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Autor
Xavier Pujol Gebellí

Los padres de Internet vuelven a escena

Algo debe estar ocurriendo en el convulso mundo de Internet cuando algunos de los más renombrados actores de su historia han decidido salir a la palestra.Tal vez sea porque no les guste la evolución actual de la red de redes o, simplemente, porque la imaginación, de nuevo, vuelve a desbordarles. El caso es que Vinton Cerf, Tim Berners-Lee y los físicos e informáticos del CERN, en Ginebra, han puesto sobre el tapete nuevas y originales propuestas que podrían contribuir a darle un revolcón a Internet.
Las distintas ideas se han ido concretando estos últimos meses. Cerf habla de construir una gran Internet interplanetaria; Berners-Lee, de cómo articular webs semánticas; y desde el CERN se ha dado definitivamente luz verde a GRID, algo así como una arquitectura alternativa sobre la que construir nuevas redes interconectadas. Ni que decir cabe que las propuestas han suscitado cierto interés, pero también una gran desconfianza y no pocos recelos. Al fin y al cabo, las tres afectan en lo más íntimo el corazón de la Internet actual y, por supuesto, el bolsillo de las grandes compañías que en los últimos años han pilotado su evolución. El desarrollo de los distintos proyectos incide en aspectos tan clave y estratégicos como la organización de la red, la configuración de los sitios web y la velocidad y protocolos de transmisión.

Sobre la construcción de una Internet interplanetaria hay poco que contar aunque, ciertamente, ese poco puede valer mucho. Cerf y sus colegas llevan un tiempo desarrollando un protocolo de transmisiones que permita, entre otras cosas, mandar mensajes de Marte a la Tierra de forma prácticamente instantánea. Aunque el objetivo suene a ciencia ficción y la aplicabilidad como algo muy remoto, lo cierto es que la arquitectura del protocolo ya existe y que se prevén pruebas reales para validar su funcionamiento en 2003.

La bandera de la propuesta ha sido tomada por la NASA y su prestigioso Jet Propulsion Laboratory. De momento se ha convertido en un documento publicado por la Internet Engineering Task Force en el que se define su arquitectura y se proponen fórmulas para asegurar su viabilidad. En el documento se presenta la Internet Interplanetaria como una gran red de redes que se comunican entre si con el doble objetivo de ganar celeridad y seguridad, al tiempo que salvar el factor distancia, algo harto comprensible cuando se trata de recorrer varios cientos de miles de kilómetros en fracciones de segundo. Sólo la interconexión de redes a partir de un nuevo protocolo, asegura Cerf, puede obrar el milagro de desplazarse a velocidades superiores a la de la luz.

Detrás de la propuesta, que será testeada en futuras misiones de la NASA a Marte previstas para 2003, hay varias empresas interesadas que están estudiando fórmulas para "bajar al suelo" lo que ahora apunta al espacio exterior. Entre otras, algunas que trabajan con la idea de construir satélites con servidores a bordo que puedan proveer de información a grupos de usuarios concretos. Por ejemplo, para la transmisión de datos masivos de uso científico, tecnológico o económico. Y en un futuro no tan lejano, de datos hoy poco manejables por conductos convencionales como los que componen determinados servicios bajo demanda, es decir, desde opciones de ocio hasta telebanca o telefonía basada en IP.

El concepto de GRID, por otra parte, surge de un planteamiento bien distinto. Ingenieros, físicos e informáticos del Large Hadron Collider (LHC), el nuevo acelerador de partículas del CERN, en Ginebra, plantean algo así como una "enorme propuesta de software abierto" que permita desarrollar aplicaciones que combinen aspectos de la computación en paralelo, de la tecnología multimedia o de los principios de la computación distributiva y colaborativa.

GRID nace, como explicaba recientemente Manuel Delfino, responsable de la División de Tecnologías de la Información en el CERN, de una necesidad: definir fórmulas compatibles con la tecnología actual y con un coste económico asumible para resolver problemas tecnológicos complejos. El más significativo, y que ha servido como motor de arranque, es la búsqueda del boson de Higgs, un experimento fundamental en física de altas energías capaz de generar enormes masas de datos, ni más ni menos que un petabyte de información almacenada por año. Para refinar los datos a la suficiente velocidad, no hay otra alternativa que buscar fórmulas estándar de información distribuida, algo así como arquitecturas cerradas en si mismas pero con capacidad de interconexión externa. Dicho de otro modo, enormes intranets formadas a su vez por redes, que puedan superponerse e interconectarse empleando algoritmos y agentes inteligentes.

El resultado final, al que se llegará en unos años, es equivalente a una nueva alternativa que no suplantará a la web actual sino que la complementará. Su campo de aplicación no será entonces sólo la física de altas energías. Va a estar también la biotecnología, la genómica o la gestión de grandes bases de datos, además de aproximaciones a mecanismos inteligentes de búsqueda y de prestación de servicios a usuarios domésticos.

En esta línea, vinculada o no a GRID, es donde resuena la voz de Tim Berners-Lee. Para el creador del sistema web actual, nacido a principios de los noventa, es imprescindible dotar de inteligencia a la red. Hasta ahora, defiende, el crecimiento ha sido masivo y poco ordenado, lo cual va a dificultar la gestión del conocimiento y de la información en un futuro no demasiado lejano. La definición de una web semántica, afirma, podría ser una buena solución al caos actual.

Lo que Berners-Lee entiende por web semántica no es otra cosa que introducir contenidos en la definición de una página web. Contenidos que tengan sentido, lógica y que ayuden en la búsqueda de información. Para hacerlo posible Berners-Lee reclama un sistema descentralizado en el que puedan caber representaciones del conocimiento. Entre ellas, por supuesto, destaca el nuevo metalenguaje XML, generado a partir de etiquetas que incorporan conceptos, y todos sus dialectos. La combinación de este lenguaje con RDF (Resource Description Framework) y agentes inteligentes, debería dar lugar a un ordenamiento de Internet con mayor sentido.

¿Para cuando? Es difícil aventurar nada, pero a la velocidad que todo se mueve, y dadas las características de la red, que avanza en función de demandas y no tanto de ofertas, pudiera ser mucho antes de lo previsto. Las aportaciones de los padres, vistos ya como "viejos rockeros", pueden contribuir al empujón necesario.

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