Noticias astrofísicas, planetas habitables y «ricitos de oro»

Benjamín MontesinosEl tratamiento de las noticias científicas en general y de las de Astrofísica en particular, es a veces bastante peculiar, por poner un calificativo suave, y la culpa, como veremos no es solo de los periodistas, sino, lo que es más grave, de los mismos científicos. A la vuelta de nuestra campaña de observación, el 20 de febrero, nos encontramos en el «Universal», el periódico diario que se reparte en los aviones de Iberia (y que por tanto leen bastantes miles de personas) la siguiente noticia…

«La Vía Láctea podría tener más vida inteligente» (quizás el titular habría sido más acertado si dijera «La Vía Láctea podría tener vida inteligente», porque en nuestro planeta parece bastante escasa, este paréntesis es mío).


A lo que iba… en la imagen insertada arriba creo que se puede leer la noticia con claridad. También ha aparecido en los periódicos, como se puede leer por ejemplo en este enlace a elmundo.es. Obviamente las agencias de prensa han tenido que beber de fuentes que al final nos llevan hasta una institución científica que es de donde originalmente sale la noticia. Por mucho que en esta noticia en particular se mencione la Carnegie Institution de Washington, prestigiosa donde las haya, lo que en ella se dice no tiene ni pies ni cabeza: en el estado en que está la investigación en el campo de los exoplanetas (planetas orbitando alrededor de otras estrellas), no se puede a la ligera lanzar una nota de prensa donde se habla de las «cinco estrellas con más probabilidades de contar con civilizaciones inteligentes» (sic) y menos decir que esas cinco estrellas han salido seleccionadas de «una lista de diez» (otra vez sic).


En la actualidad se conocen alrededor de 170 planetas extrasolares, el menos masivo de ellos con una masa de unas seis veces la de la Tierra. La gran mayoría de los planetas que se han descubierto orbitando otras estrellas son gaseosos, de tamaños y masas similares o unas pocas veces la de nuestro Júpiter. No conocemos ningún sistema planetario que sea como el nuestro, y tendremos que esperar aún varios años para descubrir planetas tipo «Tierra», es decir, rocosos, y unas cuantas décadas hasta que seamos capaces de detectar indicadores biológicos… no digamos ya poder detectar vida inteligente. El proyecto SETI (Search for Extreterrestrial Intelligence) no ha dado ningún resultado positivo en sus años de existencia.


¿Cual es el problema? La noticia llega al periódico, es atractiva, contiene términos como «vida inteligente en el universo», «inteligencia extraterrestre», y como eso llama la atención pues se publica. En principio el periodista encargado de seleccionar qué publicar no tiene por qué controlar todos los campos de la ciencia y da luz verde para que vaya a la imprenta. Lo malo es que se está dando una información completamente deformada.


La ilustración de la noticia tiene también su «gracia»: «Neutrinos alrededor de la Vía Láctea»… ¿cuáles son los neutrinos? ¿las dos manchas blancas alrededor de eso que parece una galaxia? ¿el halo circular que vagamente la rodea?, en cualquiera de los casos, es una ilustración nefasta. El Universo está lleno de neutrinos, de hecho en los cinco minutos que has gastando en leer este texto te han atravesado sin que te des cuenta trillones y trillones de neutrinos solares, por eso la mención a los neutrinos alrededor de la Vía Láctea es un pie de foto especialmente desafortunado y que además no tiene ninguna relación con la noticia que se da.


Fijaos en la reseña de El Mundo digital en el párrafo que habla de las zonas de habitabilidad y de unos misteriosos «Ricitos de Oro». Lo transcribo: «Turnbull dejó fuera de la lista algunas estrellas variables propensas a emitir llamaradas solares, por estimar que son demasiado jóvenes, así como también las que poseen masas una vez y media más que la de Sol, pues no llegan a vivir lo suficiente como para producir las llamadas ‘zonas habitables’ (tambien conocidas como zonas Ricitos de Oro)» (sic, en el original los «Ricitos» vienen también en negrita). La zona de habitabilidad de una estrella es una franja de distancias a las cuales un hipotético planeta orbitando podría mantener agua líquida. Por razones obvias, la Tierra está en la zona de habitabilidad del Sol, pero si moviéramos nuestro planeta a distancias menores o mayores al Sol, el agua se evaporaría o se congelaría y estaríamos fuera de esa zona. La relación de esto con los «Ricitos de Oro» confieso que me intriga y me causa desazón.


Como he dicho, algunas veces el problema lo origina el propio científico, lanzando por razones de publicidad o ego propio una noticia totalmente deformada. Otras veces el problema está en los medios de comunicación que no saben filtrar la información que les llega. La duda terrible es que si de temas en los que uno humildemente entiende un poco se publican barbaridades sin un mínimo control de calidad, qué me estaré tragando en otras secciones de los periódicos, radios o televisiones, en las que mi conocimiento es más limitado.
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16 comentarios

  1. esto tambien pasa en las publicaciones cientificas, quizas no con esos titulos rimbombantes pero con otro tipo de afirmaciones…y es que los ‘ricitos de oro’ abundan por doquier…los cientificos siempre sintiendose inmaculados y acusando al resto del mundo de ignorancia…no exageremos que dentro de la ciencia tambien abunda la exo-ignorancia.

  2. Hola "terrícola",

    …te puedo decir que en abosluto me siento inmaculado y que lo que uno pretende es ser lo más honrado posible. ¿Y que en la ciencia existe la ignorancia?, y no solo eso… la condición humana se muestra ahí como en cualquier otra faceta de lo que los "inteligentes" humanos hagamos.

    Un saludo, y gracias por visitar el blog.

    Benjamín

  3. Hola terricola,

    Aceptando que "los ricitos de oro" abunden por doquier como comentas, no creo que eso implique que no se pueda hacer una critica.

    Si en un campo o área de trabajo alguien tiene un colega sensacionalista o poco riguroso, está uno obligado a permanecer callado por ese motivo?

    Leo el artículo y Benjamin hace una crítica fundamentada. Me parece que lo acertado sería que replicaras sus argumentos para demostrarnos si está o no equivocado.

    No creo que un "los ciéntificos estáis buenos pa hablar" sea suficiente, no te parece?

  4. Hola Menka,

    el amigo terrícola no ha dicho que benjamin esté equivocado, según interpreto

    parece que ha dicho que no sólo en los profesionales de la prensa

    hay sensacionalismo, sino que la ciencia misma,

    en su interior, también funciona y se alimenta de ese

    sensacionalismo. Todos son eslabones de la misma correa de transmisión.

  5. Está claro que no ha dicho que Benjamin esté equivocado. Pero tampoco se queda en un apunte respecto al sensacionalismo en ciertas áreas.

    "los cientificos siempre sintiendose inmaculados y acusando al resto del mundo de ignorancia"

    Está claro que apunta a un ciéntifico que se ha pasado al lado oscuro…no te parece?

  6. ¿lado oscuro?, pero hablamos de ciencia y de periodismo cientifico, o estamos hablando de la guerra de las galaxias??.

  7. Hola a todos,

    No he podido mirar el blog estos días y he visto que ha habido algo de discusión acerca de mi artículo. Efectivamente, lo que quería poner de manifiesto con esta noticia (y lo digo en el primer párrafo) es que en este caso y en otros más, lo que aparece en la prensa de forma tergiversada no es siempre culpa del periodista sino que el problema aparece en la propia fuente científica. Sucede con alguna frecuencia -y eso lo hemos visto varias veces en el mundo de la Astronomía- que algún investigador, por afán de notoriedad o de publicidad para poder conseguir fondos, lanza una noticia acerca de algo no totalmente contrastado o simplemente, como es este caso, sensacionalista.

    Hay casos incluso más flagrantes. Este pasado domingo 26 de febrero aparecía en el suplemento dominical de El Pais un interesante artículo de Mónica Salomone hablando de casos de este tipo dentro del propio mundo científico. Uno de los últimos -no tengo los nombres a mano- era el de un investigador postdoctoral joven que publicó en un año en revistas muy prestigiosas, como Science o Nature, una decena de artículos, que, de ser cierto su contenido, revolucionarían entre otras cosas, el mundo de los chips y los microprocesadores. Pues bien, resultó que en una muy buena parte de la investigación presentada, los experimentos presentados y los datos eran falsos.

    La ciencia no se libra de la presencia, como en cualquier campo de la vida, de personas no honradas, y muchas veces esas cosas se "cuelan" en las publicaciones científicas, y cuando el "descubrimiento" es espectacular traspasa esa barrera y aparece en los medios de comunicación. Como mencionaba en mi artículo, el periodista a veces no tiene criterio para discernir cuando una cosa tiene visos de realidad o no -a mi me pasaría si me llegara una noticia de bioquímica por ejemplo- y con la prisa que domina hoy el mundo de la información, muchas veces los filtros no son todo lo estrictos que sería de desear. Ese era el punto que yo quería poner de manifiesto con la noticia tan pintoresca que mostré.

    Gracias a todos por visitar el blog. Un saludo,

    Benjamín

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