La cooperativa Som Energia supera los 22.000 contratos de luz en cuatro años

La compañía comprará energía limpia a sus nuevas centrales, y el abaratamiento conseguido se traducirá en ahorros en el recibo para los socios

[Autor: Eloy Sanz-Universidad Rey Juan Carlos]

La compañía eléctrica Som Energia, la primera cooperativa española de producción y consumo de electricidad verde, ha alcanzado los 22.888 contratos de luz para dar servicio a otros tantos hogares. Y eso cuando se cumplen cuatro años de su puesta en funcionamiento.

Ahora, además, explora la puesta en marcha de una nueva iniciativa (el proyecto Generation KWH) mediante el cual comprará electricidad a las centrales de producción de energía renovable que ella misma va a promover. «En lugar de ir al mercado a comprar la electricidad, la adquiriremos en nuestras instalaciones, con lo que obtendremos electricidad al precio de coste. La diferencia de costes será un ahorro que nuestros socios notarán en el recibo de la luz», dice Josep Puig, vicepresidente de Som Energia.

La cooperativa Som Energia nació para promover exclusivamente proyectos de electricidad limpia (con financiación de los socios) con objeto de venderla al mercado. Pero, a la vez, es una compañía comercializadora convencional, que da los servicios propios de una empresa eléctrica que compra la energía al sistema eléctrico y lo entrega a sus clientes (en este caso socios repartidos por Catalunya, Comunidad de Valencia, Baleares y Madrid, entre otros lugares).

En los tres últimos tres años ha pasado de 3.000 socios a 18.668 socios (algunos tienen más de un contrato). La previsión es que este año facture 15 millones de euros.

Importante éxito, e inversiones

El objetivo inicial (y vigente) de sus promotores al nacer era conseguir producir en sus instalaciones la misma cantidad de energía que la que consumen sus socios. Pero esto no ha sido posible, porque el aumento de cooperativistas ha sido superior al ritmo de producción de electricidad verde. Ahora produce el equivalente a 5% del consumo de sus socios.

Som Energia ha impulsado y construido ocho plantas solares fotovoltaicas, entre ellas en Riudarenes, Manlleu, Lleida o Picanya (Valencia), y, además, ha efectuado una inversión en una planta de biogás en Torregrossa, en la que se produce también electricidad a partir del biogás de las deyecciones ganaderas. Todos estos proyectos fueron impulsados con dinero de sus socios con el ánimo de promover las energías renovables. La electricidad se vende a la red, y permite cierta rentabilidad a sus inversores.

Los proyectos, no obstante, se han visto condicionados por el recorte de la retribución (primas) establecida por el Gobierno para la producción de fuente renovables, aunque ha resistido el «seísmo» de la reforma eléctrica.

«En el caso de las plantas fotovoltaicas, hemos podido resistir el recorte, puesto que nosotros no acudimos a los bancos ni contrajimos deudas, sino que nos financiamos con dinero de los socios», dice Josep Puig.

Más implicación

El nuevo plan de la compañía persigue ampliar la implicación de los socios en la generación de fuentes renovables, mediante una nueva forma de motivación. Por eso, el proyecto (Generation kWh) busca doblegar los contratiempos y obstáculos existentes que frenan el desarrollo de las renovables.

Con este fin, se va a promover un conjunto de nuevas instalaciones de energía renovable (molinos de viento, centrales fotovoltaicas y posiblemente minihidráulica) con participación en forma de inversión voluntaria de los socios. El abaratamiento del coste energético derivado de esta fórmula repercutiría en un ahorro en la factura de la luz de los socios, indica Puig, quien ve abierta la puerta a la introducción de este tipo de contratos de compra venta directa de electricidad tras las reformas del sistema eléctrico.

Los socios pueden destinar entre 100 y 2000 euros y durante 25 años recibirán una cantidad de energía según la aportación realizada. Esa ayuda se traduce en un descenso de la factura eléctrica.

Compromiso «ético»

La cooperativa nació del compromiso y la inquietud de sectores sociales que, «por razones éticas y de sostenibilidad», desean consumir electricidad «pero evitando el uso del carbón y la quema de gas» para evitar el calentamiento y prevenir la generación de residuos en las nucleares. Los precios que se dan al socio son similares a los de las compañías tradicionales. «El término de potencia es más barato, y el del consumo de energía no está entre los más caros», resume Puig, que destaca otras ventajas para el socio. Una de ellas es que la cooperativa –añade- permite un modelo de participación democrático en el que los usuarios toman las decisiones.

El esquema tradicional de funcionamiento español para fomentar las renovables se ha basado en centrales (fotovoltaicas, eólicas…) que generan electricidad para ser vendida a la red (para su distribución): pero Som Energia ha contraído el compromiso de que los kilovatios hora consumidos por sus socios serán verdes de forma más directa.

La idea de constituir Som Energia surgió de Gijsbert Huijink, un holandés afincado en Catalunya (profesor en aquel momento de la Universitat de Girona) que quería invertir en alguna cooperativa de energías renovables como las que conocía en su país. Empezó a preguntar e indagar, y vio que no había ninguna iniciativa similar en España. Ahora, otras empresas han aparecido en el mercado con metas similares.

Leer más: http://www.lavanguardia.com/natural/20150310/54428031328/som-energia-electricidad-contratos-luz.html#ixzz3anGi4uWt

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