Ciencia y Cultura


CRISTOBAL COLÓN Y EL MITO COLOMBINO


En el quinto centenario de la muerte del descubridor, el Museo Naval presenta la exposición: Cristóbal Colón y el mito colombino.


En el quinto centenario de la muerte del descubridor, el Museo Naval presenta la exposición: Cristóbal Colón y el mito colombino. Con este título se pretende crear la expectativa ante una gran historia que nunca ha sido contada del todo. Y es que el mito de este personaje comenzó a adentrarse en la oscuridad desde la fecha de su fallecimiento, el 20 de mayo de 1506.

En la muestra se nos introduce en el tiempo en que vivió Colón sacando a la luz fondos del museo que conforman el puzzle de lo que pudo haber sido surcar el océano a finales del siglo XV. Documentos y pinturas de los Reyes Católicos nos ubican en pleno 1400, añadiendo los fantásticos modelos de naves como la coca en la que posiblemente Colón realizó algún viaje antes de servir a la corona de Castilla. El joven aventurero viajó por el Mediterráneo y el Atlántico, pero pronto estas costas le quedaron pequeñas y Colón empezó a pensar que podía alcanzar Catay y Cipango (China y Japón) abriendo una ruta hacia Occidente. Sin embargo, su optimismo no fue compartido por Juan II de Portugal, primero, ni por los Reyes Católicos, después. Sólo tras largas conversaciones, en las que las exigencias del aventurero estuvieron a punto de echar todo el proyecto a perder, los Reyes Católicos confiaron en él, en especial Isabel de Castilla que veía en el viaje la oportunidad de evangelizar territorios orientales.

Todo el halo mítico de estos primeros momentos del proyecto se fue haciendo más grande con el paso del tiempo, pero hasta el siglo XIX, con la revisión historicista, no se comenzó a indagar sobre los descubrimientos del navegante. Hasta esta fecha no se publicó la primera edición del manuscrito de Frai Bartolomé de Las Casas en el que se recogen fragmentos del diario de a bordo de Colón. En la exposición, la revisión del mito colombino por el movimiento romántico se nos muestra por infinidad de piezas, en su mayoría dibujos y medallas conmemorativas del IV Centenario del Descubrimiento que se acuñaron a ambos lados del Atlántico. Para completar esta revisión decimonónica conviene mirar atrás, hacia el gran lienzo de la primera sala, en que se representa idealizado a Colón en su llegada a costas americanas en 1492, como un ejemplo perfecto de la pintura historicista de esta época.

La última sala de la muestra es la más amplia y la que contiene algunas de las piezas de mayor valor del Museo, parte de su colección permanente. Se exhibe aquí la carta de Juan de la Cosa, en la que por primera vez en la historia aparecen representados los territorios americanos, tal y como se intuían en 1500. Enmarcando a esta maravillosa pieza numerosos objetos que debieron conformar el ajuar de los marineros colombinos. Especial atención merecen los instrumentos náuticos que abarcan la vitrina de la derecha, así como vajillas y utensilios que facilitarían la vida a bordo. Por último, una pequeña vitrina nos ofrece la posibilidad de descubrir entre los fondos del museo objetos rituales traídos del nuevo continente y que posiblemente sorprendieron a la tripulación al encontrarse con los habitantes de los territorios desconocidos. Todo esto acompañado de los modelos de las carabelas y la nao Santa María para sumergirnos en el fantástico viaje del descubrimiento que Colón comenzó con el título de almirante, virrey y gobernador de las tierras que descubriera, el 3 de agosto de 1492.

Visto el contenido de las salas, la exposición ofrece un pequeño pero bastante completo discurso sobre la figura de Cristóbal Colón a lo largo de la historia, pero más importante, configura una descripción evocadora de la vida en el siglo XV. Hay que valorar especialmente que la muestra permita al visitante apreciar piezas que habitualmente se guardan en los almacenes del museo y al mismo tiempo no incentivar el movimiento de las piezas expuestas, con el consabido daño que esto acarrea. En un tiempo en que la espectacularización del museo se ha vuelto la tónica general y en el que parece que estos centros pierden el sentido si no programan continuamente exposiciones temporales con objetos cedidos de otros museos, es de agradecer que el Museo Naval de Madrid organice esta muestra con el objetivo de contextualizar en un nuevo proyecto piezas vistas una y mil veces, aunque no por ello menos apreciadas, como la mencionada carta de Juan de la Cosa. Para aquellos que no hayan visitado todavía este museo, esta es una oportunidad que no deben perderse pues acompañados de cartas náuticas, compás y astrolabios comprenderemos mejor esta aventura que cambió el curso de la historia.

Para terminar una recomendación especial a "navegantes", para que echen previamente un ojo a la página web del museo, donde se ofrece una visita virtual de la muestra. Otra recomendación es concertar previamente la visita guiada que se oferta de martes a viernes o aprovechar la que recorre el museo los fines de semana a las 11.30 y que ha incluido en primer lugar la muestra.


Tamar Lavado

Lugar: Museo Naval de Madrid
Fecha: Mayo – Octubre 2006
Horario: Martes a Domingo de 10.00h a 14.00h. Lunes cerrado. Agosto cerrado
Enlaces: colon.museonavalmadrid.com
www.madrimasd.org/cienciaysociedad/museos