Llegado el período estival, diferentes paisajes ibéricos son testigos de como los seres vivos tienden a protegerse cuando el sol más brilla y la temperatura se incrementa. Nuestros antepasados: padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos, los de Altamira y hasta los de Atapuerca, eran buenos conocedores de las variantes climáticas y su repercusión en la vida diaria por estas latitudes.
 

Escribía Fernand Braudel: «El hombre es prisionero, desde hace siglos, de los climas, de las vegetaciones, de las poblaciones animales, de las culturas, de un equilibrio lentamente construido del que no puede apartarse sin correr el riesgo de volverlo a poner todo en tela de juicio. Considérese el lugar ocupado por la trashumancia de la vida de montaña, la permanencia en ciertos sectores de la vida marítima, arraigados en puntos privilegiados de las articulaciones litorales; repárese en la duradera implantación de las ciudades, en la persistencia de las rutas y de los tráficos, en la sorprendente fijeza del marco geográfico de las civilizaciones”. 

Quizás sorprende al nuevo poblador, hombre urbano por necesidad, que existan lugares próximos en donde aún se realizan prácticas consideradas extinguidas, diferentes formas de trashumancia, como es el caso de las vacas avileñas. Cada año a finales de junio procedentes de Extremadura realizan un recorrido que se ve coronado en el Puerto del Pico en Ávila.

 

El Sistema Central acoge La Sierra de Gredos que discurre de este a oeste durante más de 100 km., en realidad siempre ha sido una barrera para las comunicaciones en esta zona de la península, de aquí el afloramiento de diferentes zonas de paso, puertos como el citado.

 

El ganado sube lenta y cansinamente por la calzada romana reconstruida en diferentes tramos y verdadera obra del antiguo ingenio romano. Se considera esta zona como asentamiento vetton  que como se sabe fue un pueblo romano de origen indoeuropeo.

 

Es conocido que la Cañada Real Leonesa en su ramal Occidental se superpone sobre esta calzada romana del Puerto del Pico y atraviesa la Sierra de Gredos viniendo de  Arévalo, San Pedro del Arroyo, Muñico, Puerto de Menga, bajando por el Puerto del Pico, Mombeltrán, Cuevas del Valle y Ramatascañas, para buscar el Trujillo del gran Pizarro. Por tanto un trazado viario enmarcado en un paisaje espectacular, por ello los trashumantes aquí tienden a la quietud y el relajamiento.

Fue “puerto real”, paso obligado o puesto fiscal Ramatascañas en la calzada/cañada y consta que en el siglo XV pasaron por este “puerto real” 269.000 ovejas y en el siglo XVI  más de 4.000 vacas.

 

El profesor Aniceto Ramírez Zaragoza en una brillante intervención en la Real Academia de Ingeniería con una ponencia sobre “Posibilidades de las calzadas romanas y su potencial desarrollo regional. La calzada Puerto del Pico”, expuso diferentes aspectos ligados a esta zona y aportó un conjunto de datos significativos para mejor comprender dicho espacio.

 

Sirvan, este comentario y estas imágenes, para ayudar a conocer un lugar que ha sido testigo de una gran historia, historia de trashumantes. 

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