Las enormes posibilidades que abre la información contenida en los genes y la manipulación de los mismos levantan incertidumbres, hacen surgir posturas contrapuestas y señalan riesgos a los que la sociedad tiene que hacer frente. Una revolución tecnológica como la iniciada por la genética avanzada no puede sino levantar polémicas sociales, políticas, económicas y científicas. Además está la gran cuestión acerca de si es correcto, si es bueno o es malo enmendar la plana a la naturaleza, corregirla y utilizarla de un modo tan intenso. Por ello, en el capítulo de la bioética debería opinar todo el mundo, no sólo científicos, políticos, filósofos o juristas.