El trabajo de aguja y, especialmente los bordados, se incluyeron en la
primitiva colección, junto con diverso material de enseñanza (láminas, planos, mobiliario
escolar, muestras de caligrafía) y llegó a convertirse en el fondo más importante del Museo
gracias a los donativos de coleccionistas y conocedores del arte popular, como Emilia de
Gayangos, Emilia Pardo Bazán, Juan Facundo Riaño o el conde de Valencia de Don Juan.
En 1941, tras la Guerra Civil, se constituyó el Instituto “San José de Calasanz” de Pedagogía; se
disolvía así el Museo Pedagógico y todos sus bienes se incorporaban al nuevo centro, que se vinculó al
Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Al constituirse el Instituto de Ciencias de la Educación
este centro se hizo cargo de las colecciones del antiguo Museo Pedagógico, que pasaron así a la Facultad
de Educación de la Universidad Complutense de Madrid. Con posterioridad el conjunto de piezas textiles
se desgajó del resto de la colección, conformando un fondo propio, que fue trasladado a la Escuela de
Biblioteconomía y Documentación en los años noventa.
El Museo Pedagógico Textil cuenta con un Estudio e Inventario de sus colecciones, preparado por
María de los Ángeles González Mena, y publicado, en 1994, por el Consejo Social de la Universidad
Complutense de Madrid.
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