En torno a #CoNprueba: El uso de las redes por parte de los divulgadores
El gobierno acaba de lanzar una campaña para combatir las pseudociencias y, en especial, las pseudoterapias. Sin duda tiene mucha importancia y refuerza el trabajo que vienen haciendo muchos divulgadores que hay en España.
Hace poco una de las mejores divulgadoras que conozco, Marta Marcho, ponía en Twitter el siguiente texto:
“El continuo autobombo, la intolerable soberbia, la adulación continua hacen poco favor a la divulgación… Ojalá dejemos de cultivar los egos y nos centremos en lo importante: comunicar con rigor y sin prepotencia… “ https://twitter.com/MartaMachoS/status/1100288154781863936
Mucha gente conoce a Marta. Su trabajo en divulgación en temas de ciencia y género es, sin duda, una de los de mayor impacto que existen.
Pero en lo que más difiere Marta del 90% de los divulgadores es su trabajo en las redes. Hoy acumula más de 116.000 Tweets. Pero Marta, además, trabaja con igual o mayor esfuerzo en la red Facebook que cumple justo 15 años. No lo hace con simples rutinas automáticas de publicación sino que incorpora sus difusiones en grupos con un cierto impacto. Lo hace todos los días.
Todo lo que se haga en divulgación es importante pero lo que se hace en Facebook cuidando sus reglas tiene una gran ventaja en la lucha que promueve #CoNprueba: sus textos pueden llegar a personas que más lo necesitan.
La red Facebook por sus características llega a mucha más gente y las posibilidades que penetren en capas de la población con mucha más necesidad de acceder a un conocimiento riguroso son mucho más grandes.
Si analizamos la cantidad de seguidores que los divulgadores tienen en Twitter es muy elevada, pero sin duda la mayoría de ellos son personas con una relativamente alta cultura científica. Por desgracia las personas que son más propensas a caer en las mentiras de las pseudociencias y pseudoterapias todo ese trabajo, muchas veces excelente, no les va a llegar por Twitter.
Considero que, en cambio, es más probable que esa capilaridad se de en Facebook. Me baso para ello en el carácter más familar y «lúdico» de Facebook lo cual hace más sencillo la relación entre personas con diferentes grados de cultura científica.
Otro indicador importante de lo que un buen trabajo en Facebook reporta un mucho mayor impacto es Materia. Cuida con esmero su trabajo en esa red. Tiene más de 366.000 Me Gusta en Facebook. No conozco las estadísticas de acceso a los contenidos que difunde en las redes pero aseguraría que de cada 10 accesos por redes al menos 8 son por Facebook.
Si además leemos los comentarios que se dan en sus post en Facebook veremos como hay muchos que defienden ideas acientíficas en mucha mayor proporción que en Twitter. Es un indicador de que sus mensajes llegan a los que defienden ideas científicamente falsas. En el medio debe existir muchas personas que no tienen esas ideas pero que carecerían de fuentes de impacto para poder tomar ideas científicas que les resultan muy convenientes para la toma de decisiones en su vida cotidiana.
Tomar decisiones científicamente fundadas por parte de la ciudadanía debe ser el objetivo que la educación, de la sociedad y de los gobiernos. Hasta hace unos años todo estudiante en España debía cursar una asignatura que se llamaba “Ciencias para el Mundo Contemporáneo” ahora no tenemos ya esa suerte, pero tenemos muchos, muchos, profesores con una mirada de que sus enseñanzas no se deben limitar a su campo disciplinar. Buscan que sus alumnos sean ciudadanos libres, formados y responsables y para ellos todo ese trabajo de divulgadores es un arma de destrucción masiva de la ignorancia.
Esa alianza divulgadores / educadores seguro que es mucho más eficaz para combatir las pseudociencias que muchas campañas publicitarias. Es de suponer que los docentes están más en Facebook que en Twitter al igual que cualquier otro colectivo profesional y por ello creo que trabajar Facebook por parte de los divulgadores es de suma importancia.
Imagen tomada de Isanidad
Seu trabalho em divulgação sobre questões de ciência e gênero é, sem dúvida, um dos maiores impactos que existe.