A propósito de los diferentes Mapas de España

  • Las evidencias muestran que la cartografía realizada en nuestro país no toma cuerpo desde la óptica sistémica hasta mediados del siglo XVIII, con la creación de la Escuela de Marinos Cartógrafos, con la fundación del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, además de la exhaustiva obra de Tomás López.

Hasta nuestros días nos han llegado mapas y documentos variados realizados por encargos de autoridades civiles o religiosas, con poca conexión y sin el rigor necesario, se incluían obispados, reinos, provincias. Se logra avanzar en este campo en tiempos de Felipe II, monarca preocupado por la inventarización de sus posesiones; famosas son las Relaciones de pueblos del Arzobispado de Toledo, de acuerdo al cuestionario de 1575 y el Censo general de la Corona de Castilla.

 

 

Mapa de España de Pedro de Medina

   

Mapa de España. Pedro de Medina. 1548. 

 

En la Casa de Contratación de Sevilla están avanzados en el conocimiento y manejo de las técnicas cartográficas: calculan acimutes, latitudes y longitudes, ángulos y distancias, utilizan la brújula y tienen en cuenta el problema de la representación conforme de la Tierra.

            A Hernando Colón y a Alonso de Santa Cruz ambos reputados miembros de dicha Casa, se les atribuyen creaciones de mapas de España que en algún momento realizan, pero que nunca aparecen, con lo que la expresión del siglo XVI es en términos locales escasa. Nunca se llegaron a imprimir, las razones para el profesor León Casas: el carácter más bien secreto de las expediciones americanas, la falta de tradición del siglo anterior y el hecho de que varios de los centros de impresión más importantes estaban situados en territorios como los alemanes, los italianos y los flamencos, sometidos a la corona de los Habsburgo, de modo que un mapa impreso en Amberes o Milán no se consideraba en realidad extranjero. Por esta razón, los mapas verdaderamente españoles son manuscritos1.

El Atlas del Escorial, posible obra de Pedro Esquivel, y los “Repertorios de Caminos”, de Villuga y de Meneses, son los trabajos más sobresalientes del conjunto peninsular del siglo XVI, en el siguiente siglo se echa en falta un mapa general de España, se recurre a extranjeros, aunque regionales destacados sí se elaboran, pero precisamente por cartógrafos foráneos: el mapa del reino de Aragón del portugués Lavanha y el del principado de Cataluña del italiano Ambrosio Borjano son buenos ejemplos.

En cuanto a los Caminos en los Repertorios de Villuga y de Meneses, reflejan la distribución de la población en ese período que, como se sabe, fue bastante diferente a la actual, más del 80% se concentraba en Castilla, lugares como Zamora estaban más poblados que Vizcaya, con lo cual la malla viaria respondía a la realidad del momento, pero sorprendentemente sobre el viario cañariego ningún cartógrafo hace referencia. El libro citado carece de plano y es un repertorio, como su nombre, indica con la particularidad de que los caminos descritos en su mayoría confluyen en Toledo, aunque Madrid ya va ocupando la centralidad que más tarde acaparará sin rivalidad alguna. Alonso de Meneses en 1576 publicó un nuevo repertorio, conservado en la Biblioteca Nacional de Madrid, del que algunos señalan como mera copia del anterior, con una mayoría de caminos de herradura de parecidas longitudes.

 

Repertorio de Caminos de Alonso de Meneses (1576)

 

Repertorio de Caminos. Alonso de Meneses. 1576.

Biblioteca Nacional de Madrid

 

Sobre las Relaciones Topográficas de Castilla y Geográficas de Indias, de Felipe II, se debe señalar en primer lugar que abundan las referencias camineras con más detalle y más extensión que en los repertorios citados. Especialistas como Fernández Duro, Mora Figueroa, Núñez de las Cuevas y Vázquez Maure han investigado sobre ello. El trabajo consistía en una descripción completa de la Península, con dos partes: las “Relaciones Topográficas” y el “Mapa”. Se formó un cuestionario con 58 preguntas, luego otro con 28, más tarde otro con 57 y el último en 1578 dejó el cuestionario en 45 preguntas sobre aspectos variados a los diferentes pueblos.

Las respuestas se conservan en 8 volúmenes en El Escorial y el alcance era de 700 pueblos en Madrid, Toledo, Guadalajara y algunos de la Castilla del Norte. En general, no tenían croquis ni dibujos las citadas Relaciones Topográficas, no así las Relaciones Geográficas de Indias, como se puede ver en la figura.

Felipe II encargó a Pedro de Esquivel en 1566 la elaboración de un mapa y que “recorriese y marcase por vista de ojos todos los lugares, ríos, arroyos y montañas, por pequeños que fuesen en su actual situación”; observamos una vez más que no hay la más mínima referencia directa a las vías pecuarias, que como tantas veces se ha dicho eran soporte de la entonces famosa y poderosa Cabaña Real. Esquivel muere y el Rey encarga su finalización a Diego de Guevara, quien poco después muere.

En esa tesitura es nombrado Juan de Herrera el arquitecto de El Escorial, la realidad es que nunca se finalizó el citado mapa, pues se dice que pereció en el incendio de El Escorial. El sueño de Felipe II tardó más de 3 siglos en hacerse realidad.

 

 

Mapa-índice Atlas de El Escorial. Pedro de Esquivel. 1550-1560.

Biblioteca de El Escorial.

 

 

 

            El Atlas de El Escorial es calificado de “enigmático”2, por no saber a ciencia cierta la fecha y el autor. Es una colección de borradores, que se conserva en la sección de manuscritos del Monasterio de El Escorial; son 21 hojas de 43×23 cm, numeradas de sur a norte y de oeste a este en formato apaisado. El mapa índice con escala aproximada de 1/3.000.000 con graduaciones en latitud y longitud y con contradicciones como la falta de Sierra Nevada, aunque dispone de una amplia representación hidrográfica, el signo de perfil abatido se emplea para representar montañas aisladas, también collados y puertos de montaña, montes significativos o puentes a trazos paralelos; poblaciones con una cruz con uno, dos o tres brazos para definir abadías,  obispados o arzobispados; círculos encerrados en rectángulos para distinguir ciudades con murallas (Soria) o encerrado entre dos torres para ciudades fortificadas (Ávila y Jaca).

 

 

 

Hoja segunda del mapa-general del Atlas de El Escorial.

 

            El Mapa del Reino de Aragón, ha sido elaborado por los portugueses Lavanha y Teixeira cuando Portugal y España estaban unidas (1581-1640), ambos herederos de una escuela de cosmógrafos y cartógrafos muy acreditada; ellos conocían los trabajos provenientes de los Países Bajos. Incluyen círculos para las poblaciones o grupos de edificios, signos con mitras, báculos y coronas, obispados, monasterios, ducados y condados, bosques con árboles en posición abatida.

  

 

Mapa del Reino de Aragón. Joao Baptista de Lavanha. 1620.

Biblioteca Nacional de Madrid.

 

 

 

Detalle plano del Reino de Aragón

 

  

El Mapa del Principado de Cataluña, manuscrito por Ambrosio Borsano, datado en 1687, se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid. Primer mapa administrativo de Cataluña, con las dos divisiones en época de los Austrias que había en Cataluña: la de veguerías (político – judicial) y la de colectas (económico – fiscal).

 

 

 

 Mapa del Principado de Cataluña. Ambrosio Borsano. 1687.

Biblioteca Nacional de Madrid.

  

            Por último, haré referencia  a “Los Planos históricos de Madrid y su fiabilidad topográfica”, que es un trabajo publicado por el Prof. Javier Ortega Vidal, de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid. Analiza y compara los llamados planos más antiguos de Madrid (Mancelli-De Wit), para unos de 1622, para otros de 1635, con otro elaborado por Pedro Teixeira (1621), y también  incorpora el plano de 1769 de Espinosa de los Monteros y ya utiliza los trabajos que desde F.Coelho a Ibáñez Íbero llegan hasta el parcelario actual, elige unos puntos fijos, mide y superpone, y al final ofrece una tabla-cuadro comparativo promediando los errores, dando como bueno el plano actual.

            La confrontación integral de todos los datos creemos que tiende a apoyar nuestra hipótesis, u otra similar, pues parece evidente la contradicción entre la relativa corrección angular con la fuerte distorsión dimensional3. Se pone de manifiesto una vez más la evolución de las representaciones y la dificultad de una norma o criterio común en esta materia.   

 

 

1El Sistema de Planos Acotados: Historiografía de un convencionalismo gráfico y su aplicación en el ámbito de la ingeniería civil, Tesis Doctoral,  León Casas, M.A.   Pg. 204, Universidad de Granada, 2000

2 Vázquez Maure, F. Análisis y evaluación del Atlas de El Escorial. Pg. 203 y ss. Madrid, 1982-1983

3Ortega Vidal, J. Los planos históricos de Madrid y su fiabilidad topográfica, pg. 65-85, Catastro, julio 2000

 

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