¿Qué son los lagos del pasado? ¿Cómo los podemos reconocer? ¿Cuál es el lago más antiguo que se ha reconocido en el registro geológico de nuestro país? ¿Qué diversidad de animales y plantas vivió en sus profundidades y en sus alrededores? La mayoría de los lagos que han existido en el transcurso del tiempo geológico han desaparecido y sólo tenemos evidencias de su presencia a través de unos sedimentos finamente laminados que se denominan varvas. Con mucha frecuencia, entre estas varvas se encuentran fósiles de animales y plantas que se relacionaron de un modo u otro con la dinámica del lago. La historia narrada en esta exposición comienza en el Carbonífero, hace más de 300 millones de años, con los restos de vegetales fósiles encontrados en Villablino (León), un pueblo con una gran tradición en la minería del carbón. Proceden de los grandes bosques que poblaron la zona en esa época remota en los que, asociados a un sistema lacustre, vivían también artrópodos de gran tamaño, como arañas y libélulas. Si en nuestro viaje en el tiempo avanzamos unos cuantos millones de años llegamos hasta el Cretácico, un periodo muy importante en el desarrollo de los dinosaurios, como lo atestigua el hallazgo de sus pisadas en las orillas de un lago localizado en lo que hoy es la cuenca de Cameros (La Rioja) o la presencia del esqueleto fosilizado del herbívoro Pelecanimimus en el yacimiento de Las Hoyas (Cuenca).

Pero sigamos nuestro viaje. Durante el Oligoceno existió un lago en As Pontes (A Coruña). Los sedimentos acumulados en su fondo dieron lugar a la formación de lignitos en el transcurso del tiempo geológico. Su posterior extracción a cargo de Endesa generó una hondonada que está previsto se rellene con aguas de las cuencas hídricas limítrofes, creándose un nuevo lago ¡en el mismo lugar en el que hace 29 millones de años existió otro!

Más recientemente (y en geología hablar de algo reciente siempre supone pensar en unos cuantos millones de años atrás), durante el Mioceno, encontramos en Rubielos de Mora (Teruel) restos de calicotéridos, unos enormes mamíferos ya extinguidos emparentados con los caballos y los rinocerontes. Vivieron en las inmediaciones de un lago que a la sazón, hace unos 20 millones de años, existió en Rubielos. En los sedimentos de este lago se han encontrado además insectos como mosquitos, hormigas o chinches. También en otros lagos de edad mioceno tenemos anfibios con una conservación excepcional. Se trata de las ranas encontradas en el yacimiento de Libros (Teruel), magníficos ejemplares que nos hablan de las extraordinarias condiciones que concurrieron en su proceso de fosilización. Y, ¿qué ocurre con las plantas? ¿Existen buenos ejemplos de vegetales fosilizados asociados a lagos? La respuesta la encontramos en La Cerdaña (Lleida), donde han aparecido hojas de laurel, haya, álamo, arce, etc. con una edad aproximada de 7 millones de años. ¡Casi un suspiro en nuestro viaje en el tiempo!

Dinosaurios, ranas, cocodrilos, chinches, peces, aves, hormigas, robles, pinos, arces, helechos con semillas. los ecosistemas lacustres nos muestran la gran diversidad de vida que bullía en los lagos del pasado, cuyos testimonios han llegado hasta nosotros a través de sus restos fósiles. Te invitamos a acompañarnos en este viaje en el tiempo por los lagos del pasado.