Especies exóticas: ¿suponen una amenaza real para los ecosistemas?

Autora: Dra. Pilar Castro Díez, Dpto. de Ecología, Universidad de Alcalá

Muchos artículos sobre especies exóticas invasoras comienzan su introducción apuntando que “las invasiones biológicas suponen la segunda causa de pérdida de biodiversidad en ecosistemas terrestres”. ¿Qué hay detrás de esta afirmación? ¿Debemos alarmarnos cuando vemos una planta exótica en un jardín? ¿Debemos lanzar costosas campañas de erradicación en cuando veamos un animal exótico por nuestros lares?

Lo primero que hay que dejar claro es que no todas las especies exóticas son invasoras. Se considera especie invasora aquella que procede de otra región por tanto, exótica, que además es capaz de mantener poblaciones estables sin la ayuda del hombre, y que finalmente es capaz de propagarse a una distancia considerable del foco inicial, lo que le permite expandirse ampliamente (Richardson et al. 2000). De hecho, solo una fracción mínima de las especies exóticas llega a convertirse en invasoras.

Pero incluso aquellas especies exóticas que se naturalizan y se propagan por el nuevo ecosistema, pueden tener impactos más o menos graves sobre el ecosistema invadido. Un claro ejemplo de fuerte impacto, no solo ecológico, sino económico, es el del mejillón cebra (Dreissena polymorpha). Esta especie se detectó por primera vez en el tramo bajo del Ebro en 2001, aunque es probable que estuviera antes, y al año siguiente se extendió la primera alarma porque la proliferación de esta especie estaba poniendo en riesgo el sistema de refrigeración de la central nuclear de Ascó. Diez años después, y gracias a las campañas de concienciación lanzadas por la Confederación Hidrográfica del Ebro, todos somos conscientes del peligro que supone esta especie para las redes de abastecimiento de agua. Por el contrario, la alarma ha sido mucho menor en el caso de Potamopyrgus antipodarum, un pequeño caracol acuático neozelandés que se ha propagado exponencialmente por cuatro continentes, gracias, entre otras cosas, a su altísima tasa de reproducción, que en los ecosistemas invadidos suele ser partenogenética.

El pequeño caracol acuático (Potamopyrgus antipodarum) que se aprecia en la imagen es una especie exótica invasora frecuente en los ríos del centro peninsular, que no ha despertado –hasta ahora- ninguna alarma en nuestro país. ¿Seguirá sin hacerlo en el futuro? (Fotografía de Álvaro Alonso).

En el mundo vegetal también encontramos casos de invasión tremendamente costosos para la economía local. Uno de ellos es el de varias especies de acacias australianas, introducidas por los primeros colonos europeos en la región de El Cabo, en Sudáfrica, para subsanar la falta de árboles nativos en la zona. En esta región, caracterizada por un suelo extremadamente pobre en nutrientes, las acacias han triunfado gracias a una estrategia de adquisición de nitrógeno ausente entre la flora local: la simbiosis con microorganismos capaces de asimilar nitrógeno atmosférico. Al margen del impacto ecológico para la peculiar flora local (el “fynbos”), las acacias han resultado ser tremendamente eficaces en la captación de agua, hasta el punto amenazar el suministro de agua para ciudades tan populosas como Ciudad de El Cabo. Por el contrario, en la España continental estamos poco preocupados por la presencia cada vez más notable de árboles exóticos, como ailantos, robinias y olmos siberianos en nuestras riberas.

Por tanto surge una cuestión de gran relevancia para una eficaz gestión de nuestro patrimonio natural: ¿Cómo saber si una especie exótica que detectamos supone o no una amenaza para nuestro ecosistema (y para nuestro bolsillo)? ¿Cómo saber si hemos de gastar millones de euros en erradicarla a tiempo o si, por el contrario, va a ser inofensiva? La pregunta no tiene una respuesta sencilla, ya que las características que explican el carácter invasor de una especie suelen variar entre especies y según el hábitat que invadan. Los países que más sufren los impactos de las especies invasoras, por su condición de islas biogeográficas (Australia, Nueva Zelanda, incluso Sudáfrica), son los que más en serio se han tomado esta pregunta. En Australia, por ejemplo, se ha desarrollado un protocolo para la detección precoz de especies exóticas invasoras, basado en un cuestionario con preguntas sobre el origen biogeográfico, afinidades climáticas, caracteres funcionales, usos para el hombre, y comportamiento de la especie en otras regiones (Pheloung et al. 1999). Recientemente un grupo de investigadoras adaptaron este cuestionario a las plantas exóticas que viven en España (Gassó et al. 2010), aunque no siempre resulta sencillo encontrar información para responder a estos cuestionarios. Otros intentos se han centrado en grupos de especies filogenéticamente próximas. Así, en el género Pinus, el carácter invasor parece ligado a la posesión de una elevada capacidad para producir muchas semillas de pequeño tamaño en poco tiempo (Rejmánek and Richardson, 1996), mientras que en el género Acacia hemos encontrado que es la elevada talla, la procedencia de regiones climáticamente benignas y, sobre todo, la utilidad para el hombre, lo que mejor predice su comportamiento invasor (Castro-Díez et al. 2011). Por tanto,  la amenaza está ahí, pero también están las herramientas para sustentar una buena gestión. Probablemente en nuestro país falta más concienciación social y política para afrontar con eficacia y sin catastrofismos el potencial problema de las invasiones biológicas.

Bibliografía

Castro-Díez P, Godoy O, Saldaña A, Richardson DM (2011) Predicting invasiveness of Australian Acacia species on the basis of their native climatic affinities, life-history traits and human use. Divers Distrib (in press)

Gassó N, Basnou C, Vilà M (2010) Predicting plant invaders in the Mediterranean through a weed risk assessment system. Biol Invasions 12:463-476

Pheloung PC, Williams PA, Halloy SR (1999) A weed risk assessment model for use as a biosecurity tool evaluating plant introductions. J. Environ. Manage. 57:239-251

Rejmánek M, Richardson DM (1996) What attributes make some plant species more invasive? Ecology 77:1655-1661

Richardson DM, Pyšek P, Rejmánek M, Barbour MG, Panetta FD, West CJ (2000) Naturalization and invasion of alien plants: concepts and definitions. Divers Distrib 6:93-107

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