Aspectos agroambientales de las vías pecuarias

Nuestros antepasados fueron nómadas, después se asentaron en determinados espacios más o menos confortables, domesticaron plantas y animales e iniciaron un nuevo tiempo protagonizado por el intercambio a la fuerza o pactado. Algunos se especializaron en la conducción de rebaños de animales domesticados. El cielo estrellado, la línea del horizonte y las condiciones agroambientales del camino han sido siempre las referencias de toda trashumancia.

Agricultura y Ganadería incipiente

            (El gran libro de consulta – El País Altea – )

Ganados de diferentes especies han caminado en manadas y abrieron las grandes vías pecuarias que primero fueron praderas alargadas, más tarde cañadas, luego trochas o veredas, constituyendo el conjunto toda una red. En la época moderna la fuerte irrupción de la agricultura a la vez que constriñe dichos espacios, los enriquece, pues así llegan nuevas semillas que son trasladadas a diferentes ecosistemas aumentando la biodiversidad.

Hasta mediado el siglo XX se podría decir que el mundo rural ibérico se caracterizaba en parte por un fuerte vínculo entre conservación de la naturaleza y trashumancia. Factores como el estiércol, el pisoteo, la evolución de la materia orgánica en los suelos, zonas asilvestradas, refugios de floras y faunas más o menos endebles, la dispersión de semillas e insectos asociados, han hecho que hoy  pocos duden del empobrecimiento y vaciado de vida de muchas zonas agrarias, repercutiendo también en los espacios naturales más o menos accesibles.

El agua como protagonista del camino ha sido santo y seña para todo trashumante, muchas jornadas y esfuerzos han estado ligados a su ubicación. Una vez que los animales no pisan el camino “los vasos de agua” también se ausentan y con ellos estas praderas alargadas también se avejentan o mueren.

El famoso cambio climático será mucho más pernicioso en nuestro mundo rural si seguimos exprimiendo los acuíferos y los cauces naturales sin barreras o sin compensación alguna.

Se trata de un paisaje en su concepción integral que viene siendo acosado, casi destruido y que a pesar de ello se sigue sin tener una estrategia escalada e integrada.

Nos consta que han sido muchas las llamadas a incrementar el valor de las cañadas, su papel activo y regulador, devolver cierto equilibrio a un espacio cada vez más degradado, lo hacemos aquí una vez más. A quien corresponda.

Compartir:

Deja un comentario