Cómo producir energía renovable sin impacto visual.

Autora: [Mª Belén Gómez Mancebo – CIEMAT]

Las renovables empiezan a desarrollar múltiples aplicaciones para adaptarse a la realidad y usos de los ciudadanos. Pero su presencia sigue siendo hoy casi insignificante. Una opción para lograr que estas tecnologías se integren es reducir su impacto visual. Y por ello, se está realizando un esfuerzo en innovación desarrollando servicios y productos que se integren tanto en el territorio como en el paisaje. Prueba de ello es la hiedra solar. Si muros y fachadas pueden estar tapizados por esta planta trepadora, por qué no recrear su estética para cubrirlos y además generar energía. Cada hoja Solar Ivy produce entre 0,5 y 4 vatios hora, según el tipo de película fina fotovoltaica elegida. Son flexibles, eficientes y se puede elegir la densidad de «planta trepadora» que se requiere para un muro, una fachada o el exterior de un garaje.

Así, para adornar nuestras fachadas, podemos optar por instalar una hiedra solar de película fina fotovoltaica en su versión orgánica, completamente reciclable y libre de materiales tóxicos, o bien de silicio amorfo, con una vida más larga que las orgánicas, u optar por las CIGS, las más eficientes. Además se debe pensar en la densidad que se necesita. Y es que, al tratarse de pequeñas células flexibles, se puede elegir la cantidad de hojas bien por las necesidades energéticas o por el diseño que se pretende alcanzar.  Además no tienen por qué ser verdes, sino que se puede optar por diversos colores. De ahí que las Solar Ivy vayan a ser instaladas en breve en Montreal Biosphere (Canadá), en la Universidad de Sheffield (Reino Unido) y en la de Utah (EE UU).

El coste del proyecto dependerá del tipo de película fina elegida y del tamaño y la densidad de la instalación. De forma orientativa, cada hoja orgánica cuesta aproximadamente 13,85 euros y son las que producen 0,5 W/h. Las CIGS cuestan un poco menos, 13,16 euros por hoja, aunque producen bastante más energía, 4 W/h. La opción más cara es la de silicio amorfo, cuyo precio se eleva a 16,62 euros por hoja, a pesar de producir casi lo mismo que la orgánica, 0,6 W/h. Después habrá que sumar el coste de la instalación, incluyendo la estructura compuesta por una malla de alta resistencia, el cable de acero inoxidable que sujetará cada hoja de 250 gramos de peso y la mano de obra. En España, la inversión podría ser menor que en otros países, ya que aquí el nivel de radiación solar es mayor.

Lo que no está claro es cuánta energía se necesita para producir cada hoja, aunque la empresa productora ha conseguido que la malla en donde se instalan las Solar Ivy sea reciclable, así como las hojas de película fina orgánica.

 En definitiva, una alternativa más para avanzar en la generación distribuida y el autoconsumo, mejorar el ahorro y la eficiencia, y democratizar el sector de la energía.

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