La Palma, primer día (Benjamín Montesinos, David Barrado, Amelia Bayo y Carlos Eiroa).

Ayer por la tarde llegamos al Observatorio del Roque de los Muchachos. Como os comentaba David Barrado en un mensaje anterior («Mañana me voy de campaña de observación»), tenemos aceptadas dos propuestas de observación para las noches del 18 y 19 de febrero. Amelia y David tienen la primera mitad de cada noche, y Carlos y yo la segunda. Os iremos contando cómo nos va.

 

Efectivamente, ayer salimos los cuatro de la nueva terminal T4 de Barajas. Son curiosas las indicaciones que te dicen cuánto vas a tardar en llegar a cada puerta de embarque. A nosotros nos cambiaron una vez de puerta mientras estábamos andando hacia ella, tuvimos que retroceder e irnos al otro extremo de la terminal. Quince minutos en total duró la «oscilación». Al final el avión salió con una hora de retraso. Nos impresionan bastante las estructuras de acero y hormigón de la terminal y nos preguntamos acerca del proceso y las pautas para colocar piezas tan grandes.

El vuelo fue bien. Al llegar al aeropuerto de Santa Cruz alquilamos un coche y comenzamos la subida. Conduje yo (Benjamín) , de otro modo me hubiera mareado como una sopa: 38 kilómetros con 800 curvas son demasiados para mí. Recuerdo mis primeras subidas a este observatorio con Lionel, el taxista palmero que normalmente sube y baja a los astrónomos… a medio camino siempre nos teníamos que parar porque me ponía malísimo. Es una maravilla eso de no marearse mientras se conduce.

El tiempo es bueno, hay nubes bajas, pero a los 1500 m de altura las rebasamos, y se quedan ahí, en la capa de inversión. El sol casi se está poniedo y vemos el mar de nubes abajo y allá al fondo, en la isla de Tenerife, sobresale el Teide nevado. Impresionante vista. Conforme subes, la vegetación va escaseando más, la laurisilva (vegetación del terciario) desaparece, los bosques de pinos canarios, frondosos al principio se hacen menos tupidos, los árboles son cada vez más bajos, hasta que a los 2000 m no hay más que unos arbustos («codesos» me dice que se llaman el recepcionista del Observatorio) y poca vegetación más. Ha llovido bastante en las últimas semanas, y se han desprendido bastantes piedras de las laderas. Puedo evitar algunas y paso con el coche encima de otras… suenan golpes en los bajos, espero no haber roto nada.

Escribo el sábado por la mañana. A mediodía nos iremos a dar una vuelta por los telescopios, y esta tarde a las 16.00 nos encontraremos con nuestro «astrónomo de soporte» que, en el telescopio, nos refrescará un poco acerca del funcionamiento de los instrumentos que vamos a utilizar. Durante la noche tendremos con nosotros un operador del telescopio, y el astrónomo de soporte que estará al tanto por si hay algún problema. 

El tiempo a estas horas (9.40 aquí) sigue bueno y estable. Confiemos en que siga así.  

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