Ciencia y Cultura


TESOROS SUMERGIDOS DE EGIPTO


Un viaje al pasado de Egipto a través de sus restos arqueológicos subacuáticos



Colosal estatua de granito rosado de Hapi, dios de la crecida del Nilo. La estatua de granito se encuentra en el Museo Marítimo de Alejandría. Altura 540 cm, anchura 105 cm, peso 6 toneladas, siglo IV a. C., principios de la Época Ptolemaica La Gran Exposición Mundial Tesoros sumergidos de Egipto, que se presenta actualmente en el Antiguo Matadero de Legazpi, en Madrid, nos permite acercarnos a las tierras del Nilo para conocer detalles de unos 1500 años de su historia milenaria, aquellos que median entre, aproximadamente, el 700 a.C. y el 800 d.C.

Se trata de un amplio periodo a lo largo del cual se sucedieron las últimas etapas del Egipto faraónico (dinastías XXV-XXXI) y concluyó la época dinástica, cerrada con la reina Cleopatra VII (dinastía XXXII, 51-30 a.C.). Egipto quedó supeditado al poder de Roma. Fue provincia romana (30 a.C.-395 d.C.) y territorio bizantino (395-641) hasta que en el año 641 pasó a formar parte del Califato Omeya, situación que se mantuvo hasta el 750. Es una historia larga, compleja y asombrosa. Quizá menos conocida, a nivel general, que otros periodos de la historia del antiguo Egipto como la época de las pirámides, en el Reino Antiguo (dinastías III-VI; c. 2686-2181 a.C.), o los reinados de los grandes faraones del Reino Nuevo (dinastías XVIII-XX; c. 1550-1069 a.C.), que buscaron la eternidad en sus hermosas tumbas del Valle de los Reyes. La exposición nos acerca a un Egipto distinto, más moderno, de personalidad más abierta e identidad menos marcada. Un Egipto que al final de la época faraónica había estado regido por dinastías de procedencia extranjera diversa: líbica en la dinastía XXII (c. 945-715 a.C.); etiope en la XXV (c. 746-656 a.C.), persa en las dinastías XXVII (525-404 a.C.) y XXXI (343-332 a.C.), y greco-macedonia en la XXXII (305-30 a.C.).

Colosos de una reina ptolemaica representada como Isis y de Hapi, dios de la crecida del Nilo, granito rosado, descubiertos en el gran Templo de Amon en la ciudad de Heraclion-Tonis, Época PtolemaicaLa exposición nos propone conocer detalles de Egipto en aquellos siglos del pasado a través de los restos arqueológicos recuperados en tres espacios urbanos de la antigüedad que hoy están ocultos en el fondo del mar. Las ciudades de Canopo, Heraclion y Alejandría, contaron con templos, puertos y barrios de los que la exposición nos presenta detalles. Los tres enclaves tuvieron su momento de mayor apogeo bajo la dinastía greco-macedonia. Su importancia decayó con el tiempo y en el siglo VIII de nuestra era Canopo y Heraclion quedaron cubiertas por el Mediterráneo, al igual que algunas zonas ribereñas de Alejandría.

Las excavaciones subacuáticas y otros trabajos realizados por Franck Goddio y su equipo, en colaboración con el Consejo Superior de Antigüedades de Egipto, han permitido conocer datos de gran interés de esos mil quinientos años de la historia egipcia. Los arqueólogos han recuperado del mar un buen número de piezas de las que la exposición presenta un total de 489. A través de ellas es fácil constatar las numerosas influencias extranjeras que entre el 700 a.C. y el 800 d.C. afectaron a Egipto y la fusión cultural que se produjo en aquellos siglos en las ciudades del delta del Nilo.

Colosal cabeza de una estatua identificada como Cesarion. Portus Magnus de Alejandría, Granito negro, siglo I a.C.La exposición nos introduce en ese mundo antiguo, oculto en el fondo del mar, a través de un “Prólogo” en el que se ofrecen al visitante los puntos de referencia geográficos e históricos imprescindibles para la visita. Se informa, además, del desarrollo y los objetivos del proyecto de arqueología subacuática dirigido por Franck Goddio, ilustrados con mapas, maquetas e imágenes de video.

El siguiente espacio a visitar está dedicado a la ciudad egipcia de Per-gwaty, llamada Canopo por los griegos en recuerdo del legendario navegante que llevó a Menéalo y a su esposa Helena, después del asedio de Troya, hasta las costas egipcias. La ubicación de Canopo bajo las aguas, en las inmediaciones de la bahía de Abukir, se sospechaba desde finales del siglo XIX y algunas piezas escultóricas fueron recuperadas antes del inicio de los trabajos de Franck Goddio. El arqueólogo francés y su equipo, en excavaciones realizadas en Canopo-Este, han recuperado piezas muy notables, como la Naos de las Décadas, una pequeña capilla de granito negro dedicada por el faraón Nectanebo I (dinastías XXX, 380-362 a.C.) al dios Shu. Vaso con la forma de Osiris-Canopo, mármol, siglo II-I a.C.
Las inscripciones jeroglíficas inscritas sobre la capilla ofrecen el primer texto conocido que asocia la astronomía y la astrología. Desde 1777 se habían recuperado algunos fragmentos de este excepcional monumento en Abukir y Canopo. En 1999 el equipo de F. Goddio pudo completar la pieza tal y como se presenta en la exposición. La muestra incluye dos magnificas esculturas recuperadas en Canopo. Una de ellas es la cabeza de una estatua helenística de mármol blanco de excelente factura que probablemente perteneció a la imagen colosal del dios Serapis que se guardaban en el templo a él dedicado en aquella ciudad. La otra pieza es una escultura fragmentaria en granito negro que presenta una figura femenina delicadamente cincelada que parece evocar la imagen de Afrodita, la diosa griega nacida de la aguas, y en la que se ha querido identificar a la reina ptolemaica Arsinoe II (253-252/246 a.C.).

Cabeza gigante del dios Serapis, Canopo, Mármol, siglo II a. C.La exposición dedica un espacio mayor al enclave de Heraclion, ciudad que los egipcios llamaban Tonis. Sus restos hoy reposan a seis metros de profundidad en la bahía de Abukir, a más de seis kilómetros de la costa. De las aguas los arqueólogos han recuperado piezas epigráficas muy bellas y de gran interés científico. Una de ellas, la Estela de Tonis-Heraclion, presenta imágenes de Nectanebo I y un amplio texto jeroglífico relativo a las tasas establecidas para los comerciantes griegos por el gobierno egipcio. Otra importante pieza epigráfica es una estela monumental de granito rosa con imágenes del faraón Ptolomeo VIII Evérgetes II (145-116 a.C.) y sus esposas y un texto bilingüe, griego y egipcio, en escrituras griega y jeroglífica, con datos referidos a cultos dedicados a diversas deidades. Se conoce la localización bajo las aguas del templo de Heraclion. De allí proceden las imágenes colosales en granito rosa de un rey y una reina de la dinastía greco-macedonia y una estatua, también colosal, que representa a Hapi, la personificación divina de la crecida del Nilo.

Las piezas monumentales están acompañadas por un número muy importante de objetos de naturaleza diversa y gran importancia arqueológica: vasijas cerámicas de distintas épocas, recipientes metálicos, objetos de vidrio, monedas, amuletos, etc., piezas de uso cotidiano, de relativo valor intrínseco que reflejan muchos aspectos de la vida y de las gentes que protagonizaron aquellos siglos de la historia egipcia.

Un sacerdote portando a Osiris Canopo, y las dos esfinges encontradas muy cerca. Las figuras se limpiaron y recolocaron donde habían sido encontradas. Portus Magnus de AlejandríaLa exposición reserva un espacio algo menor a la ciudad de Alejandría, la capital de Egipto durante la dinastía ptolemaica que esconde bajo las aguas del mar importantes enclaves de su glorioso pasado. Los arqueólogos han realizado trabajos de prospección utilizando sofisticados instrumentos electrónicos que han permitido establecer el plano del Portus Magnus tal y como era hacia el año 800 de nuestra era y conocer otros muchos datos. De las zonas sumergidas se han recuperado importantes esculturas; algunas de ellas forman parte de la exposición.

Dejando Alejandría atrás el visitante parece entrar en el mar para recorrer, de unas brazadas, los últimos metros de la muestra. Un suelo luminoso y azulado que refleja unos grandes capiteles de granito rosa, nos conduce a la salida con la sensación de dejar atrás el fondo marino del que tanto hemos aprendido. Las esculturas monumentales, las grandes estelas, las monedas, las vasijas, los amuletos egipcios, las cruces cristianas y otros muchos objetos recuperados de un pasado sumergido en el mar, nos han permitido percibir el espíritu de Egipto en aquellos siglos del pasado: un Egipto que sintió el peso de la tradición, asumió los cambios políticos y expresó con fuerza su sentir religioso a lo largo del proceso histórico que le llevó a virar su mirada desde la fuerza de la imagen del sol al icono de la media luna.


María José López Grande
Universidad Autónoma de Madrid

Lugar: Matadero de Legazpi
Madrid. Pº de la Chopera, 10-12.
Fecha: Del 16 de abril al 28 de septiembre
Horario: De lunes a domingo de 10 a 22 horas
Enlaces: www.tesoros-sumergidos-egipto.es/
Mas Información: www.mataderomadrid.com