas. La Vicesecretaría de Educación Popular declaró prohibidas "todas" las obras de Baroja en 1942. Se conservan en torno a una treintena de expedientes de censura de la producción barojiana, que alcanzó incluso a sus memorias teatralizadas. La misma censura que suspendió una edición de las memorias de Julio Caro, "Los Baroja", que finalmente verían la luz. La ideología antifranquista del sobrino de don Pío a quien se consideraba, enemigo del Régimen, fue suficiente para la decisión.

Exposición insoslayable desde muchos puntos de vista, que se anuncia como la primera de más vasta serie. Pone en contacto con la excelencia, virtud que excede su acepción mercantilista en lo "neocom" y además ilustra hasta el sarcasmo el trágico acontecer de España entre 1939 y 1975.


Miguel García-Posada

Lugar: Archivo General de la Administración. Paseo de los Aguadores, 2 Alcalá de Henares. 28871 (Madrid)
Fecha: del 6 de Noviembre de 2006 al 31 de enero de 2007
Horario: de lunes a viernes de 8.30 h a 14.30 h