El Canal de Panamá II: La tecnología al servicio del transporte y las comunicaciones

José A. López Cerezo (OEI-AECID) Uno de los mayores logros de la ingeniería del siglo XX fue la construcción del Canal de Panamá. Su inauguración coincidió prácticamente con el inicio de la Primera Guerra Mundial, que a su vez supuso el fin del viejo mundo y los viejos ideales – el final de lo que se ha llamado el “largo siglo XIX de los historiadores”.

José A. López Cerezo (OEI-AECID) Uno de los mayores logros de la ingeniería del siglo XX fue la construcción del Canal de Panamá. Su inauguración coincidió prácticamente con el inicio de la Primera Guerra Mundial, que a su vez supuso el fin del viejo mundo y los viejos ideales – el final de lo que se ha llamado el “largo siglo XIX de los historiadores”.

El Canal, con 80 kms. de largo, desde las aguas del Atlántico hasta las del Pacífico, es una vía de tránsito corta y barata en el comercio mundial. Un barco tarda un promedio de 9 horas en recorrerlo, y para ello tiene que atravesar sus dos puertos terminales, tres juegos de esclusas gemelas, el lago Gatún y el Corte Gaillard. Una de las mayores proezas en la construcción del Canal fue el seccionamiento de la roca sólida de la Cordillera Continental en lo que posteriormente se llamó el Corte Gaillard, en honor del ingeniero norteamericano responsable.

El Canal es hoy una realidad a que estamos bien acostumbrados, que forma parte del mobiliario político y geográfico del mundo conocido. No siempre fue así. El Canal fue también un sueño de visionarios de otra época, de personas de grandes ideales que contribuyeron a hacer de nuestro planeta un mundo más pequeño y mejor conectado, un mundo que hoy nos resulta familiar.

Los franceses lo intentaron durante 20 años, entre 1879 y 1900, aunque salieron derrotados. En 1904, EE.UU. compró los derechos a la Compañía francesa del Canal y comenzó el intento norteamericano. Lo culminaron en 10 años, entre 1904 y 1914, después de superar enormes problemas de ingeniería física y política. ¿Por qué tuvieron éxito los norteamericanos donde fracasaron los franceses? Los franceses acababan de construir con éxito otro Canal, el de Suez, que concluyeron en 1869, y el mismísimo director de las obras en Suez fue puesto al mando de la construcción del Canal de Panamá – el Vizconde Ferdinand de Lesseps. Así las cosas, no es fácil entender por qué fracasaron después de la experiencia adquirida, la fortaleza de su empeño y el éxito previo.

La respuesta, o una parte muy importante de la respuesta, es que los franceses afrontaron la tarea con una concepción estrecha de la tecnología. Tuvieron éxito en Suez y trataron de replicarlo en Panamá. Transfirieron simplemente la tecnología que había hecho posible el Canal de Suez, duplicando los técnicos y los equipos en esa otra parte del mundo. Esa estrechez de miras se expresa en factores como el equipamiento liviano, la pasividad ante las enfermedades tropicales, la inadecuada previsión financiera y, especialmente, su inadecuada visión del trasporte y el planteamiento mismo de la tarea de construir un canal.

La Compagnie Universelle du Canal Interocéanique de Panama carecía de una eficiente red de transporte que, entre otras cosas, pudiera desalojar la tierra a medida que iba siendo extraída por la maquinaria de excavación. Simplemente, no consiguieron entender que el problema de la construcción de un Canal, aparentemente una cuestión técnica de extracción de tierra, era en realidad un complejo problema de transporte y organización del trabajo. Su red ferroviaria era demasiado escasa y excesivamente ligera, con muy poca capacidad de arrastre en locomotoras, de carga en vagonetas, etc.

El incremento al cubo en el volumen por excavar, originado por las características geológicas del Corte Gaillard, no hacía más que agravar el problema francés del desalojo de la tierra excavada. Comenzaron desalojándola en trenes a valles adyacentes, donde se creaban enormes terrazas. Sin embargo, con las lluvias, los cursos de agua y el creciente volumen de tierra excavada, esas terrazas se convertían en pantanos de barro que enterraban las vías férreas y terminaban por colapsarse destruyendo el sistema, cuando no volvían a depositar los materiales en el propio cauce excavado debido a su excesiva cercanía a los sitios de excavación. Entonces había que recomenzar todo el proceso. De hecho, los franceses nunca diseñaron un sistema mejor pues no concebían la construcción del Canal como un problema de transporte sino como una mera cuestión de excavar una zanja lo suficientemente larga y profunda.

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