4 Maestros colombianos de la Fisonomía Caricatográfica

Cuatrograndes artistas colombianos se han asociado para realizar una exposición quetiene como propósito rastrear el rostro humano glosándolo desde la caricaturagráfica. Una aventura que iniciará su itinerancia en la Feria Internacional delLibro de Bogotá en 2009, y tiene exposición asegurada en la Fabrica del Humoren 2010, gracias al auspicio del Departamento de Humor Gráfico de la  Fundación General de la Universidad Alcalá deHenares.

 Subrayo queson artistas a todo título, tanto porque viven en y para el arte, como por lastrayectorias de los cuatro asociados que ostentan, entre sus galardones,premios y reconocimientos en Colombia y en el exterior. Además, la voluntad deruptura que anima esta exposición y la calidad de sus obras, deja sin argumentosa quienes sostienen que la caricatura gráfica (caricatografía) es unarte menor cuyos resultados sólo responden a las exigencias utilitarias de losmedios impresos.

Desde unnuevo paradigma de comprensión, hemos planteado que la caricatura es, en esencia, la exageración de unfenómeno, una acción, un movimiento, una situación, con la intención deproducir reacciones humorísticas en otro, a través de cualquier tipo de medio:oral, escrito, gráfico, tridimensional, audiovisual. El término caricatura  proviene etimológicamente del italiano caricare:recargar, exagerar.

 

Así mismo,hemos afirmado que lo gráfico no es la única forma de hacer caricatura. Aquienes se niegan a reconocer que existen otras formas de caricatura, diferentea la gráfica, debería bastarles repasar las siguientes líneas:

 

 
Érase un hombre a una nariz pegado,     
érase una nariz superlativa,          
érase una nariz sayón y escriba,      
érase un peje espada muy barbado.     
 
Era un reloj de sol mal encarado,        
érase una alquitara pensativa,              
érase un elefante boca arriba,              
era Ovidio Nasón más narizado.              
 
Érase un espolón de una galera,           
érase una pirámide de Egipto,                
las doce Tribus de narices era.             

Érase un naricísimo infinito,           
muchísimo nariz, nariz tan fiera        
que en la cara de Anás fuera delito.    

 

Es el sonetoA  una nariz, de don Francisco deQuevedo Santibáñez y Villegas. Versos ya legendarios en los que se puedeapreciar cómo ejercitaba su particular forma de enjuiciar la realidad y sucomprensión de la esencia humana, en especial la de Luis de Góngora y Argote, aquien cargaba ojeriza y tenacía.

 

 En ellos, elinmemorial Señor de la Torre de Abad, nacido en 1580 y muerto en 1645,demuestra que era un artista, un fisonomista, un caricaturista que encontrabaen el rostro humano un territorio para la creatividad jocosa; sólo que, paraencodificar su mirada de lo cómico (las gesticulaciones del otrosignificante), utilizó la palabra escrita, la literatura.

 

Eldiccionario de la Real Academia Española –RAE– registra dos acepciones defisonomía: (1) Aspecto particular del rostro de una persona y (2)aspecto exterior de las cosas. Unos pocos ejemplos bastarán para constatarque el autor de La vida del Buscón es también un trabajador de lafisonomía. Quevedo ejercía, entonces, una forma especial de caricatura: lacaricatura escrita, la caricalomía (caricare: recargar, calamus:pluma). Como genial maestro de este singular oficio, el poeta cojuelo sabíatambién que para capturar la esencia del alma humana y procurar la risa en ellector, es preciso recargar (caricare) tanto las formas que lanaturaleza dibuja en el rostro y en el cuerpo humano, como en los contextos enque esas formas se mueven:

 

Supo que había en Segovia un licenciado cabra…

 

Él era un clérigo cerbatana, largo sólo en el taller, de cabezapequeña, pelo bermejo. No hay más que decir para quien sabe el refrán, ni gatoni perro de aquella color…

 

Los ojos avecindados en el cogote que parecía que miraba porcuévanos, tan hundidos y oscuros, que era buen sitio el suyo para tienda demercaderes…

 

Las barbas descoloridas de miedo de la boca vecina, que, de purahambre, parecía que amenazaban a comérselas…

 

Los dientes le faltaban no sé cuántos y pienso que por holgazanes yvagamundos se los habían desterrado…

 

El gaznate largo como un avestruz, con una nuez tan salida, queparecía que se iba a buscar de comer forzada de la necesidad, los brazos secos,las manos como un manojo de sarmientos cada una…

 

Traía un bonete de los días de sol, ratonado con mil gateras, yguarniciones de grasa; era cosa que fue de paño, con los fondos de caspa.

 

La sotana, según decían algunos, era milagrosa, porque no se sabíade qué color era…

 

Cada zapato podría ser tumba de filisteo. Pues ¿su aposento? aunaraña no había en él; conjuraba los ratones, de miedo que no le royesen algunosmendrugos que guardaba; la cama tenía en el suelo; y dormía siempre de un ladopor no gastar sabanas; al fin, era archipobre y protomiseria.

 

 

Por ello, esconceptualmente lícito afirmar, ahora, que los cuatro maestros colombianos,ejercen la fisonomía caricatográfica. Un arte que, a  diferencia del retrato artístico (otra formae intención de la fisonomía gráfica), no busca únicamente reproducir el aspectosingular de un rostro, sino que lo aborda acentuando sus gesticulaciones,recargándolo, caricaturizándole, con la voluntad en acción de producirreacciones humorísticas en quienes aprecian la obra.

 

En cualquiertipo de caricatura (gráfica, escrita, oral, tridimensional, audiovisual) lafisonomía presenta cuatro notas características:

 

Exageración, entendida como la capacidad que tiene el autor derecargar al extremo una forma o una situación sin perder el referente de locaricaturizado. Ley de la forma la llama Bergsón en su magistral tratado“La rire”.

 

Caracterización o la capacidad para traducir en rasgosdefinibles la personalidad de un  sujeto.

 

Síntesis,  entendida comola máxima información que se puede brindar al lector o al espectador con el menornúmero de elementos posibles.

 

Diseño o a la capacidad para componer formal y estéticamentediversos elementos del rostro caricaturizado. Y no se llame a engaño quien creaque el diseño solo pertenece al ámbito de lo gráfico. Hay diseño en la arquitectura,en la tecnología, en el arte, en la cocina. En toda actividad humana,estéticamente abordada, hay creatividad y diseño. Mucho antes de que se hicieraconciencia de éste, la literatura había establecido el diseño en las figurasretóricas: Paranomasia, anáfora, anadiplosis, epanadiplosis, antanclasis,rimas, aliteraciones, tropos; muestras de un abanico de posibilidades paradisponer las palabras con estilo, gracia y agudeza.

 

Valga acotar grossomodo que aunque las cuatro notas características de la fisonomíacaricatográfica se encuentren en cada uno de los trabajos; en ellos, por logeneral, predomina una nota que favorece la categorización y el análisis. En laexposición que nos ocupa es posible afirmar, por ejemplo, que en el conjunto dela obra presentada, la exageración es la nota que predomina en losabordajes de Turcios, la caracterización es el predominiode las obras de O´Cuellar, el diseño es la notapredominante en las obras expuestas por Elena y la síntesisla intención fundamental en  los trabajosexpuestos en esta oportunidad por Calarcá.

 

Sin embargo,para matizar, interpretar y valorar más allá del contexto del predominio, esnecesario detallar a estos rastreadores de rostros. Y dado, que cada uno tienepeso específico en el arte de la caricatografía colombiana, revisaremosbrevemente su vida y obra en el orden de predominio arriba establecido.

 

Texto de Carlos Alberto Villegas

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