Los investigadores han utilizado la técnica de la tomografía computerizada (TAC), que obtiene mejores resultados en el análisis de momias que los métodos tradicionales / Patricia Mora (UGR)
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Universidad de Granada UGR

Un TAC realizado a cuatro momias egipcias permite identificar los casos más antiguos de cáncer de mama y mieloma múltiple

Un equipo de investigadores, entre los que se encuentra el grupo de antropólogos de la <a href="https://www.ugr.es/" title="" alt="Universidad de Granada" target="_blank">Universidad de Granada</a> (UGR) dirigidos por el catedrático Miguel Cecilio Botella López, del <a href="http://www.ugr.es/~legaltoxicoaf/" title="" alt="Departamento de Medicina Legal, Toxicología y Antropología Física" target="_blank">Departamento de Medicina Legal, Toxicología y Antropología Física</a>, ha descubierto los dos casos más antiguos de cáncer de mama y mieloma múltiple, un tipo de cáncer de la médula ósea, en dos momias halladas en la necrópolis de época faraónica de Qubbet el Hawa, en Asuán (Egipto).

Las fechas en que murieron estarían en torno a 2000 a.C para la mujer con cáncer de mama y 1800 a.C. para el hombre con mieloma múltiple. Ambos pertenecieron a la clase dirigente, o al menos acomodada, de las familias de los gobernadores egipcios de Elefantina, la actual Asuán.

Los investigadores han utilizado la técnica de la tomografía computerizada (TAC), que obtiene mejores resultados en el análisis de momias que los métodos tradicionales, los cuales siempre conllevan una pérdida de la integridad del paquete funerario, con destrucción al menos parcial de los vendajes y de parte de la momia. Esta técnica permite conocer de manera precisa tanto el interior como los más pequeños detalles de los vendajes y de los métodos de embalsamamiento.

Asimismo, se han estudiado con la misma técnica dos momias completas de Baja Época, de las muchas encontradas en el yacimiento, con los vendajes intactos. "Ambas conservaban sus espectaculares sudarios de cuentas de fayenza de múltiples colores que hasta reproducen una máscara. Las momias de este período conservan de manera excelente sus estructuras corporales y se puede conocer de manera muy precisa el rostro", añade el catedrático de la UGR Miguel Cecilio Botella López.

La reconstrucción mediante un software específico ha permitido conocer de modo pormenorizado esas momias de Baja Época, de las cuales una es de un niño de unos nueve años y la otra de una joven en la adolescencia, mientras que las dos momias más antiguas afectadas por procesos cancerosos están reducidas a osamentas con gran cantidad de vendas. Ello indica que a lo largo del tiempo cambiaron los métodos de embalsamamiento, y solo en la Baja Época, a partir del siglo X a.C, se instauraron, al menos en esa región del Sur del Antiguo Egipto, los métodos que describió el historiador griego Herodoto.

Las imágenes de las momias se obtuvieron en el Servicio de Radiodiagnóstico del Hospital Universitario de Asuán por el equipo del Dr. Mamoun, mediante un escáner de última generación capaz de realizar 124 cortes tomográficos de manera simultánea, con una precisión muy elevada. En Granada se ha contado con la ayuda de los miembros del Servicio de Radiodiagnóstico del Hospital Universitario del Parque Tecnológico de la Salud (PTS).

El estudio de los restos más antiguos, que muestran la evidencia de un cáncer de mama en una mujer y de un mieloma múltiple en un hombre, ha permitido confirmar el diagnóstico con precisión y verificar que estas enfermedades, los dos casos más antiguos de los conocidos hasta ahora en el mundo, ya formaban parte del transcurrir de los humanos. Se puede afirmar también que pertenecían a una sociedad avanzada, con recursos suficientes como para cuidar y apoyar a estas personas durante el largo tiempo de la evolución de su enfermedad, incurable y sin tratamiento en esa época.

No se han identificado huellas de enfermedad alguna en las momias de Baja Época, por lo que se estima como causa de muerte más probable para ambos un proceso infeccioso agudo, ya que estas enfermedades se resuelven en poco tiempo con la curación o con la muerte y por eso no dejan señales en los huesos. En la antigüedad fueron la causa más frecuente de las defunciones, y aún ahora lo siguen siendo en el conjunto del mundo, a pesar de las decisivas incorporaciones del arsenal terapéutico del que se dispone.

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