La exposición la Biodiversidad en España ha sido organizada por el Ministerio de Medio Ambiente, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC, la Fundación Biodiversidad y la Fundación Repsol. Se trata de una exposición fotográfica al aire libre, que destaca la complejidad de la vida en sus diversas facetas, tratando de concienciar a la sociedad sobre nuestra responsabilidad en la desaparición de especies y para que conozcamos la inmensa riqueza biológica de nuestro país.

Realizada por la editorial Lunwerg, la exposición muestra 50 fotografías con textos del divulgador de la naturaleza Joaquín Araújo, y está estructurada en cinco apartados:

1. Qué es la vida ¿Sabemos vivir?
2. Los sistemas vitales de España (endemismos). Nuestra multiplicidad
3. Usos y abusos
4. Operaciones de rescate
5. Hacia la convivencia con la vida. La vivacidad como modelo

LA VIVACIDAD
Con la luz, con el aire, con los seres
Vivir es convivir en compañía
Placer, dolor: Yo soy porque tú eres
Jorge Guillén

En el Año Internacional de la Biodiversidad resulta apropiado que podamos asomarnos a las cuestiones básicas que mantienen o merman a las formas vivas que pueblan nuestro país y el mundo. Esta muestra nos permite realizar un recorrido desde los aspectos básicos de la vida hasta la necesidad de una formidable rectificación en los modos de usarla que imperan en la actualidad, no sin recordar antes la extraordinaria multiplicidad de sus aspectos, escenarios y los elementos que la mantienen. El hecho de que en muchos casos estemos acudiendo en auxilio de las especies más amenazadas nos permite contemplar con cierta esperanza el logro de lo que es un gran objetivo, no sólo del milenio o de los conservacionistas, sino también de la más elemental sensatez. Porque se nos quiere olvidar que somos los herederos de la multiplicación de las diferencias y que, cuando convertimos el mundo en algo más vacío y menos complejo, lo único que conseguimos es desvalijar al futuro. El verdadero impulso que permite, no ya todos los progresos, sino también todas las posibilidades es la vivacidad.

DEL SAQUEO A LA CONVIVENCIA

Como si por una herida invisible se estuviera desangrando, el gran caudal de la multiplicidad vital del planeta mengua. Pierde cada día decenas, centenares, acaso más de un millar de sus criaturas. La irreversible tragedia no puede ser cuantificada con precisión desde el momento en que tampoco nos asiste certeza en lo que al número de especies existentes se refiere. Eso sí, estamos seguros de que con ellas compartimos derredor, necesidad y origen. También nuestro futuro resultará idéntico al de la biodiversidad.

Desvalijan la multiplicidad muchas torpezas, entre las cuales la ignorancia destaca con formidable arrogancia. Ignoramos que somos lo que comemos y comemos vidas. Olvidamos que somos los que respiramos y lo que inspiran nuestros pulmones es el resultado del esfuerzo continuado de lo viviente no humano.

Descuidamos también que somos lo que bebemos y el líquido de la vida es la posibilidad misma de que algo palpite dentro de nosotros. Es más, la segregación que activamos entre nosotros y lo que somos, es decir, animados animales con ánima, pone en marcha incontables violencias; trágica agresividad que erosiona suelos, abrasa bosques, apaga transparencias, frena fluidos, envenena inocentes y, sobre todo, hace más pobre, cada día, al conjunto del planeta. Con ser tanta, tan vieja, tan perseverante y tan incuantificable e imprescindible, la vida está siendo desvalijada.

La persecución directa y la destrucción del entorno de cada especie ocupan, respectivamente, la última y la primera causa de la extinción. Y, así, lo único que ganamos es incertidumbre y soledad. Con la frase de Ortega y Gasset, "vivir es convivir", y que, sin duda, inspira los versos de Guillén que citamos, casi se comprende la propuesta básica de la vivacidad. Es el proceso que en buena medida ha guiado a la multiplicidad a lo largo de su historia, el mismo que actualmente se yergue ante nuestros ojos como formidable y coherente sugerencia para que la imitemos: lo espontáneo ha conseguido aprender a no agotar ni agotarse, es decir, convive lo que de inmediato se convierte en modelo de relaciones recíprocas, en la capacidad de mejorar posibilidades a través de las dependencias que compensan.

La diversidad biológica, es decir, los millones de especies y los miles de trillones de individuos que viven en este planeta, sólo es posible por un incesante conjunto de ciclos que cumplen con el compromiso de devolver, en parte o en todo, lo que precisaron para su despliegue. Reiteran, restituyen, reparan y recuperan, todo ello para revelar rotundamente que la pretensión de una dirección única y veloz, el acaparamiento y el no pagar las deudas ambientales no sólo hace inviable la continuidad, sino que también consigue el acabamiento.

El hecho de que no mengüe la diversidad de la vida no sólo resulta una obligación moral, sino que también adquiere altos visos de racionalidad. La biodiversidad es la más renovable de las materias primas para buena parte de las necesidades humanas, incluidas todas las absolutamente imprescindibles.

A ello debemos sumar que hay tantos millones de razones para detener la extinción como especies quedan porque, tal y como Séneca atinó, "cuando una parte del todo falta, los que quedamos ya no podemos estar seguros".