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05/09/2006  
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Departamento de Sociología II, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología. Universidad Complutense de Madrid
“No conozco ningún país europeo en el que la vivienda no sea un problema”

Catedrático de Universidad. Director del Departamento de Sociología II, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, de la Universidad Complutense de Madrid.
Director del título propio de la Universidad Complutense de Madrid: “Políticas sociales de infancia”

La entrevista con el catedrático Jesús Leal Maldonado produce la impresión de estar sumergido en la actualidad más presente, casi comentando las noticias que aparecen en el diario de la mañana, tratando temas que determinan la agenda social de cualquier político y de cualquier ciudadano. Hablamos de acceso a la vivienda, de emancipación de la juventud, de integración de los inmigrantes, y de cómo todo esto conforma la morfología social en ciudades como Madrid. Por tanto, lejos del tópico muchas veces usado acerca de una ciencia alejada de los asuntos más tangibles y que más afectan a la sociedad, vemos que la universidad vive también al día, para hacer diagnósticos y aportar soluciones para el hoy.

Santiago Sánchez Martín
Jesús Leal Maldonado


Desde el Departamento de Sociología II de la Universidad Complutense de Madrid se persigue desde hace décadas el objetivo de desentrañar las características de nuestra sociedad y compararlas, al tiempo, con nuestro entorno. El profesor Leal nos apunta que en el presente se hace mucha investigación social comparativa, se trabaja primordialmente en redes de investigación europeas.

Jesús Leal Maldonado inició su carrera docente en al año 1974, adscrito ya desde ese momento al departamento que hoy dirige en la Universidad Complutense de Madrid. Sin embargo, sus proyectos de investigación se contabilizan desde el 1972, con su trabajo "La vida cotidiana en la gran ciudad", para el Instituto de la Opinión Pública. Licenciado y master en sociología por la Universidad de París X y doctor en Filosofía y Letras por la UCM, ha publicado una quincena de libros y monografías, además de sus colaboraciones en capítulos de libros y obras colectivas. Toda una carrera investigadora, en la que nos podemos perder en un currículo apabullante.

En este momento, son dos fundamentalmente sus líneas de estudio: la segregación de las ciudades capitales europeas y el análisis de los comportamientos residenciales y los modelos de vivienda. Claro que dos temas así obligan inmediatamente a ampliar los objetos de estudio a las políticas de vivienda comparada, a la evolución de la juventud y a la convivencia con nueva población que llega de fuera de nuestras fronteras, con todo lo que ello supone de enriquecimiento cultural, de diversidad étnica, pero también de cambio en las formas de hacer política social y de relacionarnos.

De cara a la inmigración

El modelo madrileño en este caso es paradigmático. Una capital que en apenas una década se ha visto obligada a afrontar la carestía de la vivienda y la llegada de inmigrantes. Jesús Leal, que se formó universitariamente en París, nos dice, a modo de anécdota, que él cuando volvía a España hace treinta años se sorprendía de la gran homogeneidad de nuestra población. Más o menos todos vestíamos igual, hablábamos con expresiones muy similares y la diversidad racial era casi inexistente. Esto hoy difiere diametralmente, y en comparación con nuestros vecinos -París, Londres, Ámsterdam…- prácticamente nos estamos estrenando en esto de la convivencia con personas culturalmente distintas a nosotros.

Según el catedrático de Sociología, estamos presenciando el advenimiento de una nueva sociedad "más plural, más rica, diferenciada, pero también muy compleja, con nuevas relaciones y retos para gobernarla". Su receta para asimilar los nuevos tiempos y circunstancias es que "tenemos que inventar, que adaptarnos a todas las diversidades: lenguas, religiones, a una convivencia distinta". Y lo bueno es que ahora vemos que hay otras maneras de afrontar las cosas, ya que "antes dábamos por esenciales cosas que no lo eran, teníamos una visión monolítica", nos dice el profesor.

Para la ciudad esto ha supuesto evidentemente cambios. Uno que afecta a la distribución poblacional, es que algunos de estos inmigrantes se agrupan en determinados núcleos de la ciudad, lo que desde el punto de vista económico nos lleva a un nuevo impulso, aunque haya que asumir que a veces puede llevar también a situaciones de conflicto.


Jesús Leal Maldonado


Madrid, ciudad segregada

Esta reflexión nos lleva al corazón de sus investigaciones recientes, la segregación de la ciudad. Y es que en eso apenas hemos cambiado. Según sus trabajos, Madrid se conforma con una ciudad claramente segregada, en la que casi con un tiralíneas - nos dice el profesor- podemos dividir la ciudad en zonas homogéneas, con un tipo de habitante concreto, en función de su clase social, renta e identidad cultural. En su opinión, "esto no es bueno, porque expresa la existencia de una fuerte desigualdad".

Un proceso en el que ha tenido mucho que ver la débil conciencia de intervención local, en términos de ayudas, de política social y de objetivos, ya que se ha priorizado la actuación sobre grupos más que sobre zonas, según sus estudios.

Hoy los procesos de segregación se dan de arriba abajo, se segregan los grupos de renta alta, -algo que el profesor vincula al fuerte crecimiento de la clase media- y que lleva a crear diferentes ambientes según las zonas.

En opinión de Jesús Leal, esto nos lleva a la importancia de las políticas de intervención social, lo cual aun es más evidente si atendemos a las dificultades de acceso a la vivienda de los jóvenes de hoy en día.

El nuevo "joven" español

Es evidente que el mercado de la vivienda ha cambiado, se ha encarecido casi exponencialmente, a lo que se une una carencia del producto más apropiado para ese primer paso hacia la emancipación: el piso de alquiler y de dimensiones reducidas. El cambio ha repercutido en el propio concepto de juventud. En España nos emancipamos casi cuatro años más tarde que los europeos, lo que ha obligado a los sociólogos a ampliar la edad de edad de estudio para los jóvenes hasta los 35 años.

Junto a esto, tenemos que valorar las propias cualidades de la sociedad española. Una de ellas es el peso de la familia. Para nuestra cultura se ve sin inquietud que un hijo puesta estar hasta una edad avanzada en el hogar familiar. Es un hecho diferencial con otros de países europeos.

Esto, que es imprescindible sin duda para el que no tiene otra oportunidad, puede perpetuarse en el momento de la emancipación, pues otra característica de nuestra sociedad son las relaciones de dependencia que sobrevienen cuando se sale de casa en determinadas circunstancias. Éstas son las que tienen que ver con la ayuda familiar que, en opinión de Jesús Leal, tiene sus peajes y se ven de una manera clara en el estrecho vínculo que se da entre generaciones, en cuanto a localización o dependencia. Es muy común en el Sur de Europa el modelo familiar ampliado, que sin embargo no tiene paralelismos en el resto de los países.

Además, en nuestro país, el precio de la vivienda hace que los jóvenes se endeuden mucho, muy pronto y a muy largo plazo, lo que afecta a su capacidad de consumo. En cambio, generaciones anteriores, con otro contexto en los mercados laborales y de la vivienda, optaron y lograron una capacidad de ahorro, que hoy repercute en esa solidaridad intergeneracional.

El derecho constitucional a una vivienda digna

Y estos tres factores -vivienda, juventud, inmigración- se combinan en un solo cóctel: la necesidad de políticas sociales. El problema de la vivienda es muy importante pero, en opinión del catedrático de la Complutense, para solucionarlo hay que ver cuál es realmente el problema y a quién atañe. Nos dice que para la sociedad española "la vivienda es un asunto de familia, y el Estado está en un segundo plano, por lo que tiene intervenciones más débiles".

La solución pasaría por revertir el peso de estos factores, como en otros países europeos. "Hay un mandato constitucional que dice que todo los españoles, en un sentido en el que se implica a todos los que viven en España, tienen derecho a una vivienda digna, y la intervención pública tiene que ir en ese sentido", afirma Jesús Leal.

En su opinión, hay que recuperar la vivienda pública de alquiler y saber gestionarla, y hay que buscar las soluciones desde una intervención pública más personalizada, más directa y más generalizada de lo que ha sido hasta ahora. Aunque concluye que "fórmulas definitivas no hay, ya que no yo no conozco un solo país europeo en el que la vivienda no sea un problema".
 

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