¿Para qué sirve la astronomía?

 

En una reunión que tuvimos hace unos meses con un cargo político de cierta relevancia para la política científica, nos hizo esta pregunta: «pero… ¿la astronomía para qué sirve?». La pregunta iba sin malicia, quería informarse. Me cuentan que esta semana el director de un importante ente científico de este país se hizo la misma pregunta, entiendo que de forma retórica en este caso (lo contrario sería triste). Esta pregunta nos la hacen muy a menudo a los astrónomos y a otros científicos, y es algo natural en aquellos que no se dedican a la ciencia. En la sociedad en la que vivimos todo tiene que poderse responder en un titular y a ser posible resumiendo cuánto dinero se puede ganar. Siento decepcionarles si esperan que yo les de una respuesta escueta, esto no es posible para algo tan complejo. Y no es posible porque la pregunta es errónea. No hay que preguntar «para qué sirve la astronomía», sino con qué propósito se investiga en astronomía. Esa es la clave. Al final de este artículo responderé a la pregunta incial, qué remedio. Pero ahora permítanme que me centre en esta segunda cuestión, mucho más interesante. ¿Por qué una sociedad debería invertir una parte (muy pequeña) de sus recursos en investigar algo tan «etéreo» como los astros del cielo? Para aprender. Así de simple, así de transcendente, así de importante.

El propósito de la investigación básica, sea en astronomía, física de partículas, biología, geología, o cualquier otro campo, es el de aprender. Queremos entender nuestro entorno, saber cómo funciona, cómo explicar que el Sol tiene manchas en su superficie, o las placas continentales se muevan continuamente. El principio de toda invención está en la pregunta de «cómo funciona». La astronomía busca respuestas a los fenómenos del Universo, muchos de ellos imposibles de darse en las condiciones físicas de la Tierra. Muchas de estas respuestas tienen poco recorrido, pero otras abren enormes campos de investigación aplicada, aplicaciones industriales y… por fin… negocio (que parece ser la clave que muchos buscan). Pero esta es una escalera que hay que subir peldaño a peldaño, no podemos saltárnoslos. El ejemplo más importante que doy siempre es la física cuántica. La física cuántica se desarrolló a partir de la astronomía (de la astrofísica más bien). A partir de la física cuántica salieron la mayor parte de los desarrollos tecnológicos actuales. A saber: el rayo láser, semiconductores, componentes electrónicos, horno microondas, diodos led, etc. Prácticamente cualquier «cachivache» electrónico que tenemos alrededor (sí, incluidos móviles y tabletas) contine componentes que derivan de la física cuántica, y por tanto de la astrofísica.

Les voy a dar más ejemplos: los satélites. Los movimientos con los que funcionan los satélites no hacen sino emular a los de los cuerpos celestes. Son ecuaciones que entendemos gracias a la astronomía. ¿Se imaginan un mundo sin satélites? Volveríamos al calendario zaragozano para predecir el tiempo, por ejemplo. Y ¿qué me dicen del GPS? Ahora sería una gaita volver a la era en que se conducía sin GPS (algunos aún lo hacemos). El GPS no sólo funciona con satélites, sino que es necesario aplicar una serie de correcciones relativistas en su funcionamiento para que no nos sitúe en el lugar equivocado. Estas correcciones se conocen gracias a una ley, la de la relatividad, que no es estrictamente de origen astronómico, pero sí de investigación básica.

Luego hay una serie de descubrimientos para los que no sería necesaria la astronomía, pero que se produjeron gracias a la investigación astronómica (el caso de las CCD en cámaras digitales), o la exploración espacial (la vitrocerámica, el velcro, etc.). En el caso de las CCD realmente sí es necesaria la física cuántica, y por tanto la astronomía, pero su desarrollo final se podría haber hecho sin ayuda de la astronomía. Otro interesante caso es el radar, un invento hecho originalmente para observar el cielo en ondas de radio, y que más tarde se aplicó en tiempos de guerra para detectar la presencia de aviones enemigos.

En fin, no me voy a extender más. Creo que a estas alturas ya han entendido la lógica de mi argumento, y ya puedo responder a la pregunta original de este artículo: la investigación básica, en astronomía o cualquier otro campo, se hace para adquirir conocimientos. Con estos conocimientos se puede pensar en una ciencia más aplicable. A partir de esta segunda ronda ya se pueden hacer aplicaciones que sean rentables a nivel industrial, nos hagan la vida más sencilla, y den dinero que haga enormemente rentable la inversión inicial en investigación. La astronomía sirve para ganar dinero.

Un último comentario: naturalmente no tiene sentido gastarse un dineral en hacer sólo investigación en astronomía. Hay que hacer un equilibrio para invertir en todos los pasos de la cadena hasta llegar a las aplicaciones y el negocio posterior. Esta inversión sólo funciona si nos ocupamos también de los otros pasos. Y si solo nos ocupamos de los otros pasos no funciona tampoco, porque llegamos tarde ya que otros habrán adquirido los conocimientos antes que nosotros. Recuerden que Cristobal Colón llegó a América gracias a conocimientos astronómicos aplicados a la navegación, y fíjense lo bien que le vino a este país.

Jorge Sanz Forcada
Centro de Astrobiología

 

 

 

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