Gracias y felicidades a INGENIO. 20 años construyendo Espacio Iberoamericano del Conocimiento

El próximo 21 de noviembre se cierra un año de eventos conmemorativos de los 20 años del  Instituto de Gestión de la Innovación y del Conocimiento INGENIO, un instituto mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universitat Politècnica de València (UPV). Las circunstancias hacen que no pueda estar en este acto, pero no quiero perder la oportunidad de contar lo que INGENIO ha representado a la innovación en Iberoamérica.

Conocí INGENIO por medio del maestro Luis Javier Jaramillo, un sabio colombiano y mejor persona, que para la primera actividad de gestión de la Ciencia que íbamos a realizar en la OEI había tratado de tener a Ignacio Fernández de Lucio como docente de un curso en el que tuvimos a los más altos dirigentes de los organismos de ciencia iberoamericanos. Era nuestra puesta de largo en Bogotá como organismo internacional de ciencia. Las circunstancias hicieron que Ignacio no pudiera estar, pero nos recomendó a Pablo Valenti, uruguayo que acababa de doctorarse en Gestión tecnológica de la mano de Ignacio. Pablo, que después ha pasado 15 años en una alta responsabilidad en el BID y que ha dirigido la estrategia digital de su país, fue extraordinariamente valorado por los participantes. Ese fue el primer ejemplo de la política de INGENIO: formar excelencia latinoamericana para que volvieran a su país.

A raíz de aquella experiencia, viaje a Valencia a conocer INGENIO y me encontré con una pequeña oficina que compartían las 4 o 5 personas que lo constituían, bajo la dirección de Ignacio con el apoyo de Antonio Gutiérrez. Hablamos de posibles colaboraciones y eso le posibilitó a la OEI apoyar la celebración del VIII ALTEC que se celebraba en Valencia en otoño de 1999. La OEI tuvo el honor de ser, junto a la Presidencia del Gobierno de la Generalitat Valenciana, entidad financiadora del Congreso. Esa presencia, como todo lo que pudimos hacer con INGENIO, dejó muchos frutos. El primero de ellos, empezar a actuar en la I de Innovación en nuestro CTS+I y con el máximo nivel. Nos permitió empezar a tejer redes de colaboración con grupos de investigación del nivel del PGT/USPNúcleo de Política e Gestão Tecnológica de la Universidade de Sao Paulo y conocer a Jacques Marcovitch, al que años más tarde editamos con Cambrigde University Press su libro “La universidad (im)posible”, o a Guilherme Ary Plonski, otro sabio que nos acompañó en muchas actividades. También conocimos a un español que en temas de innovación es uno de los máximo referentes en la Unión Europea, Mikel Landabaso, o a José Antonio Pérez-Nievas y Heredero, cuya empresa CESELSA en 1994 fue el componente esencial a través de la cual en INDRA permeó la cultura de la innovación que la ha llevado a ser una de las más grandes empresas españolas. También nos acercó a la Fundación COTEC, a través de Juan Mulet, cuya ayuda tanto en las acciones de formación en innovación con la Universidad de Oviedo como en sus aportes a la Sala de Lectura CTS+I de nuestra web son de la máxima relevancia.

También tuvimos dos resultados tangibles. El primero es el libro “Innovación tecnológica, universidad y empresa” que contiene una extensa selección (500 páginas) de conferencias y ponencias de ALTEC y, la que para nosotros tuvo un impacto muy especial, la decisión de que el IX ALTEC se celebrara en San José de Costa Rica, con un muy decidido apoyo de la OEI. Para nosotros era muy importante que los foros del máximo nivel recorrieran toda la geografía latinoamericana y en ello tuvimos en Ignacio, entonces presidente de ALTEC, aun aliado.

Para el trabajo en CTS+I de 20 años en la OEI (también 20) siempre he tenido el soporte académico de la Universidad de Oviedo (CTS) y de Ingenio (I). Creo que los miles de investigadores y docentes (y no exagero) que se han beneficiado son, en su mayor parte, fruto de esta colaboración que empezó en 1998 y que ha marcado a muchos profesionales.

Junto con INGENIO, empezamos a realizar acciones de formación de gran nivel en las áreas de especialización del Instituto. El primero fue el Curso de Buenas Prácticas de vinculación Universidad – Entorno. Eran cursos semipresenciales que en sus 5 ediciones tuvo cerca de 400 egresados de toda Iberoamérica. Todas estas acciones tuvieron la dirección de Elena Castro que, con su entrega y su capacidad de relación, reunió a un elenco de profesores del máximo nivel. Nuevamente aparece ese ADN de INGENIO: la creación de redes de profesionales que unían una excelencia académica, una dilatada experiencia profesional y, lo más importante, una vocación por la cooperación al desarrollo con total entrega. A los cursos iberoamericanos se unieron dos acciones muy especiales, una en Bolivia y otra en Centroamérica con el Consejo Superior de Universidades de Centro América.

Sobre la base de la experiencia desde INGENIO con la Pontificia Universidad Javieriana, se logró la puesta en marcha el Proyecto CESAR (Contribución de la Educación Superior de América Latina a las Relaciones con el Entorno Socioeconómico), financiado por la Comisión Europea, dentro del programa ALFA III. Una de las actividades que se realizaron con participación de la OEI fue la realización de una versión del Curso de Buenas Prácticas. Nuevamente se alcanzó la cifra de los cuatrocientos participantes. Sumando ambas iniciativas poder decir que se han formado al menos ochocientos gestores de vinculación universidad – entorno. Se trata de un colectivo muy importante que, muy probablemente, creando las condiciones adecuadas podrían lograr una acción en la que los indicadores de transferencia del conocimiento desde las universidades tuvieran un importante incremento muy necesario para Iberoamérica.

Otro de los cursos fue el de Gestión de Proyectos de I+D, en este caso en el marco de la Escuela de Posgrado del CSIC, y por el que pasaron otra cantidad similar, 400, investigadores. Muchos de ellos ahora ocupan cargos de alta responsabilidad en sus respectivas universidades y, cuando he tenido la ocasión de encontrarlos, siempre tienen palabras de elogio sobre la formación recibida. En estos tiempos en la que gran parte de la carga de tiempo, por desgracia, para un investigador es la de gestor, empieza de ser una competencia muy importante, que deberían tener los jóvenes que se adentran en el mundo de la investigación.

Uno de los aspectos del curriculum de Ignacio es la de conocer como pocas personas las relaciones entre la universidad y la empresa: lograr el máximo aprovechamiento social y económico de los resultados de investigación. No me voy a extender en ello porque es de todos conocido. Lo que no es tan conocido es que desde principios de los años 90 hizo muchos esfuerzos en lograr en que en países latinoamericanos existieran mecanismos similares. Su labor en Argentina es siempre recordada. Pero como toda creación basada en ciencia requiere revisiones y con la ayuda de Elena en 2004 en el marco de la Cátedra CTS+I de la República Argentina y de acuerdo con las universidades participantes se realizó una formación-debate sobre las entidades de vinculación de la universidad actualizadas a las nuevas realidades sociales. Aquello concluyó con la constitución de la Red VITEC que integra a las CETRI argentinas y que 15 años más tarde sigue activa. Como refuerzo de lo que antes comentaba de las responsabilidades de los “formados” por INGENIO, cabe decir que uno de los alumnos de esos seminarios fue Lino Barañao, que ha sido el primer Ministro de Ciencia e Innovación Productiva de la Argentina.

Otro país en el que las acciones de la OEI han contado con el soporte del conocimiento de INGENIO ha sido Paraguay. Allí nació el Máster en Gestión de la Ciencia y de la Innovación de la UPV,  que ya va por su sexta edición y que tuvo en su primera versión alumnos de Paraguay y de Brasil que se desempeñaban en el Centro Tecnológico de ITAIPU, una de las presas más potentes de Iberoamérica y que genera la electricidad para casi todo Paraguay y gran parte de la ciudad de Sao Paulo.

 

Y en acciones de Formación dejo para el final el Máster Interuniversitario en Cultura de la Ciencia y de la Innovación. Un trabajo en el que la Universidad de Oviedo, con José Antonio López Cerezo, la Universidad de Salamanca, con Ana Cuevas, Santiago López y Miguel Ángel Quintanilla, y la UPV, con Fernando Jiménez e Ignacio, trabajamos muy duramente para que fuera una realidad. Nunca hubo problemas en el reparto académico, pero tuvimos todas las dificultades, y alguna más, en los trámites que se precisaban. Combinar las normativas de 3 Comunidades Autónomas no resultó sencillo, pero ahora es una realidad que creo que cuenta con 26 alumnos en Valencia. Estoy seguro de que ese Máster será el vivero de muchos doctores latinoamericanos que impulsarán esa cultura tan necesaria en todos los países.

Hace dos años recibimos la invitación de Sandra Boni y Elena Castro para incorporarnos como organismo asociado a la candidatura de la Red MULTBIEN a la convocatoria de redes de Ciencia y Sociedad del programa CYTED. Participar en la Red es dar continuidad a otro de los grandes aportes que han salido de INGENIO, que es el desarrollo del Manual de Valencia (no hace falta aclarar la razón del nombre) sobre indicadores de vinculación, que en el marco de RICYT engrosa la lista de manuales metodológicos que tratan de ajustar los manuales de referencia mundiales (Oslo) a la realidad latinoamericana, aunque en este caso creo que se trata de un manual que desde Iberoamérica se lanza y que estoy seguro tendrá versiones ajustadas a otras áreas geográficas. Junto a la Fundación Descubre y la Consejería de Ciencia de Andalucía, formamos el equipo OEI-Andalucía.

Unos años antes INGENIO nos permitió al equipo de Manuel Torralbo y Francisco Solís de la Junta de Andalucía y a la OEI en colaborar en otro congreso con una mirada muy social de los indicadores de la ciencia, la tecnología y la innovación: XXI Conferencia Internacional sobre Indicadores de Ciencia y Tecnología (STI Conference, 2016) el evento más internacional (participaban de los 5 continentes) en el que ha participado en su organización la OEI en su historia. Aprovecho para agradecer a Hebe Vessuri y Judith Sutz la entrega que tuvieron en esos intensos días de la STI Conference

Al inicio hablaba del caso de Pablo Valenti. Quiero terminar con otro caso similar. En 2010, con el impulso de Paco Solís y José Luis Pino de la Junta de Andalucía, se realizó un Master en gestión de la ciencia y la tecnología en la sede de La Rábida de la UNIA (Universidad Internacional de Andalucía), en el que participaban 40 gestores (mitad andaluces, mitad latinoamericanos) que contaba con 48 temas en cuatro módulos. Los mejores especialistas españoles y un selecto grupo latinoamericano (Judith Sutz, Mario Albornoz, Jose Luis Solleiro, …) tenían cada uno un tema. Surgió un problema con uno de los especialistas españoles y sugerí a Paco Solís que fuera Jaider Vega, formado como doctor en INGENIO, el que lo sustituyera. La generosidad y la confianza de Paco hizo que Jaider fuera el único docente que impartió dos temas, uno en el módulo que coordinaba yo y otro en el que coordinaba Paco. En los instrumentos de evaluación finales que pasamos a los participantes, Jaider fue el docente mejor valorado y sus dos temas los que más novedosos habían resultado.

En muchas de las acciones de formación a distancia que antes citaba, Jaider y Linney Manjarrés han sido tutores excelentes y ahora, siguiendo esa política de retorno, ambos están en Colombia aportando su conocimiento a su país.

Antes entrar en el final quiero citar un tema que todavía no se ha proyectado a Latinoamérica pero que estoy seguro de que hay redes y espacios para encontrar esa colaboración que es el trabajo dirigido al mundo de la educación primaria e infantil que viene haciendo desde hace unos años INGENIO. El proyecto: «Del Cuerpo a la Ciudad: repensando nuestros territorios desde la cartografía social» es una de esas potentes herramientas educativas que tiene la virtud de estar generada con el saber docente del CEIP Vicente Gaos de Valencia y el rigor académico del cuerpo investigador de INGENIO. Hacer una innovación pertinente y eficaz es una necesidad de la educación en general y de la iberoamericana en particular y para ello, me permito hacer esta petición, ningún organismo como INGENIO para ello. En mi trabajo en ciencia en la OEI, el mundo educativo ha estado siempre muy presente y es por ello que me he atrevido a hacer una sugerencia a INGENIO. Del diálogo entre los grandes especialistas en innovación de INGENIO y profesores muy formados y comprometidos con una educación mucho más equitativa es seguro que se conforman propuestas innovadoras necesarias. Hace unos cinco años, y en el marco del Centro Niemeyer de Avilés, disfruté y aprendí durante dos horas del debate que tenían Elena Castro y Mariano Martín Gordillo, que tuvo su fruto en una comunicación titulada “Educar para innovar. Innovar para educar”

Una de las enormes virtudes de la dirección de Ignacio y Antonio ha sido hacer de INGENIO un espacio en el que estén los mejores. No suele ser habitual buscar equipos de los más grandes. La actual dirección de INGENIO encarnada en Jordi Molas como director y Sandra Boni como vicedirectora es un ejemplo de ello. Estoy seguro de que en los próximos 20 años INGENIO seguirá siendo una referencia de cooperación y conocimiento en Iberoamérica. Gracias a todo INGENIO en general y a Elena e Ignacio en particular.

 

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3 comentarios

  1. Juan Carlos, mil gracias por tu extensa e intensa nota sobre INGENIO. ¡¡Nos traes muchos recuerdos muy gratos!!
    La colaboración contigo y con el resto de la red CTSi que has sido capaz de organizar a lo largo de todos estos años ha sido de lo mejor que me ha pasado en la vida. ¡Me siento afortunada por ello!
    Un abrazo grande, Elena

  2. Gracias Elena e Ignacio por construir Ingenio, un sueño de incorporar la Innovación en Iberoamérica…. Tuve la satisfacción de participar del “Taller Cero” en Caracas y Altec en Valencia, así como algunas otras experiencias con ustedes y ello patentiza que siempre debemos seguir aprendiendo…

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