Nueva teoría de la Bradicinina explicaría las complicaciones de la COVID-19 en personas mayores

No parece estar claro del todo a día de hoy la explicación de la variabilidad de los síntomas que se presentan en la COVID-19, ni su distinta incidencia en la población. Se sabe que mientras que en algunas personas la enfermedad tiene un curso leve, incluso asintomático, en otras tiene una forma grave y de distinta sintomatología y alteración de las funciones de órganos vitales.

La teoría más extendida para explicar este proceso de la enfermedad es lo que se ha llamado la «tormenta de citoquinas», un fenómeno en el que el cuerpo comienza a producir una respuesta inflamatoria sistémica mediada por citoquinas proinflamatorias. Cuando la repuesta inmune no es capaz de controlar eficazmente el virus, como en personas mayores con un sistema inmune debilitado, el virus se propagaría de forma más eficaz produciendo daño tisular pulmonar, lo que activaría a los macrófagos y granulocitos y conduciría a la liberación masiva de citoquinas proinflamatorias que favorecería una hiperinflamación pulmonar asociada al síndrome de insuficiencia respiratoria aguda que se ha descrito como la principal causa de mortalidad.

Ahora surgen nuevas teorías que explicarían la diversidad de síntomas que se observan clínicamente y su mayor incidencia en personas mayores. Se trata de la teoría de la Bradicinina

Al inicio de este verano, la supercomputadora Summit del Laboratorio Nacional Oak Ridge en Tennessee se dedicó a procesar datos de más de 40.000 genes de unos 17.000 muestras genéticas en un esfuerzo por comprender mejor el proceso de infección y desarrollo de la COVID-19. El proceso de análisis de los datos en esta supercomputadora, a pesar de ser la segunda computadora más rápida del mundo, implicó más de 2.500 millones de combinaciones genéticas, y llevó más de una semana de intensas operaciones computacionales. Tras el análisis de los datos, los científicos encontraron una nueva teoría sobre cómo la COVID-19 impacta en el organismo humanoLa hipótesis proporciona un modelo que explica muchos de los síntomas de la enfermedad, incluidos algunos de los más extraños que se han ido observando. También sugiere más de 10 tratamientos potenciales, muchos de los cuales ya están aprobados para otras dolencias por la FDA. El grupo de investigadores publicó sus resultados en un artículo en la revista eLife a principios del mes de julio.

Según estos hallazgos, una infección por SARS-CoV-2 generalmente comienza cuando el virus ingresa al cuerpo a través de los receptores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA2) localizados en la la nariz (los receptores, a los que se sabe que ataca el virus, son abundantes allí). Posteriormente el virus avanza a través de los distintos tejidos del cuerpo, llegando a otros órganos donde también está presente la ECA2, como el sistema digestivo, los riñones y el corazón. Esto probablemente explica al menos, algunos de los síntomas cardíacos y gastrointestinales de la enfermedad. Pero según los datos analizados por la supercomputadora muestran que el virus no se contenta simplemente con infectar células que ya expresan muchos receptores ECA2, sino que secuestran activamente los propios sistemas del cuerpo, engañándolos para que regulen al alza los receptores ECA2 en lugares donde generalmente se expresan en niveles bajos o medios, como por ejemplo los pulmones. Por usar una analogía[1], se podría asemejar el SARS-CoV-2 a un ladrón que entra a robar nuestra casa pero no contento con ello, abre todas las puertas y ventanas para que al resto de ladrones les sea más fácil entrar también.

El sistema renina-angiotensina (RAS) controla muchos aspectos del sistema circulatorio, incluidos los niveles corporales de una sustancia química llamada bradicinina, que normalmente ayuda a regular la presión arterial. Según los investigadores, el virus modifica el RAS y provoca que los mecanismos para regular la bradicinina se alteren y deje de descomponerse de manera efectiva. (La ECA normalmente degrada la bradiquinina, pero cuando el virus la desregula, no puede hacerlo con la misma eficacia). El resultado final es la liberación de una «tormenta» de bradicinina, que produce una acumulación masiva y descontrolada en el cuerpo. Según esta hipótesis, es esta tormenta la responsable en última instancia de muchos de los efectos mortales de la COVID-19. El equipo de investigación trabaja con la hipótesis de que la patología de la COVID-19 es probablemente el resultado de tormentas de bradicinina en lugar de tormentas de citoquinas, aunque los dos procesos pueden estar estrechamente relacionados.

A medida que la bradicinina se acumula en el cuerpo, aumenta drásticamente la permeabilidad vascularEn resumen, hace que los vasos sanguíneos tengan «fugas». Esto se alinea con datos clínicos recientes, que ven cada vez más a la COVID-19 principalmente como una enfermedad vascular, en lugar de respiratoria pero con un efecto sobre los pulmones que pueden llenarse de líquido y células inmunes que provocan una alta inflamación.

Esta teoría de la bradicinina también podría explicar la mayor incidencia en personas mayores ya que la presión arterial aumenta con la edad y, por lo tanto, el riesgo de que una persona sea hipertensa aumenta en las personas mayores de 65 años. A esta edad su prevalencia alcanza entre el 60% y el 70% y es en este grupo poblacional donde abundan los tratamientos para tratar la presión arterial alta que producen un efecto similar al virus SARS-CoV-2 en el sistema RAS, aumentando los niveles de bradicinina. Esta descompensación influiría en el desequilibrio del sistema RAS que controla aspectos de las contracciones cardíacas y la presión arterial. Estos fármacos (inhibidores de la ECA) para bajar la presión arterial, es sabido que como efectos secundarios a veces causan tos seca, fatiga, pérdida del gusto y el olfato, que son síntomas que se producen también en la COVID-19. Esto haría que se produjera un efecto acumulativo que potenciaría esa tormenta de la bradicinina, según los investigadores.

Aunque sigue siendo una teoría inicial, la hipótesis de la bradicinina explica varios otros síntomas aparentemente extraños de la COVID-19. El equipo de investigadores especulan que el aumento de la permeabilidad vascular causada por las tormentas de bradicinina podría ser también responsable de los efectos neurológicos de la COVID-19, que son algunos de los elementos más sorprendentes y preocupantes de la enfermedad. Estos síntomas (que incluyen mareos, convulsiones, delirio y accidente cerebrovascular) están presentes en hasta la mitad de los pacientes hospitalizados con la COVID-19La bradicinina, especialmente en dosis altas, puede provocar una ruptura de la barrera hematoencefálicaEn circunstancias normales, esta barrera actúa como un filtro entre el cerebro y el sistema circulatorio, dejando entrar sólo nutrientes y moléculas pequeñas necesarias para su funcionamiento, mientras mantiene alejadas las toxinas y patógenos. Sin embargo con la ruptura de esa barrera, podría permitir la entrada de compuestos dañinos al cerebro, lo que provocaría inflamación, potencial daño cerebral y algunos de los síntomas neurológicos que experimentan los pacientes con la COVID-19.

Según los investigadores, esta teoría también podría explicar otros síntomas que se presentan en menor medida como los dedos de los pies morados, una condición que involucra dedos hinchados y magullados que experimentan algunos pacientes. La bradicinina también puede afectar a la glándula tiroides, lo que podría producir los síntomas de la tiroides recientemente observados en algunos pacientes.

La «buena» noticia sería que varios medicamentos existentes (incluída la Vitamina D) y aprobados ya por la FDA para otras dolencias, reducen la producción de bradicinina o reducen su señalización, lo que podrían ser potencialmente aplicadas para el tratamiento de la COVID-19.

Como siempre es necesario recordar que cualquiera de estas intervenciones farmacológicas debe estudiarse previamente en ensayos clínicos bien diseñados y con tiempo suficiente, para confirmar todas estas hipótesis previas.

Referencias:

1. Thomas Smith. A Supercomputer Analyzed Covid-19 — and an Interesting New Theory Has Emerged. Elemental (Medium)

2. Joseph A. Roche, Renuka Roche. A hypothesized role for dysregulated bradykinin signaling in COVID‐19 respiratory complications. 2020 May 2: 10.1096/fj.202000967

3. Euronews. Bradiquinina, la esperanza para entender el Covid-19 venida de un superordenador.

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