La muestra ofrece la oportunidad de contemplar algunas de las piezas taínas más importantes entre las que se encuentran algunos ejemplares únicos, referentes indispensables en los repertorios dedicados al arte y la arqueología de este pueblo caribeño de las Antillas mayores y Bahamas. Entre los objetos más destacados cabe mencionar algunos cemíes de gran formato (representaciones de las divinidades) y dúhos (asientos ceremoniales) en madera, procedentes del British Museum. Por ello hay que felicitar a los organizadores y al Museo de América por esta iniciativa.
Como su título indica, la exposición está dedicada a la cultura taína a través de la obra de Ramón Pané, monje jerónimo que acompaña a Colón en su segundo viaje permaneciendo en la Española cuatro años, tiempo suficiente para aprender las lenguas de los indios y tener así información directa acerca de su ideología y costumbres, recibiendo el encargo del Almirante de escribir cuanto ha aprendido de ellos, un conocimiento que queda reflejado en su obra: Relación acerca de las Antigüedades de los indios, en torno a la cual se pretende hacer el discurso de la exposición, una excelente idea que permitiría entender el significado de las obras expuestas y algunos aspectos de la vida, los ritos y las creencias del mundo taíno.
Sin embargo es una oportunidad perdida ya que los textos que se exhiben no permiten comprender el papel de las piezas expuestas en el contexto de la vida cotidiana, los mitos, y los ritos taínos. Es el caso del rito de la cohoba ceremonia en la que el hechicero entraba en trance, previo ayuno y tras inhalar alucinógenos para lo cual se empleaban platos para colocar el polvo e inhaladores como algunos de los que ese presenta en la exposición. Faltan en la exposición otras piezas habituales en la colecciones taínas: las espátulas vómicas utilizadas para la purificación previa al ritual de la cohoba.
Junto al hechicero o behique, el cacique presidía ésta y otras ceremonias sentado en un escabel de madera denominado duho de los que la muestra también ofrece magníficos ejemplares con representaciones zoomorfas o antropomorfas, uno de ellos con incrustaciones de oro sirve de imagen de portada a la exposición. En este contexto habría que haber incluido la referencia puntual que se hace al batey, lugar donde se celebran los actos públicos y ceremonias como la descrita y que se presenta en una pequeña fotografía como algo aislado de las piezas.
El mundo de las creencia taínas está también representado por una importante colección de cemíes que son la expresión de las divinidades protectoras y de los antepasados que adquieren aspecto muy diverso, tanto por su morfología antrpomorfa o zoomorfa, como por la materia prima que estaban realizados: piedra o madera, entre los ejemplares más comunes se encuentra los trigonolitos, piedras de tres puntas, o algunas de las esculturas lígneas que se exhiben como el denominado cemí-pájaro o una gran representación antrpomorfa.
No faltan en la exposición tanto elementos de adornos personal elaborados en piedras duras como la cuarcita lechosa, otros objetos ceremoniales o de prestigio como los cinturones o aros líticos (entre ellos los conservados en el Museo de América) o útiles de vida cotidiana como recipientes cerámicos, morteros y manos de moler que hubieran permitido introducir al visitante en la importancia de la agricultura basada, sobre todo en la yuca y en otras especies originarias de América como el maíz.
En suma una exposición que ofrece la oportunidad de contemplar algunas de las mejores obras de la cultura taína que se conservan en el British Museum aunque no se haya cumplido el objetivo de acercarse, a través de la obra de Pané y de los objetos expuestos, al pensamiento y la vida de los indios taínos.
