Fecha
Autor
Carlos Lázaro Ávila, Profesor de Historia y Doctor en Antropología de América. Profesor del IES Antares (Rivas Vaciamadrid)

Emilio Herrera Linares (1879-1967)

Emilio Herrera, hombre de compromiso. Uno de los rasgos más sobresalientes de Herrera fue su fidelidad a la palabra dada, aspecto que se convirtió en un elemento definitorio de su personalidad y le granjeó el respeto de propios y extraños. El militar granadino tenía profundas convicciones católicas y monárquicas, pero cuando Alfonso XIII le desvinculó en 1931 de su lealtad a la corona, acató al gobierno de la República porque emanaba de las urnas. La guerra civil le deparó muchos sinsabores: perdió la amistad de numerosos amigos -entre ellos, Kindelán, jefe de la aviación franquistas- su hijo Emilio, piloto de caza, murió en combate y mientras que su hijo, el poeta José Herrera Petere, militaba en el Partido Comunista, a Herrera se le consideraba "políticamente tibio" por su pasado como Gentilhombre de cámara y su animadversión hacia los asesores soviéticos de la República.

Emilio Herrera, hombre de compromiso. Uno de los rasgos más sobresalientes de Herrera fue su fidelidad a la palabra dada, aspecto que se convirtió en un elemento definitorio de su personalidad y le granjeó el respeto de propios y extraños. El militar granadino tenía profundas convicciones católicas y monárquicas, pero cuando Alfonso XIII le desvinculó en 1931 de su lealtad a la corona, acató al gobierno de la República porque emanaba de las urnas. La guerra civil le deparó muchos sinsabores: perdió la amistad de numerosos amigos -entre ellos, Kindelán, jefe de la aviación franquistas- su hijo Emilio, piloto de caza, murió en combate y mientras que su hijo, el poeta José Herrera Petere, militaba en el Partido Comunista, a Herrera se le consideraba "políticamente tibio" por su pasado como Gentilhombre de cámara y su animadversión hacia los asesores soviéticos de la República.

Emilio Herrera nació en el seno de una familia con gran raigambre militar e interés por la ciencia que contaba entre sus antepasados con Juan de Herrera, el prestigioso arquitecto que diseñó El Escorial para Felipe II. Dadas las notables aptitudes para las matemáticas y dibujo, el joven Emilio inició la carrera de Arquitectura, pero la tuvo que abandonar por un incidente con un profesor. Ingresó a los 17 años en la Academia de Ingenieros de Guadalajara que dirigía Pedro Vives con un gran espíritu científico y experimental, licenciándose como oficial en 1903. Al igual que otros militares y científicos europeos coetáneos, Herrera vislumbró las posibilidades científicas que subyacían en la naciente aeronáutica y ese mismo año solicitó su traslado a la Escuela Práctica de Aerostación para conseguir el dominio completo en el manejo de los aerostatos, participando en ascensiones científicas (observación del eclipse solar de Burgos, 1905) y deportivas (competición Gordon Bennett, 1906).

Carlos de Haya presentando su invento para vuelo sin visibilidad a Emilio Hererra, Colección familia Carlos de Haya
Carlos de Haya presentado su invento para vuelo sin visibilidad a Emilio Hererra, Colección familia Carlos de Haya

Su acreditada experiencia aerostera hizo que en 1909, al poco tiempo de haber contraído matrimonio con Irene Aguilera Cappa, integrara una expedición aerostática militar destinada a Melilla para apoyar las tropas que iban a sofocar una rebelión en el Protectorado español de Marruecos. Después de la participación de la aerostación militar globos en África, se extrajo la necesidad de contar con una aeronave que no estuviera limitada por el cable que anclaba al globo cautivo a tierra, y Herrera acogió con satisfacción la llegada del España, el primer dirigible militar español, con el que obtuvo el título de piloto de dirigible. Aunque parte de sus estudios posteriores estuvieron vinculados a los dirigibles, depositó sus esperanzas aeronáuticas en lo aviones que había observado junto a su amigo Alfredo Kindelán Duany en una exhibición que hicieron un año antes los hermanos Wright en Ausburgo.

González Gallarza y Herrera a bordo de un Farman en el aeródromo de Guadalajara. Archivo Fotográfico Latorre y Vegas. Biblioteca de Investigadores de Guadalajara
González Gallarza y Herrera a bordo de un Farman en el aeródromo de Guadalajara. Archivo Fotográfico Latorre y Vegas. Biblioteca de Investigadores de Guadalajara

Herrera formará parte del primer grupo de aviadores militares españoles, atravesó con José Ortiz Echagüe el estrecho de Gibraltar en avión (1914) y participó con la aviación en una nueva campaña marroquí. A partir de ese año centró sus estudios en los principios científicos, técnicos, comerciales y legales de la aeronáutica. Desde 1918 promovió el establecimiento de una línea de pasajeros transoceánica, la Transaéra Colón que, equipada con los dirigibles del ingeniero Leonardo Torres Quevedo, uniera Europa y América. Esta empresa cayó posteriormente en la órbita económica alemana y Herrera, en calidad de segundo comandante de dirigible, llegó a atravesar el Atlántico con el LZ 127 Graf Zeppelin.

En la década de los años 20, Herrera estuvo inmerso en una gran actividad; al mismo tiempo que promocionaba la Colón y ayudaba a Juan de la Cierva con su autogiro, se encargó de la construcción del embrión científico de la aeronáutica española, el Laboratorio Aerodinámico de Cuatro Vientos (1921) dotado de uno de los túneles de viento más grande y moderno de Europa. Esta labor culminaría siete años más tarde con la creación de la Escuela Superior de Aerotecnia, donde se formarían los futuros ingenieros aeronáuticos españoles. Herrera la dotó con un cuadro docente formado por los mejores técnicos militares y la participación en seminarios de los profesores universitarios más prestigiosos (Cabrera, Terradas, Palacios, Puig Adam, Rodríguez Bachiller).

Graf Zeppelín sobrevolando Sevilla
Graf Zeppelín sobrevolando Sevilla

El año 1931 supuso la ruptura del vínculo de fidelidad de Herrera con Alfonso XIII (que le había nombrado Gentilhombre después del vuelo del Estrecho). El militar granadino, imbuido por la idea de que el poder castrense tenía que estar sometido al gobierno legalmente constituido, juró lealtad a la II República. Su prestigio como científico en el campo de la aeronáutica le había hecho asistir a varios simposios internacionales y en dicho año fue nombrado experto internacional de aviación por la Sociedad de Naciones. Un año más tarde, patenta una regla de cálculo para resolver problemas aerodinámicos e ingresa como miembro en la Academia de Cienciaspronunciando un discurso sobre un ambicioso proyecto: una ascensión en globo para estudiar la estratosfera empleando una escafandra que constituirá el antecedente de los trajes espaciales. Herrera llevó a cabo los preparativos del globo y la escafandra en los talleres del Polígono de Aerostación de Guadalajara y en el Laboratorio Aerodinámico de Cuatro Vientos pero la ascensión, proyectada para 1936, se tuvo que suspender por el inicio de la guerra civil.

Herrera, fiel al gobierno republicano, es nombrado jefe de los servicios técnicos y organiza las escuelas de aviación de la República, llegando a ser nombrado general de las fuerzas aéreas. El fin de la contienda le sorprende durante un viaje a Sudamérica y se exilia en París, a donde viajará posteriormente su esposa. Durante la ocupación nazi de Francia el gobierno alemán le ofreció trabajar en el Laboratorio de Vibraciones de Berlín pero la propuesta fue vetada por el gobierno de Franco. Herrera y su esposa vivían humildemente con sus colaboraciones en revistas aeronáuticas y de divulgación científica, así como de los derechos de las patentes de un sistema de doble proyección geográfica y un flexicalculador para resolver funciones e integrales elípticas. En 1945, tuvo notoriedad la publicación de un artículo sobre el uso de la bomba atómica que fue rechazado por la prensa especializada días antes del ataque nuclear sobre Hiroshima.

Al finalizar la guerra, Herrera continuó su amplia labor científica que culminó con el ingreso en la ONERA francesa, fue nombrado consultor de la UNESCO sobre temas de física nuclear –dimitiendo tras la entrada de España en la ONU- siendo elegido miembro de la Academia de Ciencias de Francia, país al que propuso un proyecto de lanzamiento de satélite artificial. Al mismo tiempo, el ingeniero granadino se decantó por una firme política antifranquista que le llevó a formar parte del gobierno de la República en el exilio, inicialmente como ministro sin cartera y después como presidente del gobierno. En 1967, Herrera encabezó una propuesta de reconciliación nacional que, con el apoyo de políticos y religiosos españoles, proponía un referéndum en el que los españoles pudieran elegir entre monarquía o república. Falleció en Ginebra a los 88 años.

Más información:

LÁZARO ÁVILA, Carlos, 2001. La aventura aeronáutica. Pioneros del aire, autogiros y aerostatos. Madrid: Nívola. ISBN: 8495599198

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