Ciencia y Cultura


Ant Farm / Prada Poole


Dos propuestas radicales de la arquitectura contemporánea



Media Burn Se expone en estos meses, en el CAAC, algunos de los proyectos más conocidos del colectivo Ant Farm, que tuvo actividad entre 1968 y 1978. Esta exposición está conformada por fotografías, planos y videos y ha sido producida por el francés Fondo Regional de Arte Contemporáneo, en colaboración con la Universidad de California, el Berkeley Art Museum y el MOMA de Nueva York. Junto a esta exposición se presenta otra de José Miguel de Prada Poole, arquitecto español que tiene en común con el equipo Ant Farm la radicalidad en sus propuestas de formas y materiales, aunque su experimentación es evidentemente más profunda que la del grupo.

Se asume actualmente con naturalidad que el gremio de los arquitectos es proclive a ocuparse de asuntos extravagantes. No me refiero ya al diseño de muebles, ropa, alumbrado público o papel pintado, que vienen de muy antiguo y que han generado costumbre, sino más bien a su intervención sobre los hábitos y códigos de la convivencia y de la relación humana con el medio, urbano o no, materia que, en principio, parece ajena al oficio del arquitecto y, a juzgar por algunos sus efectos plasmados en edificios, absolutamente ausente del contenido curricular de su proceso de aprendizaje. Quizá el valor de la exposición sobre el grupo de arquitectos de la “Granja de Hormigas” sea el conocimiento de una influencia original de las actuales inclinaciones de la Arquitectura.

Es habitual leer que el concepto subyacente de los proyectos del grupo fue la oposición al brutalismo, estilo arquitectónico en el que los materiales y los elementos técnicos de la construcción toman una parte esencial en la estética del edificio, por lo que no son cubiertos ni disimulados, sino utilizados como agentes de comunicación con el espectador, o el habitante. Si considerásemos que la plasmación cotidiana de los principios universales de Espacio y Tiempo son la Materia y la Acción, la oposición conceptual de Ant Farm al brutalismo es exacta: la comunicación que transmite la jerarquía de valores de Ant Farm se basa casi exclusivamente en la acción. Teniendo en cuenta el periodo vital del grupo, parece difícil que pudiera ser de otra manera. Así, la mayor parte de su obra es, por lo tanto, tributaria del happening en su modalidad de “falso suceso”, o hecho que en apariencia ocurre pero que sólo sucede porque el artista quiere que así sea y el espectador se instala en esa situación. A este género pertenecen los proyectos “Media Van” (1971, básicamente el relato de un viaje del que puede verse una película enloquecida y muy aburrida) “Media Burn” (1975, contradictorio happening en el que un automóvil se estrella contra una instalación de televisores, forzando la alegoría de una imaginaria autodestrucción de los dos fetiches fundamentales de la sociedad norteamericana que sólo sucede, paradójicamente, si se ve por la televisión) y “The Eternal Frame” (1975, dramatización del asesinato de John F. Kennedy, según lo vieron los telespectadores).

House of CenturyLeemos en el programa de la exposición que el estilo estrictamente arquitectónico de la Granja de Hormigas tiene influencias de Richard Buckminster Fuller y de Paolo Soleri. Teniendo en cuenta que los desarrollos más “delirantes” de éstos fueron la cúpula geodésica, del primero, y la urbanización Arcosanti, del segundo (que fue discípulo de Wright) considerar que la arquitectura real del grupo tuvo una entidad tal como para mostrar estas influencias es considerar demasiado. La arquitectura real de Ant Farm se reduce a una casa de veraneo en la orilla de un lago tejano que, de parecerse a algo, se parece a los dibujos de naves espaciales de Moebius. La casa está actualmente en ruinas, resultando igual de efímera que las obras de arte en acción del grupo.

No obstante, el recuerdo de la existencia y los valores de Ant Farm se sustenta en su célebre instalación paisajista “Cadillac Ranch” (1974), de la que la exposición ofrece una descripción minuciosa. Según cita R. Ellmann en su biografía de Wilde, éste escribió: “He descubierto que el alcohol, tomado en cantidad suficiente, produce todos los efectos de la embriaguez”. Confieso que no he leído la obra de Ellmann que, de hecho, sólo la conozco por un artículo en la sección de artes de The New York Times, pero este descubrimiento de Wilde nos sirve para ilustrar el proceso de identificación entre dos sucesos originados aparentemente con distinta intención. Los diez cadillacs alineados en un páramo cercano a Amarillo (Texas) son, por la acción del tiempo, los elementos y “la apropiación del lugar” por parte de la gente, actualmente indistinguibles de la chatarra semienterrada, independientemente de los motivos que originaron su creación.

Instant CityEn fin, una exposición interesante sobre todo para aquellos que, sólo a causa del azar, convivimos con esa forma de ver el mundo y que por eso estamos familiarizados con el significado de sus códigos estéticos pero que, tras la visita a estas imágenes de moderna arqueología moderna, no podemos sustraernos a sentimientos como la curiosidad que nos causa la memoria de lo que fuimos, la tristeza de lo que pudimos ser y, en definitiva, la añoranza de nuestra juventud.

Previa a la exposición de Ant Farm se encuentra otra del vallisoletano José Miguel de Prada Poole (1938). Prada Poole es un arquitecto vanguardista defensor de la construcción con materiales plásticos. Aunque es más conocido por sus propuestas radicales, su labor docente y su participación en muestras internacionales (como en el pabellón español de la Bienal de Sao Paulo, 2003) que por su obra arquitectónica, tuvo en Sevilla, donde se celebra esta exposición y escribo esta reseña, dos edificios muy característicos de su estilo, ambos desaparecidos en la actualidad. El primero albergó una pista de hielo en la década de los 70 que tuvo por nombre Hielotrón. Sí, créanme, en Sevilla hubo una vez una pista de hielo y estuvo funcionando unos años, no recuerdo cuántos, hasta que la crisis económica acabó con la afición que, por aquél entonces, no era masiva. Hielotrón era un edificio de estructura blanda, realizado con materiales plásticos y neumático, heredero de otra edificación anterior cuyo proyecto y desarrollo se muestra en esta exposición: “Instant City”. El otro edificio fue el Palenque, espacio destinado al encuentro social erigido con motivo de la Exposición Universal de Sevilla de 1992. Las cúpulas cónicas de plástico blanco suspendidas de El Palenque fueron demolidas el año pasado y todo el espacio, reurbanizado para ser destinado a fines más prosaicos.

AtlántidaEn esta ocasión se presentan tres proyectos, uno real y dos utópicos, de Prada Poole. El primero, desde el punto de vista cronológico, es “Jonás” (1968), un proyecto de ciudad modular destinada a existir en simbiosis con sus habitantes que viven en el interior, de ahí su nombre. Otros calificativos como “inteligente”, “viviente” o “autónoma” son exagerados y probablemente sólo se justifican por la prodigalidad con que se adjudican actualmente adjetivos extraídos del ámbito biológico a cualquier fabricación humana occidental, aunque implique el consumo de cantidades masivas de combustibles fósiles, derivados del silicio y metales pesados. A pesar de que las pocas expresiones concretas del proyecto han tenido un aspecto más parecido a atracciones de un parque acuático que a un espacio habitable, el valor de “Jonás” es el de servir de laboratorio para conceptos transformadores de paradigmas constructivos de efectos prácticos, aunque parciales.

“Instant City” fue un conjunto urbano, también neumático y efímero, destinado a albergar a asistentes a un congreso internacional de diseño que se celebró en Ibiza en 1971. En Instant City se incorporan soluciones eficaces para la realización de este tipo de construcciones que fueron ideadas ad hoc y que son correctamente expuestas por los organizadores de la muestra con una intención analítica y didáctica que es de agradecer. La ciudad fue erigida para cumplir unos fines y, realizados éstos, desapareció y fue “reciclada”. Desconozco cuáles eran los cauces de reciclaje de plásticos en los años setenta pero me temo que este calificativo es también exagerado.

Cadillac Ranch“Atlántida” (1983) es una propuesta utópica de una ciudad creciente, resultante de la conexión de estructuras tubulares inflables, fruto de la relación de Prada Poole con el Instituto Tecnológico de Massachussets, que alberga los medios de sustentación de sus habitantes y que flota en el mar. Su habitabilidad implica la utilización de tecnologías de regulación térmica y solar y de soluciones destinadas a la protección de la estructura global y a la producción de alimentos que, a pesar de que aparentemente algunas de ellas deben sucumbir fatalmente a la Ley de Arquímedes, no dejan de ofrecer un resultado simplemente hermoso.

La propuesta de “arquitectura plástica” de Prada Poole es muy radical y aparentemente de ficción pero, a juzgar por lo expuesto en 2005, en un editorial del propio arquitecto, su expresión real y cotidiana en un nuevo paradigma arquitectónico sólo precisa de tiempo, asimilando este proceso al de la utilización masiva del acero en la construcción de edificios desde el siglo XIX. Quizá esto sea cierto pero la pregunta crucial que el espectador de esta exposición se hace es ¿Quiero vivir en una casa de plástico hinchable? Y esta pregunta debería ser reformulada por éste y otros arquitectos, para introducir un elemento, aunque sea germinal, del hasta ahora discutido contenido moral de sus construcciones, intelectuales y de las otras.


Antonio Romero Tabares

Lugar: Centro Andaluz de Arte Contemporáneo
Avda. Américo Vespucio, 2. Isla de la Cartuja. 41092 Sevilla
Fecha: Hasta el 8 de junio de 2008
Horario: Martes a viernes: de 10:00 a 21:00 h. Sábados: de 11:00 a 21:00 h
Enlaces: www.caac.es/programa/antfarm08/frame.htm