La soledad, la distancia física, el confinamiento y sus repercusiones en el bienestar de las personas mayores que viven en residencias (Reflexiones de la Profesora Sacramento Pinazo-Hernandis)

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 Las personas que enferman en un centro residencial tienen derecho a la atención sanitaria pública y gratuita por su condición de ciudadanos y no es admisible que sean privados de este derecho por su edad o por tener discapacidad o dependencia”, son algunas de las reflexiones que la Profesora Sacramento Pinazo-Hernandis (Profesora de Psicología Social en la Universidad de Valencia) plantea en su artículo desarrollado para la plataforma Ágora* de la Fundación General CSIC (FGCSIC).

El artículo destaca que las medidas generales de contención de la pandemia adoptadas para las personas que viven en residencias de personas mayores han evitado contagios y en cierta medida han salvado vidas, pero no siempre tuvieron en cuenta las necesidades de esta población, ya que en muchas ocasiones se han vulnerado sus derechos y se han limitado sus libertades.

La profesora Pinazo-Hernandis centra su reflexión sobre las residencias, donde la mayor edad y las comorbilidades que presentan sus usuarios han sido y son factores de riesgo de gravedad que, junto con un entorno cerrado y en estrecho contacto con otros residentes y cuidadores, favorece la transmisión. Todo esto ha hecho que los efectos de la emergencia sanitaria provocada por la COVID-19 hayan sido particularmente graves en este grupo poblacional.

Pero a pesar de mencionar los graves efectos directos de la pandemia, el artículo se centra en mayor medida en los efectos indirectos, asociados a las consecuencias producidas por el confinamiento en los residentes durante este largo y triste año.

Se ha corroborado que el aislamiento producido por el confinamiento impacta directamente en aspectos físicos, emocionales y sociales muy relevantes para la salud de las personas mayores, relacionándose con un aumento de sentimientos de soledad, miedo o desamparo y en los índices de depresión y ansiedad que se han podido observar.

Según la profesora Pinazo-Hernandis, los centros residenciales no han tenido los recursos sanitarios necesarios para hacer frente a la pandemia, ya que no son centros sanitarios ni hospitalarios. Son espacios de convivencia y las normas que regulan su creación y funcionamiento, así como las actividades que se realizan en su interior a diario, son las de un lugar de vida.

El abordaje que se ha dado al problema de la COVID-19 no siempre ha considerado suficientemente los criterios generales de mantenimiento de la autonomía y dignidad de las personas mayores. Por el contrario, algunas de las medidas que se implementaron no tuvieron en cuenta suficientemente la voluntad y la situación de las personas en los centros residenciales. La atención integral debe considerar las necesidades físicas, sensoriales, cognitivas y emocionales, evitando la discontinuidad en los cuidados en todas sus dimensiones, tengan o no relación con la propagación del virus con el fin de preservar y mantener lo mejor posible las capacidades de los usuarios de las residencias.

Finalmente, la profesora Pinazo-Hernandis, aboga por la necesidad de una estrategia de consenso nacional para el cuidado relacional y el buen trato de las personas que viven en residencias que asegure la dignidad en la última etapa de la vida, manteniendo en la medida de lo posible la voluntad manifestada por la persona mayor y el respeto.

Puede leer el artículo completo descargando el documento PDF desde la plataforma Ágora FGCSIC.


* Ágora es un espacio de reflexión dirigido a la sociedad en su conjunto, en el que a través de la publicación de tribunas y artículos de divulgación se ofrece una visión fundamentada y de referencia sobre la actualidad científica y sus implicaciones económicas y sociales.

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