Homenaje a Jaime Garzón. Rastreando la Caricatura Audiovisual (Caricatumedia)

CarlosAlberto Villegas Uribe

Concluimoslas entregas en el Blog de Juan García, Director del Departamento de HumorGráfico de la Universidad Alcalá de Henares, de los análisis sobre caricatura apartir de la exposición Rastreando Rostros. Valioso trabajo de cuatrocolombianos que se expondrá en el 2010 en la Fábrica del Humor. En estaoportunidad, dedicaremos nuestra tarea a acercarnos a la caricatura audiovisual(caricatumedia) a través del trabajo de fisonomía caricatográfica querealizaron los artistas Elena, OCuellar, Calarcá y Turcios en Homenaje al grancaricaturista (audiovisual) Jaime Garzón.

 

Hacecerca de 1 década –y el pasado 13 de agosto se cumplió la fecha fatídica–,Colombia perdió a uno de los más grandes caricaturistas de todos los tiempos,sin que aún se conozca, realmente, como en todos los magnicidios de nuestropaís, los verdaderos responsables de su muerte.

 Ysubrayo que era un caricaturista porque ya demostramos que la palabra caricaturaproviene originalmente del italiano caricare, cuyas acepciones son recargar,exagerar. Razón por la cual, en el idioma de Dante, Caricato poseecomo sinónimos las expresiones pesante, accessivo, esagerato, esasperato,esmaccato, teatrale, affectato, artificioso, forzato, leziooso, maneriato,todas ellas relacionadas de alguna manera con lo recargado, lo exagerado, locómico, la caricatura e igualmente relacionadas con el ser y el quehacer deJaime Garzón.

Mientrasque, reapropiando la misma raíz etimológica, en el idioma de Cervantes caricatoposee como acepciones principales la de bajo cantante de ópera que hace lospapeles de bufo, pero también, actor cómico especializado en laimitación de personajes conocidos; o es reseñado como un americanismo (RAE)que se traduce como caricatura; con las múltiples acepciones que en hispañol[1] poseeeste polémico término.

 

La caricaturaserá entendida, entonces, desde un nuevo paradigma de comprensión, como laobjetivación de una voluntad en acción de quien –desde una particularforma de enjuiciar la realidad–, recarga, sintetiza, caracteriza, recomponeo exagera una forma, un movimiento o una situación con el propósito de producirreacciones humorísticas en otro significante. Y el caricaturista seráaquella persona que a través de complejos fenómenos intelectuales y emotivos ypor distintos medios propicia el encuentro de sus receptores con diversasfuentes de placer cuando acentúa las gesticulaciones sociales orevela las intenciones de aquellos quienes amenazan valores consideradosuniversalmente válidos, favoreciendo la catarsis y el control social.

 

Yasí como fue posible hablar de caricatura escrita (caricalomía) al referirnos ala obra del genial caricaturista Francisco Quevedo Santibáñez y Villegas, vamosa acercarnos a la caricatura audiovisual (caricatumedia) y sus especialescondiciones de producción a través del homenaje que cuatro de los grandesfisonomistas de Colombia le tributan a Jaime Garzón en la exposición RastreandoRostros.

 

Desdeel diseño conceptual como nota característica predominante de su propuesta enesta exposición, Elena Ospina nos entrega un Jaime Garzón en el que se acercaal chiste caricatográfico al abrir un compás narrativo. Y aunque el diseñoconceptual predomine, también se puede apreciar la síntesis en los elementoseliminados, incluido el rostro que debería sustentar la fisonomía de Garzón. Laexageración de la forma como otra de las notas esenciales de la fisonomíacaricatográfica se aprecia en los labios y en la dentadura desordenada quecaracterizaron al caricaturista homenajeado.

 

Interesanteen esta narración gráfica de Elena, tanto el movimiento como el juego de planosy la triplicación del pato que fuera símbolo de programa Quac, El Noticero.Formato televisivo heredado, depurado y mejorado, del provocativo “Zoociedad”,con los que nos hizo carcajear y nos ayudo a releer la realidad políticacolombiana.

 

Ennuestra lectura, esta clonación no es adjetiva en Elena y subraya la necesariacomplicidad en el equipo de producción de la caricatura audiovisual. Porque la caricatumediaescapa al ejercicio creativo del caricaturista oral, escrito o gráfico, quepuede hacer su trabajo en solitario.

 

Porsus condiciones técnicas la caricatumedia tiene como base de produccióntres códigos básicos (sonoro, lingüístico y visual), ciertas  tecnologías reproductivas que demandan el usode la energía y unas muy especiales condiciones de participación de un personalespecializado en diferentes modos de encodificación de los mensajes y susintencionalidades.  

 

Esostres patos símbólicos, entonces, no solo reconocen la necesidad de trabajo enequipo en el quehacer de la caricatura mediática, sino que nos recuerdan,además, los nombres de Eduardo Arias, Karl Troller y Antonio Morales,encargados, con el propio Garzón, de incubar los huevos podridos que desde ElNoticero lanzaban a  los personajespolíticos y a las instituciones de una nación que hacía y sigue haciendo aguas,hasta en los más profundos cimientos del Edificio Colombia. Sólo quegracias a las acciones de las negras aves carroñeras que aún sobrevuelan larealidad colombiana, ya no está Jaime Garzón –y con él su equipo de guionistas–,para señalarlos con el dedo acusador de esa risa que duele, pero que ayuda ahacer catarsis, a estar despiertos y atentos ante los desmanes de losinescrupulosos.

 

Yahabíamos señalado que, desde su ejercicio de síntesis como nota predominante ensu nueva propuesta, Calarcá nos había acercado a uno de los personajes quesirvieron de bisagra a Garzón para comentar los sucesos políticos en lostiempos del “Asalto Social”. Pero ahora, más allá de evidenciar laextrema síntesis del ojo ciclópeo de la verbosa cocinera de Palacio: DioselinaTibana, queremos señalar cómo Calarcá inquiere gráficamente en las manos nerviosasde ese personaje preocupado por los “cocinaos” de Palacio. Gesticulación quereafirma otra de las notas características del personaje: su propensión alchisme. Detrás de la fisonomía de Dioselina también es posible reconocer aGarzón, gracias  a la exageración de laboca y la dentadura desigual.

 

Recordara Dioselina Tibaná es volver a mirar con una tristeza extraña y una sensaciónde pérdida irrevocable, matizada por la risa, a un hombre que latigó momentosvergonzosos de la historia de colombiana. Tiempos que no concluyen sino que seprolongan y profundizan, como inimaginable pesadilla, en un proceso dedesinstitucionalización y atornillamiento que carcome y desesperanza. LaTibaná, con su mirada urticante, jocosa y critica, nos  acerca desde las orillas del recuerdo a ese catálogode imaginarios inolvidables: Nestor Elí, Godofredo Cínico Caspa, elchafarote del Quemando Central, la periodista gomela, elestereotipado izquierdista  John Lenin;narcos, paracos y embajadores gringos; en fin, un sinnúmero de personajes bienconcebidos y mejor interpretados que dieron cuenta del ingenio de loscaricaturistas audiovisuales; entre los cuales Jaime tenía la voz cantante.

 

Volvera Dioselina[2]y a toda la polifonía de creaciones caricaturescas de Garzón y su equipo decaricaturistas, es también entender la parodia como un mecanismo de la risa que,en un proceso de circularidad, sale de la cultura y regresa a ella transformándola.Ella explica por qué, en una noche de domingo, no se podía ser el mismo colombianoantes y después de ver a Quac, El noticero, cuando Garzón desnudaba, congracia inimitable, las verdaderas razones de las gesticulaciones mediáticas.

 

Laexageración como nota predominante vuelve a ser la constante en el ejercicioartístico de Omar Figueroa Turcios. Este fisonomista mundial le brindacondiciones antropomórficas al pato simbólico de Cuac, para dejarnosentera la fisonomía de Garzón con una mano y un dedo acusador que sale de sucola de pato. De esta forma Turcios subraya simbólicamente la condición deGarzón de monstruo enorme, de figura mítica,  detrás de la que sobreviven, para la memoria,los personajes Emerson de Francisco o William Garra.

 

Estehombre–pato, podría formar parte, sin complejo alguno, de la panoplia de quimerasque supieron transmitirnos los griegos en un catálogo inmortal de imaginarioscosmogónicos, o engrosar, con gracia, el grupo de seres que Borges recobró einmortalizó en su Manual de Zoología Fantástica. Don Jorge Luis, con susorprendente mirada de asombro y creatividad, y su conocimiento de la Cábala,le hubiera dado vida plena con el nombre, también mítico, de El Gárpato.

 

Encontravía de sus compañeros que encontraron en la risa de Garzón el motivocentral de sus exageraciones, síntesis, caracterizaciones y diseños; OrlandoCuellar, O.Cuellar, traslada el fulcro del pesaje al extremo antípoda: la muecade tristeza. De esta forma, la comedia y la tragedia como representacionesalegóricas del teatro de la vida, en las que Jaime Garzón escanció hasta lasaciedad, cobran la totalidad de la significación.

 

Enesa antípoda, encuentra O.Cuellar el planteamiento básico de la representacióngráfica: la desolación o el humor desamparado, esa reacción que mueveamargamente las entrañas y produce, en la bilis, el humor negro.

 

Desdela composición, la línea y el tricolor patrio ya esta hecho el planteamientototal. La mínima recarga del gesto de hastío, miedo, asombro ydescorazonamiento en la boca de Garzón, es la summa de la caracterización comonota predominante en O.Cuellar.

 

Ydetrás de ese gesto profundo, distinto a los abordajes de Calarcá, Elena yTurcios, que acogieron el gesto cómico para caricaturizarlo, toda las síntesisde la tragedia que vive Colombia. Un gesto que es, a la vez, correlato de sudesamparo que no es otro que el desamparo de todos sus compatriotas en unanación donde no prima el Estado de Derecho. Y detrás de la tragedia personal ycolectiva, otra recarga que hace recalcitrante la narración: una bandera, consu carga simbólica, que se desenvuelve sin detenerse y sin proteger. Una patria(como concepto adulterado) que no ampara la risa, que falsifica la verdad ytapona el futuro. Y con ella una atmósfera de irrealidad que retrata eldesasosiego que vive esa nación que amaba Garzón y que lo inmoló en el ara dela estupidez. Una estupidez que para nada convive con la risa, con la alegríacolectiva y el derecho de ser en esta parte del planeta.

 

Desdela contrariedad de la tragicomedia, estos cuatro artistas de la caricatografíacolombiana le rinden un homenaje sentido al más grande de los caricaturistascolombianos. Fisonomías caricatográficas que recuperan para la memoria la valíade este ya histórico personaje que nos dejó en la retina la carcajadaigualitaria de Heriberto de la Calle, el arquetipo del filósofo popular con elque era posible identificarse. Un homenaje que, en una carambola rocambolesca,tuvo finalmente la comercializada Feria del Libro como escenario, pero que, detodas formas, deja a la Cámara Colombiana del Libro en deuda con aquellosartistas de talla internacional que crearon el Pabellón del Humor en beneficiode los colombianos.

 

Coletilla:Algún día habrá que hacer, en torno al patrimonio cultural colombiano, unadiscusión entre lo público y lo privado y averiguar los recursos que la Nacióny el Distrito aportan para que unos pocos se enriquezcan como FILIBusteros.

 

 

CarlosAlberto Villegas Uribe

Madrid,Agosto de 2009




[1] [1] Hemos propuesto la denominación Hispañol paraese lenguaje extenso que, más allá del castellano, integra todas las raíces yexpresiones que configuran los territorios hispano e iberoamericanos, a los queno les alcanza sólo la denominación del Español; porque es grande elraudal de términos que le aportó y le sigue aportando América en idiomas comoel Quechua, el Aymara, el Guaraní o el Maya; lenguas además vigentes en muchosterritorios de América Latina.  Así comola presencia y los aportes recibidos desde el Catalán, el Gallego o elPortugués.  E incluso desde la configuraciónde jergas como el Lunfardo, que no son reconocidas por la concepción monárquicaque establece la Real Academia en procesos burocráticos que no dan cuenta deuna lengua histórica, viva, integradora e incluyente.

[2] http://www.youtube.com/watch?v=xmZipUHND98&feature=related

 

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