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Enrique J. de la Rosa

De pequeño desmontaba los juguetes y algún que otro mueble. Aunque no siempre lograba volverlos a montar, en casa me sugerían que, dadas mis habilidades, estudiase una ingeniería. Pero me parecía más interesante “desmontar bichos” (aquí mejor no cuento lo que hacía), así que me metí a Biología. En la carrera pronto me atrajo la idea de disecar, con las herramientas de la Bioquímica, el sistema nervioso. Y, así, entender los comportamientos y los sentimientos. Era, seguro, un poco ingenuo, tanto en su sentido de falta de conocimiento como en el de enfrentarse con nuevos retos. Pero tuve que esperar. El director del laboratorio con el que me hubiese gustado iniciar mi formación investigadora estaba de oposiciones y, por responsabilidad, no quiso comprometerse con un nuevo doctorando. Además, tuve una oferta repetida, irrechazable por segunda vez, que me llevó a dedicar 3 años a una Tesis sobre “El modo de acción de antibióticos” en el Centro de Biología Molecular CSIC-UAM. Como lo más importante de la Tesis es aprender a investigar, fueron tres años muy bien aprovechados. Eso sí, para el post-doctoral cambié a “Desarrollo del sistema nervioso”, lo que no encantó al jefe de mi laboratorio de Tesis. Investigué 4 años en el Instituto Max-Planck de Biología del Desarrollo, en Tübingen, Alemania. Volví a España, al Instituto Cajal del CSIC, donde trabajé durante 3 años. Y, luego, al Centro de Investigaciones Biológicas, también del CSIC, donde sigo en la actualidad trabajando sobre el sistema nervioso. Y, lo más importante, los agradecimientos. José María Sánchez-Puelles ha sido, es y será un interlocutor esencial para discutir sobre los temas tratados en el blog. La transferencia del conocimiento nos preocupa a ambos, pero él tiene mayor experiencia tras pasar 14 años investigando en la industria farmacéutica. Luis Quevedo me ayudó inicialmente en el proyecto de contar esta historia de transferencia y me dio consejos inestimables. Alicia Irurzun ha aceptado generosamente compartir su experiencia editora y ayudarme a identificar debilidades y fortalezas de los textos.

42) Un caso sangrante.

Siguiendo la línea de mi entrada anterior, déjame explicarte brevemente cómo se consigue la evidencia sobre la seguridad y la efectividad de los medicamentos. Quizás así entenderás un poco mejor por qué me resisto a llamar medicamentos a una serie…

39) La ameba triste.

Hay un organismo modelo de investigación, muy sencillo, que siempre me ha parecido sorprendente. Se llama Dictyostelium discoideum; Dicty para los amigos. Es una ameba unicelular, al menos cuando hay abundante comida. Cuando las cosas se ponen mal, se juntan…

37) Condenados por partida doble.

Quizás te hayas enterado de que, recientemente, un juez español ha concedido la invalidez, así como la pensión correspondiente, a una persona que alegaba sufrir síndrome de sensibilidad química, fibromialgia e hipersensibilidad electromagnética. No voy a entrar aquí en la…