Entrevista al Catedrático de Transporte Andrés Monzón, del Centro de Investigación del Transporte de la Universidad Politécnica de Madrid (TRANSyT)
Hace unas semanas se ponía en marcha la Encuesta sobre Movilidad Universitaria Sostenible, coordinada por el Centro de Investigación del Transporte de la Universidad Politécnica de Madrid (TRANSyT). ¿Cuál es el objetivo de este proyecto y dónde radica su importancia?
Esta encuesta es parte de los trabajos para elaborar Planes de Movilidad Universitaria Sostenible (PMUnivS) específico para cada campus. El objetivo de la misma es conocer los patrones de movilidad de los diferentes colectivos (estudiantes, docentes, investigadores, personal de administración y servicios así como de servicios externalizados) que forman la población universitaria. Es la primera vez que se analiza de manera conjunta los hábitos de movilidad cotidiana de todas las universidades públicas madrileñas, así como la valoración de la accesibilidad y calidad de los campus.
La iniciativa se impulsó desde las Consejerías de Ciencia, Universidad e Innovación y la de Transportes, Movilidad e Infraestructura, incorporando al Consorcio Regional de Transportes de Madrid (CRTM) y a las seis universidades públicas de la Comunidad de Madrid. El Centro de Investigación del Transporte-TRANSyT fue encargado de coordinar al Grupo Gestor de la iniciativa, a través de la Cátedra de Investigación en Movilidad Sostenible establecida entre el CRTM y la Universidad Politécnica de Madrid.
Los resultados de la encuesta permitirán identificar los puntos fuertes y débiles del sistema de movilidad universitaria, y sus impactos sobre la sostenibilidad de los campus y la equidad social. Uno de los resultados será la determinación de la de nuestros campus y del sistema universitario en su conjunto.
La encuesta comenzó el pasado 22 de Febrero y estará disponible hasta el próximo 26 de marzo. ¿Cuáles son los próximos pasos? ¿Cuándo estarán disponibles los resultados?
Hemos percibido una alta motivación por parte de todas las universidades y campus, cuyos responsables se han encargado de distribuirla a todos sus colectivos. En su primera semana se recibieron 24.000 respuestas, lo que supone un 11% de los llamados a participar. Todo un éxito que demuestra la sensibilidad por la movilidad sostenible en nuestras universidades. Pero seguiremos recordando la importancia de la participar, también a través de las redes sociales (Twitter e Instagram), para obtener respuestas y opiniones del máximo número de nuestros universitarios.
Aunque prevén la participación de 220.000 personas no se trata de una encuesta común para toda la comunidad universitaria, sino que los cuestionarios están adaptados a las especificidades de cada universidad. ¿Podremos hablar de conclusiones globales cuando finalice el proyecto o sólo habrá resultados por campus?
Como he dicho es un proyecto único en España y también a nivel internacional. Podremos hacer un diagnóstico global de la movilidad universitaria, pero también analizar cada uno de los campus. Su localización es muy diferente, y también los modos de transporte de acceso. Buena parte tiene estación de metro e incluso Cercanías, pero en otros casos el acceso en únicamente en autobús. Será sin duda una de las conclusiones. También se presta atención preferente a los modos más sostenibles: bicicleta y andar, así como las instalaciones para vehículos eléctricos, y personas de movilidad reducida.
La única estrategia posible pasa necesariamente por reducir la dependencia del coche, potenciando los modos no motorizados y el transporte público
En la encuesta se pregunta también por ideas para mejorar los campus, no sólo su accesibilidad, sino la movilidad interna. Cada vez hay más vida universitaria en los campus, lo que depende de la calidad ambiental y los servicios que se ofrecen.
Esta iniciativa nace con la vocación de apoyar la consecución de los objetivos del Pacto Verde europeo (European Green Deal) en el campo del transporte. ¿Por dónde pasa la consecución de una movilidad sostenible en nuestra región?
Nuestra región tiene un gran valor desde el punto de vista de la sostenibilidad, que es la concentración de actividades en su territorio, pero también una amenaza, la intensidad de flujos, que produce impactos negativos: contaminación, ruido, congestión, accidentes, etc. Por tanto, la única estrategia posible pasa necesariamente por reducir la dependencia del coche, potenciando los modos no motorizados y el transporte público. Hoy en día se cuenta también con una creciente oferta de otras alternativas de movilidad compartida, así como tecnológicas, como vehículos eléctricos e híbridos.
Uno de los resultados de la encuesta, como dije antes, será disponer del cálculo de la Huella de Carbono de las universidades, que servirá de base a posteriores actuaciones en los campus.
En el TRANSyT lleváis a cabo actividades de investigación en torno al transporte y la gestión de la movilidad. ¿Cómo ha cambiado la COVID-19 nuestra manera de movernos?
Los primeros resultados de la encuesta indican que el número de viajes se ha reducido al 15% tanto en transporte público como privado. Muchas actividades se hacen online, tanto formativas como de gestión. Además, aproximadamente un 30% han cambiado de modo de transporte, generalmente reduciéndose el uso del transporte público.
Por otro lado, la flexibilidad horaria juega un importante papel, pues la hora punta se ha alargado, lo que permite aplanar la curva de demanda de transporte público, reduciendo la ocupación y, consecuentemente, riesgos de contagio.
¿Qué les diría a los que creen que el uso del transporte público trae aparejado un mayor riesgo de infección por COVID? ¿Es seguro moverse en la red de transporte pública de la Comunidad de Madrid?
Hay muchos datos a nivel internacional que así lo demuestran; de hecho en una reunión organizada recientemente por el Observatorio de la Movilidad Metropolitana en España se notificó que el número de viajes bajó un 40% respecto al año anterior. A nivel mundial, el representante de la UITP (Unión Internacional de Transporte Público) informó de que la tasa de contagios en el transporte público era baja, porque la exposición al contagio es breve, y todos los viajeros utilizan la preceptiva mascarilla. Por tanto, los datos no ubican los problemas en los modos de transporte, sino en otros tipos de reuniones.
En mi opinión, mientras se mantenga una correcta desinfección de los vehículos y las estaciones, y se cumplan con las normas sanitarias, el transporte público es un modo de transporte seguro. Quizás, el principal problema a gestionar es la hora punta, y las aglomeraciones en paradas y estaciones, por lo que es clave que se mantengan las frecuencias, a pesar de la reducción del número de viajeros. El transporte público debe ser parte de la solución, pues sino se aumentará el uso del coche, que supone problemas más graves para el medio ambiente y la ciudad, como hemos comentado antes.