La crisis del agua: Un problema tan grave como el del cambio climático

Los medios de comunicación internacionales están haciéndose eco de la gravísima crisis hídrica que está sufriendo la región metropolitana de São Paulo, la más desarrollada de Brasil, donde viven cerca de 22 millones de personas y se produce la cuarta parte del PIB del país. La agricultura y la industria prevén pérdidas millonarias y se anuncian cortes totales de agua para las viviendas de hasta cinco días por semana. Existe el riesgo de que todo el sistema hídrico de la región entre en colapso y se habla ya de desastre natural, provocado por la falta de lluvias.

Es preciso, sin embargo, cuestionar estas ideas engañosas de desastre “natural” y de problema exclusivamente regional. El descenso de la pluviosidad útil, capaz de recargar los acuíferos, no es un fenómeno inesperado e inexplicable, sino una catástrofe anunciada desde hace años, tanto para el sudeste brasileño como para muchas otras regiones del planeta. De hecho innumerables países están sufriendo en los últimos tiempos sequías excepcionales y/o lluvias torrenciales, causantes ambas de dramáticas pérdidas. Numerosos estudios científicos han explicado las causas del incremento de estos fenómenos extremos y han propuesto acciones correctoras, aunque intereses particulares a corto plazo han impedido hasta aquí adoptar las medidas necesarias, con lo que se corre el peligro de hacer irreversible el proceso de degradación.

Es bien conocido, en particular, el papel que están jugando las emisiones de gases de efecto invernadero en un cambio climático que provoca, además de un calentamiento global, alteraciones en el ciclo de lluvias e incremento de la frecuencia e intensidad de los fenómenos atmosféricos extremos. Pero sequías como la que padece hoy el sudeste brasileño no son una mera consecuencia de las emisiones de CO2 en el planeta: son también resultado de otras acciones depredadoras, como la brutal deforestación de la Amazonía, que actúan directamente sobre la pluviosidad de la región, además de contribuir notablemente al desarreglo del clima. Antonio Donato Nobre, miembro del “Instituto Nacional de Pesquisas da Amazônia” brasileño, reconocido mundialmente como el mayor especialista en sistemas amazónicos, acaba de hacer público el informe científico “O Futuro Climático da Amazônia”, en el que explica el proceso de formación en la selva amazónica de auténticos ríos aéreos de vapor de agua, fruto de la evo-transpiración de la masa forestal,  que chocan en los Andes y acaban descargando en São Paulo y muchos otros lugares. La parte más importante del informe –para el que Nobre ha tenido en cuenta los resultados de más de 200 trabajos científicos- es la que pone en evidencia el serio peligro de un completo y rápido colapso del sistema amazónico para evolucionar hacia una sabana, provocando la desertificación de la región más rica de América Latina. Ello comportaría el hundimiento del sistema económico, el empobrecimiento de los habitantes, hambre, conflictos sociales, violencia en gran escala, abandono de las ciudades y caos generalizado. Por ello Nobre afirma: “Se acabó el tiempo”. No está seguro de si se ultrapasó ya el punto de no retorno, pero sí de que “la situación es terminal” y de que no ha lugar para cortar un árbol más.

La actual falta de agua en São Paulo es solo un avance de la catástrofe planetaria a la que asistiríamos en los próximos años si no cambiamos nuestras formas de vida y de organización social, orientadas por la búsqueda de beneficios particulares a corto plazo. La protección de las áreas naturales es una condición sine qua non, pues la cualidad y cantidad de las aguas producidas dependen del mantenimiento de la vegetación nativa. Pero no basta ya con interrumpir la degradación: se precisa, como reclama Nobre “un esfuerzo de guerra” para, entre otras acciones, replantar y restaurar los bosques de todo el país y, en particular, la selva amazónica. Y es preciso igualmente adoptar medidas como el reciclaje del agua, evitar el habitual despilfarro tanto de particulares como de empresas, así como las pérdidas ingentes que se producen en los circuitos de trasporte, etc.

Las medidas necesarias para evitar la sed del planeta son conocidas y reclaman la acción responsable de la ciudadanía (ver el Tema de Acción Clave Nueva Cultura del Agua), porque el acceso al agua es un derecho humano… del que no disfruta plenamente buena parte de la humanidad: no podemos olvidar que, según datos de Naciones Unidas, cerca de 800 millones de personas viven sin agua potable en el mundo y que cada día mueren 2000 niños y niñas por beber agua contaminada. Ni podemos ignorar los serios peligros de que la crisis hídrica afecte al conjunto de la humanidad.

La celebración cada 22 de marzo del Día Mundial del Agua, instituido en 1993, constituye un llamamiento a los educadores, responsables políticos y al conjunto de la ciudadanía para la defensa de un bien que es esencial para la vida. Nos referiremos, como contribución a este llamamiento, a dos de las muchas iniciativas con las que la ciudadanía está respondiendo a la emergencia que se está viviendo en São Paulo. Iniciativas que conviene dar a conocer, impulsar y generalizar.

Destacaremos, por una parte, la creación de la “Aliança pela Água”, una red formada por más de 40 entidades de la sociedad civil, reunida desde octubre de 2014 para presentar propuestas que ayuden al Estado de São Paulo a hacer frente a la crisis actual y a construir una nueva cultura del agua. Con este propósito la Alianza elaboró y divulgó el documento “Chamado à Ação sobre a Crise Hídrica: por um Plano de Emergência para o Estado de SP”. El texto defiende que “una crisis de grandes proporciones como la que estamos viviendo crea oportunidades para cambios profundos en el paradigma de gestión del agua” a partir de principios básicos como “el acceso al agua es un derecho humano y no puede ser tratada como mercancía”. Un principio que ha llevado ya a ciudades como París, Berlín o Buenos Aires a municipalizar de nuevo la gestión del agua, revertiendo su privatización.

Merece también ser destacada la creación en São Paulo de un foro de investigadores y profesores para impulsar investigaciones conjuntas, desarrollar tecnologías y reclamar a los poderes públicos información fiable sobre la situación. Los Rectores de las universidades públicas han divulgado el documento de creación del foro y han propuesto la existencia de un modelo de actuación similar al del IPCC (Panel Intergubernamental de Cambio Climático). Una iniciativa que merece ser recogida a escala mundial, como parte de una decidida reacción a la situación de emergencia planetaria, en la que crisis hídrica y cambio climático se potencian mutuamente, junto con el resto de graves problemas –desde una contaminación sin fronteras a desigualdades extremas-  a los que hemos de hacer frente y combatir conjuntamente.

Educadores por la Sostenibilidad

http://www.oei.es/decada/boletin103e.php

Compartir:

Deja un comentario