«¿La educación necesita de la tecnología y de la política?»

Por Estéfano Vizconde Veraszto y Nonato Assis de Miranda

Faculdade de Educação da Universidade Estadual de Campinas (UNICAMP) y Universidade Paulista (UNIP)

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Con el advenimiento de la Revolución Industrial, la acción económica entonces impulsada a por la maquinaria era la esencia de la libertad. Un ideal que persiste hasta hoy. No importa la tecnología adoptada en la medida que sea capaz de ofrecer mucho confort (Winner, 2008).

La transformación de los valores a lo largo de la historia, con mayor intensidad en los últimos 20 años, pone de manifiesto el temor de un futuro incierto. La sociedad, que ha adoptado un sistema socio-técnico tras otro, aún hoy se hace eco de viejas indagaciones de corte filosófico y político sobre la centralización del poder. Las respuestas instrumentalistas y de eficiencia productiva que dominan el desarrollo científico y tecnológico ya no son suficientes. El discurso del desarrollo científico y tecnológico en pos sólo del bienestar dejó de ser unánime hace mucho.

Los datos de una investigación realizada en la Universidad Estadual de Campinas (Veraszto, 2009), al clasificar y analizar los indicadores de cómo los graduados brasileños del estado de San Pablo relacionan el desarrollo tecnológico con las demandas sociales y sus creencias y actitudes, evidenciaron la preocupación por la sustentabilidad del planeta, un factor clave para los estudiantes encuestados. Factor que coincide con documentos nacionales e internacionales afines y también con estudios publicados en los últimos años (UNEP, 2002; WCEAD, 1987; ONU, 1998; UNESCO, 1990, 1999; Brasil, 2009; PNUD, 2001, 2004, 2006; OCDE, 1992; OEI, 2006).

Otra prueba: el grado de desarrollo tecnológico actual no elude las preguntas milenarias relacionadas con poder, autoridad, orden, libertad y justicia. Cuestiones que quedaron caracterizadas en la investigación antes citada. Los estudiantes sienten la necesidad de un estado más dinámico, abierto a la participación social en los procesos de decisiones tecnológicas, en especial la participación de las instituciones educativas y de investigación.

La investigación realizada con estudiantes universitarios de diferentes regiones de San Pablo, de distintas áreas de formación y provenientes de instituciones públicas y privadas, remarcó la opinión de que política, tecnología y educación son las aristas salientes de una sociedad que demuestra no valorar más el determinismo tecnológico ni creen en el discurso fallido del desarrollo para el bienestar de la sociedad, basándose en la neutralidad del proceso de creación y concepción de la tecnología.

 

Los estudiantes universitarios saben que la sociedad quiere vivir bien, se preocupan por la sustentabilidad del planeta y se sientan capaces de ayudar en el proceso de toma de decisiones tecnológicas.

Las opiniones estudiados sugieren que el progreso es posible si y sólo si los esfuerzos políticos, económicos y sociales estuvieran unidos en la búsqueda de un crecimiento sustentable. Esto demuestra que la política y la tecnología no son independientes. Por lo tanto, una nueva forma de conciencia se hace cada vez más presente y se opone a un sentido común arcaico, cuando se pensaba que la tecnología y la política no estaban relacionadas. El conocimiento tecnológico también es poder.

Platón sostiene la postura de que el arte de gobernar es la tékhné, que la política es un área práctica con conocimientos específicos y habilidades especiales. Quería desmentir la idea de que la política pudiese quedar en manos de las masas democráticas. Sin embargo, también afirmaba que como tékhné, la política era capaz de producir un trabajo sólido y duradero. Para él, la relación entre la tecnología y la política es unidireccional: la tékhné como un modelo para la politéia y no al revés. Este malestar de Platón con la tecnología persistió entre filósofos y políticos, relegando a la vida técnica a un plano inferior.

Así y todo, muchos todavía no se dan cuenta de que la tékhné no sólo puede servir como modelo, sino que también tiene a la política enraizada en todo su proceso (Winner, 2008).

La investigación señalada anteriormente muestra que la demanda social de tecnología refleja las opciones que van más allá de los límites puramente técnicos para adentrarse en el reino de la política. La visión clásica de la neutralidad y el determinismo tecnológico no tiene más sentido.

En general, la investigación muestra que los estudiantes perciben que todos los actores sociales son responsables de la innovación tecnológica. Así, el proceso de desarrollo y elección de tecnológico habla sobre los ciudadanos.

No se trata sólo de un discurso políticamente correcto, sino el reflejo de una investigación que abarcó una muestra de más de mil estudiantes universitarios.

Por lo tanto, para la elección de nuevas tecnologías, la investigación mostró que los estudiantes esperan una participación más activa de los sectores sociales. Se sienten capaces de participar de una forma más activa en la toma de decisiones y también creen que las empresas no valoran el desarrollo tecnológico consciente. Sólo quieren mantener su hegemonía.

La investigación muestra que diferentes grupos sociales necesitan tomar decisiones a fin de obtener tecnologías sustentables. Ésta es la alarma: tal nivel de conciencia tiene que ser ampliado.

A partir de estos contratos, también es posible afirmar, no por las respuestas empíricas recogidas en la investigación, que la evidencia sugiere la utilización de la tecnología como aliada del contexto educativo para derribar las barreras espaciales y temporales. De allí la necesidad de una educación diferenciada y de calidad, con el apoyo de nuevas políticas públicas capaces de orientar la formación de los ciudadanos.

Por una educación tecnológica eficiente, es preciso educar en pos de un consumo consciente, no uno alienado, y comprometido la cuestión ambiental. Es la única forma de crear un sistema de enseñanza diferenciado y participativo.

Tomando en cuenta estos puntos y los datos del estudio presentados anteriormente, cuando se habla sobre el uso de la tecnología en los centros educativos es necesario tener en cuenta que es necesario ir más allá de la elaboración de nuevos contenidos o planes de estudio. Hay que considerar que el plan de estudios no tiene por qué cambiar. Lo que la sociedad hoy demanda son nuevas formas de abordar los contenidos, de manera contextualizada y no fragmentada, para que las relaciones sociales, políticas y económicas estén vinculadas con la educación y la tecnología dentro de las escuelas.

La visión de los procesos tecnológicos como neutros no puede prevalecer si la intención es educar ciudadanos capaces de participar y actuar en una sociedad que hoy aprecia y valora la sustentabilidad.

Los graduados encuestados evidencian en sus respuestas la consciencia de que la tecnología, de forma implícita o explícita, refleja no sólo las necesidades sino también las ideologías.

Ante este nuevo escenario, los diferentes segmentos de la sociedad no sólo enfrentan el desafío de incorporar las tecnologías a los contenidos y formas de educación, sino que también que es necesario identificar y reconocer cómo se puede llevar a cabo este proceso de manera que promueva una educación consciente, modificada para el real el mantenimiento del bienestar social y conservación del medio ambiente en su sentido más amplio. Esto debe ser una constante.

Como en toda investigación, ésta no puede servir como parámetro general, sino como una pieza de mosaico que hoy moldea la opinión social. La valoración de la protección del medio ambiente, que se manifiesta directamente y también a través del deseo de ser actor en la elección de tecnologías, muestra que una buena porción de los estudiantes encuestados están de acuerdo con los discursos y actitudes de todo el mundo.

La integración e indivisibilidad de estos elementos está plenamente justificada si se tiene en cuenta que una de las principales demandas sociales de la actualidad es la de formación de individuos capaces de participar activamente en una sociedad plural, democrática y tecnológicamente avanzada.

Ahora, lo más importante es no dejar que esos indicadores se pierdan con el viento.

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Referencias bibliográficas

ÁVILA, F. B. (1982): Pequena enciclopédia de moral e civismo, 3ª ed., Rio de Janeiro, FENAME/MEC.

 

BRASIL (2000): Ciência & Tecnologia para o Desenvolvimento Sustentável, Ministro do Meio Ambiente, Instituto Brasileiro do Meio Ambiente e dos Recursos Naturais Renováveis, Brasília, Consórcio CDS/UnB – Abipti.

 

OCDE (1992): Technology and Economy: The Key Relationships, París, Technology/Economy Program, cap. 10-11.

 

OEI (2006): “Declaración de Colón: Conclusiones del V Foro Iberoamericano de Ministros de Medio Ambiente”, Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología y Sociedad – CTS, vol. 3, nº 7.

 

ONU (1998): Protocolo de Kioto.

 

PNUD (2001): Relatório do desenvolvimento humano 2001, Nova Yorque, Programa das Nações Unidas para o Desenvolvimento.

 

PNUD (2004): Relatório do desenvolvimento humano 2004, Nova Yorque, Programa das Nações Unidas para o Desenvolvimento.

 

PNUD (2006): Relatório do desenvolvimento humano 2006 – A água para lá da escassez: poder, pobreza e a crise mundial da água, Nova Yorque, Programa das Nações Unidas para o Desenvolvimento.

 

UNEP (2002): Global Environment Outlook 3, UNEP, Earthscan Pun. Ltd. London Sterling, VA.

 

UNESCO (1999): “Declaración de Budapest. Proyecto de programa en pro de la ciencia: Marco general de acción Unesco – ICSU”, Conferencia Mundial sobre la Ciencia para el Siglo XXI: Un nuevo compromiso, Budapeste.

 

UNESCO (1990): “The teaching of Science and Tecnology in na Interdisciplinary Contex”, Science and Technology Documents Series, Paris, 38.

 

VERASZTO, E. V. (2009): Tecnologia e Sociedade: relações de causalidade entre concepções e atitudes de graduandos do Estado de São Paulo, Tese de Doutorado, Campinas, UNICAMP.

 

WCEAD (1987): Our Common Future, Oxford University Press. Oxford e Nova Yorque, 430 p.

 

WINNER, L. (2008): La Ballena y el Reactor: Una búsqueda de los límites en la era de la alta tecnología, Barcelona, Gedisa Editorial, 2ª. ed., 290 p.

 

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