Combustible Solar – Imaginando el Futuro

[Autor: Salvador Luque-Investigador Titular del Instituto IMDEA Energía]

El sol es la fuente más segura y abundante de energía renovable que tenemos. De hecho, cae más energía del sol sobre la Tierra en una hora que la que los seres humanos utilizan en un año entero. Si pudiésemos encontrar formas baratas y eficientes de aprovechar sólo una fracción de este inmenso poder, habríamos recorrido un largo camino hacia la búsqueda de una fuente de energía limpia, asequible y confiable para el futuro.

Entre las personas que lo ven posible, y que están apostando por ello, está Bill Gates. En su blog ha publicado recientemente un artículo donde describe su visita al grupo de investigación del profesor Nathan Lewis, en el Instituto de Tecnología de California (Caltech). Su visión se basa en materializar procesos de fotosíntesis artificial que transformen energía solar en combustibles, de manera similar a lo que ocurre en la naturaleza, pero con mayor eficiencia. Su trabajo, sus ideas y su discurso son inspiradores.

El Instituto IMDEA Energía está inmerso en el desarrollo de una vía alternativa de hacer posible esa visión: la combustión inversa, de la que ya hemos hablado aquí antes. Mediante ciclos termoquímicos, activados a muy alta temperatura por un gran aporte de energía solar concentrada, se pretende revertir el proceso (y las consecuencias) de la combustión: tomar CO2 y vapor de agua, y transformarlos en combustible líquido basado en hidrocarburos. La eficiencia de conversión en esta cadena de procesos es clave. El combustible producido sería limpio y estaría listo para usar en cualquier proceso de combustión actual, por ejemplo en transporte, generación de electricidad o calefacción.

Es difícil sobreestimar el tremendo impacto social, económico y medioambiental que tendría la materialización bien de procesos de fotosíntesis artificial, bien de procesos de combustión inversa. Gates desliza la palabra milagro en su texto. De un plumazo se habría resuelto el problema de almacenar la energía solar para su utilización en períodos y lugares en que el sol no brilla. No sería necesario seguir extrayendo combustibles fósiles del interior de la Tierra, podrían fabricarse en superficie. Se deslocalizaría la geopolítica de la producción de hidrocarburos. Y la población mundial, en número y desarrollo crecientes, sería libre de satisfacer sus necesidades energéticas mediante un proceso global neutro en carbono que no aportaría gases de invernadero adicionales a la atmósfera.

¿Posible? Imaginemos el futuro.

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