COSME GARCÍA SÁENZ, INVENTOR RIOJANO

Con cierta frecuencia se descubre la obra tecnológica de antepasados que no fueron entendidos por sus coetáneos; desgraciadamente a veces la sociedad no es capaz de entender algunas propuestas visionarias que acaban siendo avances técnicos, pero muchos años después de sus planteamientos iniciales. Éste fue el caso del riojano Cosme García Sáenz (1818–1874), un artesano que a pesar de carecer de formación técnica, hizo aportes en terrenos tan diferentes como las armas de fuego, la imprenta, y la navegación submarina.

Algunos datos biográficos

Cosme García Sáez nació en Logroño el 27 de septiembre de 1818; sus padres fueron Andrés García, carpintero, natural de Logroño, y Andrea Sáenz, de Aguilar de Navarra. El padre de Cosme, Andrés García, falleció en 1833 como consecuencia de los ataques a la ciudad de Logroño generados por las guerras carlistas. Esto hizo que el joven Cosme tuviera que hacer de cabeza de familia prematuramente y atender las necesidades de su madre y un hermano menor; Cosme desempeñó el oficio de guitarrero, probablemente derivado de los conocimientos profesionales de su padre. Sin embargo, esta etapa de actividad profesional fue relativamente corta ya que Cosme ingresó en la Milicia Nacional en 1836, adscrito por la provincia de Logroño.

En octubre de 1837 Cosme contrajo matrimonio con Úrsula Porres, hija de un curtidor; sin embargo, permaneció adscrito a la Milicia Nacional, siempre como soldado, hasta 1843. A partir de esa época empezó a trabajar en aspectos relacionados con la imprenta, y en 1854 se trasladó a Madrid con su esposa y cuatro hijos, donde trabajó en la Imprenta Nacional.

Sus invenciones: máquinas de imprenta

En 1856 se constata la actividad de Cosme García como inventor; el 16 de mayo de ese año presenta las solicitudes de tres privilegios de invención, la denominación que recibían entonces las patentes. En concreto, las invenciones que registró entonces eran relativas a una “Escopeta relámpago” (privilegio de invención 1 432), una “Máquina tipográfica sin cintas” (privilegio de invención 1 433), y una “Máquina para toda clase de timbres en tinta” (privilegio de invención 1 434). Los titulares de estos privilegios eran el propio Cosme y otras dos personas: Justo Herrero y Tomás Lozano; cabe pensar que éstos fueron socios con los que se agrupó el inventor riojano, para sufragar los costes de registro.

Sobre la “Máquina tipográfica sin cintas” puede señalarse, según consta en el correspondiente expediente conservado en el Archivo de la Oficina Española de Patentes y Marcas, que constaba “… de un tintero receptáculo para la tinta, un cilindro y varios rodillos tomadores y distribuidores de la tinta sobre la platina donde se halla fijada la forma de la letra… Es fácil de hacerla funcionar… dando vueltas siempre en una misma dirección a una rueda con su manubrio que tiene dicha máquina a uno de sus costados…”. Uno de los compradores de esta máquina fue Lázaro Bardón Gómez, Catedrático de Griego de la Universidad Central (actual Complutense de Madrid), que llegó a ser Rector de la misma en 1870, y quien editó con este sistema un texto de gramática griega con el título “Lectiones Graecae”.

El privilegio de invención 1 434, sobre una “Máquina para toda clase de timbres en tinta”, hace referencia a un mecanismo fechador para su uso como dispositivo de franqueo del correo. Esta invención fue usada como sistema fechador por parte de Correos, lo que debió proporcionar un desahogo económico al inventor riojano dado que se vendieron, al menos, varios centenares de estas máquinas.

Sus invenciones: armas de fuego

Probablemente, el pasado de Cosme García en la Milicia Nacional hizo que despertara en él un interés por las armas de fuego. Ya se ha hecho mención a la “Escopeta relámpago” (privilegio de invención 1 432), que fue presentada en 1856. Sin embargo, en la documentación de este expediente no hay constancia de la “puesta en práctica” de esta invención, un requisito que exigía la legislación de la época para la concesión de los derechos, por lo que cabe pensar que este desarrollo no tuvo ningún tipo de impacto comercial.

El 8 de enero de 1862 se presentó el privilegio de invención 2 410, “Sistema de armas de fuego portátiles cargables por detrás”. El dispositivo divulgaba una recámara del cañón móvil, de manera que un muelle la hacía salir, lo que facilitaba la carga de munición. Si bien el arma estuvo sujeta a pruebas por parte de la Junta Superior Facultativa de Artillería, parece ser que estas pruebas fueron infructuosas, lo que impidió la venta del producto al ejército español. Esta invención fue extendida a Francia el 21 de febrero de 1862, patente FR 53 094 (“Système d’armes á feu portatives chargées par derrière”), si bien tampoco se tiene constancia que tuviera éxito comercial en el país vecino.

El 1 de junio de 1863 Cosme García presentó el privilegio de invención 2 683 “Armas portátiles de fuego que se cargan por la culata”, intentando solventar los problemas que se dieron en su modelo del año anterior. En este dispositivo, y con objeto de evitar el escape de gases, se hizo que la recámara estuviera incluida en un cilindro giratorio, fijado al fusil. Girando dicho cilindro se descubría la recámara, pudiendo así introducir el cartucho; pero si se producía alguna avería en el seguro, también era posible cargar el arma por la boca. En el otoño de 1863 se hicieron pruebas exhaustivas por parte de la Junta Superior Facultativa de Artillería, que fueron superadas con gran éxito. Sin embargo, a la hora de fabricar en serie ciertos elementos, se encontraron diferencias entre los calibres de las recámaras y los obturadores, lo que hizo que la venta final de armas al ejército español fracasara.

El submarino

Sin embargo, probablemente la invención más destacada y conocida de Cosme García sea su submarino. Existen referencias[i] indicando que la idea de la navegación submarina le llegó al inventor riojano alrededor de 1857, al iniciar un viaje por mar en la promoción de su máquina de franqueo de correo y fechadora. Cosme García realizó un primer prototipo de submarino en 1858, que incluso llegó a probar en el puerto de Barcelona[ii], si bien los resultados no fueron los esperados. No obstante, pronto siguió un nuevo prototipo, que sí fue objeto de protección: así, el 9 de julio de 1859 presentó en España el privilegio de invención 1 923 “Aparato buzo para navegación submarina”.

 

Dibujos de la patente francesa FR 49 388, sobre el submarino de Cosme García (fuente: INPI, Institute National de la Propiété Industrielle).

El aparato contaba con una entrada que podía cerrarse herméticamente, dos remos “B” para girar el buque en todas direcciones, así como una hélice “H” que recibía su movimiento desde un volante “V” que, a su vez, hacía girar dos ruedas dentadas “O” engranando la una con la otra. En la proa y popa, la embarcación contaba con dos tanques de agua “R”, que hacían de lastre, con sus respectivas válvulas “V”, y una bomba “P” permitía extraer agua de dichos tanques. Además, se contaba con un lastre adicional en forma de contrapeso “W”, que podía aligerar el peso del buque si por algún motivo los tanques “R” no podían vaciarse. Además, la embarcación disponía de aparatos para facilitar su navegación como brújulas, y manómetros para medir la presión soportada.

En el expediente conservado en el Archivo de la Oficina Española de Patentes y Marcas hay constancia de la “puesta en práctica” de la invención, que fue realizada en el puerto de Alicante el 4 de agosto de 1860. En dicho documento se señala que “… en la diligencia de las pruebas oficiales del aparato buzo submarino inventado por D. Cosme García, vecino de Madrid, que debía verificarse en la bahía de esta capital, y en efecto hoy practicada en nuestra presencia, en la cual se sumergió el aparato hasta el punto de no verse nada sobre la superficie, estando dentro del agua cuarenta minutos, después viró en todas direcciones a flor de agua por espacio de diez minutos…”. Esto viene a mostrar el éxito en el funcionamiento de la embarcación.

Cosme García presentó su invención ante las más altas autoridades españolas, quienes les expresaron la imposibilidad de obtener apoyo oficial a la vista de los bajos recursos del Estado[iii]. Quizá llevado por esta situación, presentó su invención en Francia el 25 de abril de 1861, obteniendo la patente gala FR 49 388, “Bateau plongeur”.

Tras ciertas desavenencias personales (dejó a su familia para vivir con otra mujer), Cosme García falleció en Madrid, el 23 de junio de 1874, sumido en la pobreza.

Con la llamada Ley Miranda[iv], de 1915, se creó el Arma Submarina Española, dotando a la Armada de este tipo de buques. El primero de éstos fue el “Isaac Peral”, submarino de clase “Holland”, comprado en 1916 a los astilleros Fore River Ship and Engine Company, de Quincy (Massachusetts, Estados Unidos). A éste le siguieron otros tres sumergibles, que se compraron a los astilleros Fiat–San Giorgio (Italia); estos submarinos, de la clase “Laurenti”, fueron botados en 1917 y recibieron los nombres de “A-1 Narciso Monturiol”, “A-2 Cosme García”, y “A-3”. De esta manera se consumaba, con más de cincuenta años de retraso desde las pruebas iniciales del inventor riojano, un primer homenaje a Cosme García por su contribución en el desarrollo temprano de la tecnología naval submarina.

Imagen del submarino de la Armada española “A-2 Cosme García”, que estuvo en activo entre 1917 y 1931 (cortesía de http://www.larioja.com/v/20110606/rioja-region/cosme-garcia-nombre-submarino-20110606.html). 



[i] Agustín Ramón Rodríguez González, “Cosme García, un genio olvidado”, Instituto de Estudios Riojanos, Logroño, 2007, págs. 62, 83.

[ii] Idem, págs. 84–86.

[iii] Idem, pág. 110.

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