La cinta de Möbius: propuestas, peticiones, reuniones y otros pequeños vicios del investigador
Como cada semestre, ya tenemos encima las fechas límite para pedir tiempos de observación. Otoño es especialmente malo, ya que coincide con la solicitud de proyectos científicos al MEC, convocatoria que me dicen se adelantará este año.
Para complicar más las cosas, esta semana está llena de reuniones. Incluso, primera vez en mi vida, estoy convocado para tres simultáneas, este jueves. Y el Ministerio de Educación y Ciencia «amenaza» con publicar la convocatoria de los proyectos de investigación antes que nunca (al menos es el rumor que me ha llegado). Octubre se presenta lleno de actividades. Me pregunto cuando volveré a tener tiempo para reducir y analizar los datos de una campaña de observación. Hace justo seis meses escribía sobre este asunto en «El científico como gestor (¿o como burócrata?)«. Ahora vuelvo a las andadas. No aprendo, después de todos estos años.
Según escribo esta entrada, inmediatamente de enviar mis comentarios a un colaborador sobre un artículo en común, me llega un mensaje de una revista de Astronomía con las pruebas de impresión de otro. Eso me recuerda que debo enviar mi informe como árbitro, de un tercero, a lo que me comprometía hace un mes. Ni siquiera he empezado a leer. Y tengo varias contribuciones a congresos que no he terminado, y un par de cálculos que varios colegas me han solicitado para sendas colaboraciones. Y…
Parece que estoy corriendo sobre una banda de Möbius, sin final, regresando siempre a donde comencé.