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16/03/2009  
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Universidad de Alcalá de Henares
"Como investigador es muy bonito reconocer: al principio, estaba equivocado"

Luis Agustín García es catedrático de Historia Antigua y miembro de la Real Academia de Historia

La suya es una de las voces autorizadas cuando se tratan los temas de Historia Antigua. Luis Agustín García Moreno, además de ser miembro de la Real Academia de Historia, es catedrático de Historia Antigua en la Universidad de Alcalá de Henares, a la que llegó, después de haber impartido su magisterio en la Universidad de Zaragoza, Santiago, en la Autónoma y Complutense.

José Miguel Martín
Luis Agustín García Moreno

Después de haber publicado 237 trabajos científicos, entre ellos 14 libros, Luis García aún conserva la pasión y la diversión intactas para afrontar un nuevo reto: la investigación de la expansión árabe-islámico en el norte de África y España, durante los siglos VII y VIII, según fuentes no islámicas. En este último matiz, está la diferencia sustancial de esta investigación respecto a otras relacionadas con la materia. En todos los otros estudios que han avanzado en la expansión árabe-islámico, se han manejado siempre fuentes islámicas. En el que dirige Luis García se ha optado por acudir a las fuentes no islámicas. "Esa es nuestra gran diferencia respecto a otras investigaciones. Queremos hacer la historia a partir de las fuentes de los conquistados", explica el catedrático. El motivo es de naturaleza: las fuentes islámicas son tardías y son fácilmente manipulables. Al enfocar su campo de estudio desde ésta otra perspectiva - la de los conquistados- los datos que revelan la información de interés son escasos, hay que rastrearlos con mayor rigor si cabe. "Hay fuentes pertenecientes al siglo octavo y noveno, de origen cristiano y andalusí, que plantean problemas filológicos porque su transmisión se ha llevado a cabo a través del árabe". Para resolver estas cuestiones que entrañan más dificultad, el proyecto le dará cobertura desde la disciplina que sea. "Este es un proyecto interdisciplinar, en el que hay investigadores que son filólogos árabes, otros con formación en Filología Latina, Griega y Copta", describe Luis García, que hace un inciso para explicar el idioma copto: "es la lengua indígena de Egipto, derivada del egipcio que los faraones se encargaron de elevarla a la categoría de lengua literaria. El copto está basado en el alfabeto griego y surgió cuando se creó la iglesia cristiana en Egipto en el siglo III". Además de obtener y analizar todos los testimonios escritos cualesquiera que sea su naturaleza, los investigadores deben escrutar toda la información posible que almacenen otros objetos históricos como monedas o inscripciones. En ese elenco de colaboradores están Soha Abboud, Isabel Cuesta , María Elvira Gil, Raúl González, Jaime Gómez de Caso, Christine Mazzoli-Guintard e Yves Moderán, entre otros.

La novedad de este proyecto

Éste será el proyecto que investigue por primera vez la invasión y expansión del I Imperio árabe-islámico en Egipto y junto al resto de África. "Ésa será la novedad que aporte el estudio que estamos llevando a cabo. Estamos haciendo un proyecto de historia comparada y de contrastar la información obtenida con la que ya teníamos". Un trabajo al que no sólo se dedican universidades españolas, sino en el que están colaborando también centros universitarios extranjeros de Reims en Francia y la Universidad de Pisa, italiana. Además de estas dos universidades, el proyecto está compuesto por la Universidad de Alcalá de Henares, Universidad Complutense, el Consejo de Investigaciones Científicas y la Universidad de Granada, ésta última, en calidad de grupo asociado.

Después de un año de trabajo, la investigación que coordina Luis García, se encuentra en la fase de análisis de los problemas que presentan las fuentes no islámicas para Egipto y para la Península Ibérica. A través de esas fuentes, García quiere llegar al objetivo científico de conocer la visión que tenían los vencidos sobre la invasión islámica. "Según las primeras averiguaciones, los testimonios recabados nos llevan por la pista de las dificultades que tuvieron que sortear los musulmanes para conquistar la Península", sintetiza García, que aplica los conceptos de apocalípticas y mesiánicas a la idea de la conquista. La primera invasión, la que cierra la conquista de la Península, ha quedado para las comunidades judías como una especie de edad de oro, como un modelo que hay que repetir. Por eso, otro afán de este grupo de investigadores es desmontar la utopía yihadista que establece que la conquista fue bien recibida por los conquistados. "Eso es falso porque fue una guerra y una conquista militar durísima, que supuso una catástrofe para los conquistados".

El yihadismo

La yihad es una de las bases de la expansión islámica. Es el deber de todo musulmán seguir las pautas que marca la yihad que además, obliga al esfuerzo y superación personal para hacer real el mensaje coránico. A parte de esas exigencias en el plano personal, otro de los pilares de la yihad es la expansión por la fuerza del islam. Ya fuera en el siglo octavo o noveno, o sea ahora en nuestros tiempos. "Para el islam es legítimo el uso de la fuerza para hacer real la conversión", dilucida García, que no se quiere olvidar, a modo de comparación entre el cristianismo y el islam, de los errores que cometió la Iglesia: "Es cierto que el cristianismo ha protagonizado hechos violentos para la reconversión y hay ejemplos en las Américas. Pero la diferencia es que la Iglesia no lo defiende doctrinalmente y el islam, sí", argumenta el coordinador del proyecto. Hay pensadores en la Iglesia que han condenado el uso de la violencia, una actitud que en el islam es imposible de encontrar: "La obligación de los musulmanes es practicar el yihadismo y la doctrina del islam no condena la violencia para reconvertir a los infieles".

El entusiasmo que transmite Luis García cuando se refiere a la investigación a la que se enfrenta es palpable en cada explicación que da. "Lo que busco cuando investigo es disfrutar con mi trabajo y para divertirme, necesito encontrar datos nuevos. Y como investigador, necesito llevarme la contraria continuamente", desvela García, que es de esa clase de historiadores a los que les gusta acabar la investigación obteniendo conclusiones diferentes a las que se imaginaba al principio. "Cuando se comienza un proyecto nuevo, uno tiene una idea, una idea que vas rehaciendo a medida que avanza la investigación. Lo más bonito de mi trabajo, es cuando los planteamientos que tenías al principio, no tienen nada que ver con las conclusiones con las que te quedas después de haber acabado el proyecto, porque es la propia investigación la que ha rehecho tus ideas". Y en este proyecto, después de haber leído los escritos de las fuentes cristianas que vivían en la Península en el siglo octavo y noveno, el catedrático de Historia Antigua ha obtenido resultados que no esperaba: "He logrado distinguir claramente unas tradiciones sobre la situación de la corte goda muy diferente a la que conocíamos. Hemos obtenido esa nueva información a través de fuentes que no se habían utilizado o que se habían despreciado".

El resultado de las pesquisas ha virado el punto de vista de Luis García. Por eso, el historiador segoviano quiere transmitir todo el conocimiento acumulado a través de la publicación de varios libros, que verán la luz a partir del mes de septiembre. No obstante, la difusión de los resultados no quedará solamente en los libros. También se está desarrollando la creación de programas de postgrados y se está tanteando la posibilidad de propagar las conclusiones de esta investigación a profesores y alumnos de Secundaria. "Esta última iniciativa depende de la posible financiación externa que obtengamos. Sería una pena que por la crisis, no pudiéramos acudir a institutos o colegios para explicar conceptos básicos como el yihadismo o la expansión árabe-musulmana por la Península que al fin y al cabo es cultura general", comentó García, con tono esperanzador, pues espera que los organismos públicos sean sensibles a las cuestiones culturales.

 

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