Biología de la Conservación y Ecología de la Restauración. Further research is needed… but action is desperately needed.

Dr. José María Rey Benayas, Dpto. de Ecología de la Universidad de Alcalá

La cuantificación de la huella ecológica de los humanos ha motivado desde hace varios años una ingente literatura científica y técnica a la que no han sido ajenos los medios de comunicación. Recientemente, en parte debido a la celebración de la 10ª Reunión de la Convención para la Diversidad Biológica (CBD son sus siglas en inglés) en Nagoya (Japón), se han publicado varios artículos científicos e informes que alertan sobre la pérdida generalizada de biodiversidad en el planeta y augura para ésta un futuro poco esperanzador. En 2002, los líderes del mundo, por medio de esta Convención, se comprometieron a reducir significativamente las tasas de pérdida de biodiversidad para el presente año 2010. La biodiversidad sustenta los servicios ecosistémicos, es decir, la función de los ecosistemas traducida en bienestar humano. Así, se describen relaciones generalmente positivas entre la biodiversidad y la provisión de estos servicios, entre ellos el secuestro de carbono atmosférico y la disponibilidad de agua (Rey Benayas y colaboradores, Enhancement of Biodiversity and Ecosystem Services by Ecological Restoration: a Meta-analysis, Science 325: 1121-1124, 2009).

Uno de estos artículos es el de Butchart y colaboradores (Biodiversity: Indicators of Recent Declines, Science 328, 1164-1168, 2010). Estos autores analizaron 31 indicadores cuantitativos del progreso hacia este objetivo. Un índice que integra los indicadores del estado de la biodiversidad resalta que, desde 1970 hasta nuestros días, la diversidad biológica ha empeorado su estado en aproximadamente un 20%. Los indicadores de la presión sobre la biodiversidad muestran un incremento del 60%. Un resultado de este mismo estudio es que la respuesta de la sociedad humana para conservar la biodiversidad (por ejemplo, mediante la creación de reservas naturales y el manejo forestal sostenible, entre otros) se ha multiplicado casi por 50 durante este periodo. Es decir, nuestra respuesta está siendo claramente insuficiente porque no contrarresta el deterioro de la vida en la Tierra, hay algo que no estamos haciendo bien.

Del mismo modo, el Informe Planeta Vivo 2010 del WWF que acaba de ser publicado, reporta que el consumo de recursos naturales está aumentando de tal forma que en el año 2030 serán necesarios dos planetas para abastecer la demanda actual. La huella de carbono es la principal responsable de que la huella ecológica mundial haya experimentado este espectacular aumento. España ocupa el puesto 19º en el ranking mundial de superficie demandada por persona (casi 6 ha), y el puesto 25º en el de la huella hídrica medida como la cantidad de agua consumida (unos 100 km3/año).

Dos disciplinas científicas relativamente jóvenes y multidisciplinares tienen como objetivo impedir o revertir la pérdida de la biodiversidad: la Biología de la Conservación, que arranca hacia finales de los 80, y la Ecología de la Restauración, apenas unos años más joven. Ambas disciplinas han proporcionado y proporcionan un ingente cuerpo de conocimientos que posibilitan la conservación de la biodiversidad y su recuperación en ecosistemas que han sido dañados o destruidos. La Red de Grupos de Investigación de la Comunidad de Madrid REMEDINAL-2 aglutina a un buen número de profesionales que investigan e imparten clases en la universidad de estas dos disciplinas científicas. Un producto de esta Red es el Máster Universitario en Restauración de Ecosistemas, el cual ha tenido recientemente varios reconocimientos en España y en el extranjero.

Los estudiantes de la III Edición de este Máster, quienes se han titulado hace pocos meses, me regalaron como representante del conjunto del profesorado del mismo una camiseta que, entre otros dibujos, símbolos y frases decía Further research is needed. Como se sabe, esta frase es una coletilla habitualmente utilizada en la literatura científica, ya que el método científico es circular y con frecuencia una investigación particular publicada cierra alguna pregunta pero abre otras, o simplemente no ha sido capaz de cerrar nada. Los estudiantes escribieron esta frase de forma irónica, ya que una buena parte de su dedicación no presencial a las diferentes materias del Máster consiste en leer. El caso es que, desde que recibí este regalo, muestro una diapositiva de esta camiseta en la mayor parte de las charlas y conferencias que imparto, escribiendo en ella Further research is needed… but action is desperately needed. Utilizando esta diapositiva quiero transmitir el mensaje de que la comunidad científica de ecólogos y otros investigadores de las ciencias naturales, más allá de su obvio papel generador y transmisor del conocimiento, debe redoblar sus esfuerzos por implementar o conseguir que se implementen proyectos de conservación y de restauración en el mundo real.

Caben distintos esfuerzos en esta dirección por parte de los académicos. Algunos son un mayor énfasis en la divulgación científica mediante publicaciones y exposiciones, programas de ciencia de los ciudadanos, formación y capacitación fuera de la academia, educación y sensibilización ambiental y proyectos conjuntos con empresas y fundaciones o asociaciones “ambientalistas”, aunque solo sean de demostración y no se ejecuten en una escala amplia, entre otros. De una u otra forma, debemos de ser capaces de convencer a la sociedad en su conjunto, desde los políticos y tomadores de decisiones hasta los ciudadanos individuales, de que el momento de apostar definitivamente por la conservación y la restauración de la biodiversidad y de los ecosistemas no puede esperar más. La aplicación generalizada de la Biología de la Conservación y de la Ecología de la Restauración puede ser un pilar de una nueva economía y una fuente de empleo verde. En cualquier caso, es algo que necesitamos si queremos seguir existiendo en un planeta relativamente similar al que tenemos hoy en día.

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