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16/02/2009  
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Instituto de Historia
"La revalorización del legado de la Comisión Científica del Pacífico desmontó la creencia de que en el siglo XIX España era poco activa en el panorama científico"

Leoncio López-Ocón es director del Instituto de Historia del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC

Marcos Jiménez de la Espada fue un notable naturalista del siglo XIX pero desconocido hasta que el historiador Leoncio López-Ocón comenzó a interesarse por su figura, demostrando así que el continente americano abrió el horizonte cognoscitivo de las élites españolas.

Cristina de Pedro Martín
Leoncio López-Ocón

“Una comisión científica que al propio tiempo estudiase en los territorios bañados por el mar Pacífico los tres reinos de la naturaleza, diese testimonio de que en España se cultivan las ciencias y las artes con consideración suma, debía completar los planes políticos y científicos del gobierno debiendo su iniciativa y arregloal señor ministro de Fomento”. La prensa española anunciaba así la partida de la Comisión Científica del Pacífico en agosto de 1862, al tiempo que tres fragatas dejaban atrás el puerto de Cádiz rumbo al otro lado del Atlántico. A bordo, un ejército al mando del general Pinzón, cuyo objetivo era restablecer la presencia española en el Pacífico americano, y entre ellos, ocho hombres que han pasado a la historia como la expedición científica más importante enviada por un gobierno español a las Américas durante el siglo XIX y la primera en la historia en incorporar a un fotógrafo. El miembro más destacado del equipo expedicionario fue Marcos Jiménez de la Espada, quien adquirió su fama, no sólo por sus investigaciones de naturalista, sino por sus trabajos geográficos e historiográficos. Se le consideró, en el último cuarto del siglo XIX, como uno de los más importantes americanistas de su época.

Garopas, bermellos, badejo y un sinfín de animales, plantas y fotografías antropológicas fueran enviadas en remesas a España. El botín se exhibió en el Real Jardín Botánico de Madrid en mayo de 1866 en una exposición de gran éxito. Tras la guerra civil, la colección quedó dividida y acabó por perderse. Pero la situación cambió cuando se localizaron placas de vidrio de las fotografías de Castro y Ordóñez, el fotógrafo del grupo. A partir de aquí, surgió el interés por la expedición y fue en el Centro de Estudios de Historia donde Miguel Angel Puig-Samper elaboró la crónica de una expedición romántica al Nuevo Mundo, que desembocó en la exposición “Pacífico Inédito”. Por esta época, el profesor Leoncio López-Ocón finalizaba su tesis doctoral sobre el ya famoso Jiménez de la Espada, sin conocer que años después aparecería un valioso material iconográfico sobre esta investigación que el historiador ha calificado como “El tesoro oculto de Jiménez de la Espada”. Este descubrimiento fascinó a López-Ocón y a sus colegas y los puso manos a la obra en toda una tarea de reconstrucción de un viaje hacia el pasado siguiendo las huellas de los expedicionarios en aras de recuperar el patrimonio histórico y científico.

Efectivamente, Jiménez de la Espada marcó un antes y un después en la vida de este investigador. Si nos remontamos a los orígenes de su trayectoria, López-Ocón inició los estudios de Ciencias Políticas por un problema administrativo, aunque él mismo reconoce que fueron interesantes por el cambio sociopolítico que estaban viviendo. Acabó licenciándose en Geografía e Historia, en la sección de Historia de América y, tras su paso por Ecuador para completar su formación, ingresó en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Allí, comenzó su tesis sobre Marcos Jiménez de la Espada. “Me llamó la atención no sólo por ser un científico estratégico en las relaciones entre España y América, sino también por ser un estudioso de todos los españoles que le habían precedido en el conocimiento de la naturaleza y la cultura americana”, confiesa el historiador. De hecho, Jiménez de la Espada es conocido como zoólogo gracias a su tratado sobre los anfibios americanos, obra valiosa en su época por descubrir nuevas especies, y es descubridor de numerosas crónicas de indias, por apuntar una de ellas, la del primer historiador de Perú, Pedro Zieza de León.

Por el patrimonio científico y cultural

Ya seducido por la figura histórica del expedicionario, el investigador se lanza a coordinar la labor de recuperación y revalorización del legado de Jiménez de la Espada y sus compañeros de la Comisión Científica del Pacífico. Coincidiendo con el centenario de la muerte del naturalista y usando las nuevas tecnologías y la financiación proporcionada por la Comunidad de Madrid, se embarcó en un proyecto de informatización del archivo y digitalización del material iconográfico del fotógrafo de la expedición. “Una vez acabado el proyecto, compañeros del Museo de Ciencias Naturales me plantearon trasladar la labor inicial y construir un servidor en internet sobre todas las colecciones documentales y científicas de la expedición. Además del portal de internet, www.pacifico.csic.es, editamos un DVD, un cd-rom y un libro titulado Marcos Jiménez de la Espada. Tras la senda de un explorador.

“La revalorización del legado de la Comisión Científica del Pacífico desmontó la creencia de que en el siglo XIX España era poco activa en el panorama científico. A finales del reinado de Isabel II, hubo un cierto reconocimiento científico que desembocó en la posibilidad de crear empresas científicas de estas dimensiones”, nos cuenta el experto. En su libro, Breve Historia de la Ciencia Española, López-Ocón destaca cómo América ha estimulado la creatividad intelectual de las élites culturales y científicas españolas y Jiménez de la Espada es el primer investigador de la época contemporánea que fue consciente de ello.

Como reconocimiento a su labor de reconstrucción del pasado, la Casa de las Ciencias de la Coruña les otorgó el premio Prisma al mejor producto multimedia. Además de esta distinción, la recompensa se tradujo en una oferta para preservar el patrimonio científico del Instituto Cardenal Cisneros, el cual cuenta con un gabinete de Historia Natural y colecciones del siglo XIX de gran valor. El objetivo pasa por restaurar y estudiar los objetos que fueron usados en la enseñanza del Bachillerato desde que se crea el instituto en 1845. “Me interesaba conocer los orígenes de la creación de un sistema científico español moderno que data de hace un siglo”, asegura. Pronto los resultados positivos comenzaron a producirse y es aquí cuando la Comunidad de Madrid le insta a que haga lo mismo en los otros cinco institutos históricos de la región: Isabel La Católica, San Isidro, Ramiro de Maeztu, Cervantes y Lope de Vega.

Ciencia y educación en los institutos madrileños de enseñanza secundaria a través de su patrimonio cultural (1837-1936)

El programa desarrolla un plan deinvestigación y transferencia de resultados sobre el patrimonio educativo y científico custodiado en los seis Institutos madrileños de Enseñanza Secundaria más antiguos. Se pretende analizar y difundir los modos de transmisión de conocimientos científicos y las innovaciones realizadas en la enseñanza de las ciencias durante el período que medió entre la fundación de esas instituciones educativas y el advenimiento de la Guerra Civil. Hoy, Leoncio López-Ocón es coordinador de este programa.


Balena tarentina
 

La Comisión Científica del Pacífico. Foto de Rafael Castro y Ordoñez

La cuñada y la esposa del cacique Huaraman de Tucapel en Chile. Foto de Rafael Castro y Ordoñez

Mariposa diurna. Río Napo, Ecuador, Perú

Sagittaria montevidensis Cham & Schltdl, Uruguay
 

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