Desde el 17 de enero de 2008 se celebra en el edificio del Instituto Geológico y Minero de España en Madrid la exposición “Impresiones de un Viajero Geólogo, Aprendiz de Pintor”, de Santiago Ríos. Las obras se exponen en la galería de la planta principal de este edificio de principios del siglo XX, sala formada por una columnata de gran altura y una colorida vidriera superior.
En este enclave el autor despliega una serie de pinturas y dibujos realizados a lo largo de 8 años en algunos de sus viajes por el extranjero.
Santiago Ríos nació en Zaragoza en 1943. De profesión Ingeniero de Minas, desarrolló la mitad de su carrera en el Instituto Geológico y Minero de España, centro que ahora lo acoge en su otra faceta, la de pintor. En 1995 se lanzó a recuperar una vieja afición escondida, ingresando en el Estudio Goya y realizando desde entonces unas veinte exposiciones colectivas y once exposiciones individuales. En esta, la duodécima, nos muestra obras de una variedad de estilos y motivos acorde con la diversidad cultural y paisajística de los lugares en las que fueron creadas entre 1999 y 2007.
De sus periplos por África el autor nos trae acuarelas y dibujos a tinta y a lápiz de carbón de paisajes naturales, pueblos, usos sociales y tipos humanos de Egipto, Marruecos y Argelia. La pintura es de ejecución rápida e inmediata, evitando abusar de la paciencia del acompañante, y está motivada por algún rasgo exótico que el aprendiz de pintor siente necesidad de representar.
En la morada de las nieves
El Himalaya, cordillera que, según la teoría de la tectónica de placas, empezó a formarse hace unos 50 millones de años por el choque del antiguo continente de Gondwana y el de Eurasia, queda plasmada en el papel de este artista geólogo, gran aficionado a la montaña, y en esta exposición aparece acompañada por acuarelas que representan paisajes nevados de otras cumbres, como las de los Dolomitas en Italia o el Cervino en los Alpes suizos.
También asoma a la muestra el circo de Gavarnie en el Pirineo francés, una estructura geológica con forma de anfiteatro, excavada progresivamente por la acumulación del hielo en la zona. De las cumbres francesas el autor desciende a nivel del mar para representar la playa de Seignosse, uno de los pocos paisajes costeros de la exhibición, junto con un amanecer en Punta Cana y algunos acrílicos y acuarelas venecianas.
Monjes y monasterios en el Tibet y mercados, mujeres y pueblos de Nepal completan esta exposición de creación itinerante y profundos contrastes, que permanecerá abierta al público hasta el próximo día 29 de febrero.
