La rueda cósmica y la vida del investigador

David Barrado y Navascués

Así como el aparente movimiento de las estrellas en el cielo parece eterno, en ciclos que se repiten de manera invariable, siento que mi vida como investigador ha entrado en una dinámica que se repite una y otra vez.

De manera periódica están las propuestas de tiempo de observación. El próximo 14 de febrero es el último plazo para las del telescopio espacial Spitzer, de carácter anual. Después están las de los observatorios de Calar Alto, la Palma, ESO, etc, semestrales. Durante el mes de marzo tendré que presentar la justificación económica correspondiente al 2006 de la subvención del Ministerio de Educación y Ciencia. Después el avance del plan de actividades del año 2008 …

Y ¿cómo olvidarme de los viajes? Conferencias, charlas, campañas de observación. Esta misma noche parto para Chile. El día ocho comienzo a observar en el observatorio de La Silla. Me fascina el cielo austral, pero la perspectiva de un viaje tan largo me produce cierto desasosiego. Primero las 13 horas de vuelo nocturno a Santiago, para pasar la noche siguiente en esa ciudad. Al menos veré a mis amigos y podré disfrutar del extraordinario vino de aquellas tierras. Al día siguiente, regreso al aeropuerto para salir con destino a La Serena, donde un coche me conducirá, junto al personal de ESO, al observatorio. Tras varias noches de observación y análisis preliminar, el regreso a Santiago, donde me han pedido que imparta una charla. Afortunadamente mi estudiante Amelia estará conmigo (ella salió ayer de Madrid con destino al Chile) y será ella quien lleve el peso de las observaciones. Más tarde, el regreso a España con las incomodidades del vuelo, el desajuste del horario, ese profundo cansancio que dura varios días hasta que uno se vuelve a acostumbrar al horario europeo.

Tengo una conferencia en Santiago en marzo, así que ya sé que repetiré el ciclo en pocas semanas. En el interim, intentaré terminar varios artículos, hacer algo de ciencia. Por si fuera poco, el personal del observatorio de Calar Alto ha tomado unos excelentes datos en tiempo discrecional del director. Justo a tiempo para terminar un proyecto, pero la reducción (la eliminación de los efectos instrumentales y la calibración necesaria para poder interpretarlos de manera adecuada) de los mismos y el análisis requiere tiempo.

En realidad sé que soy un privilegiado, que poca gente realmente puede dedicarse a lo que realmente quiere. He conseguido realizar un sueño, dedicarme a lo que siempre quise. Aunque en ocasiones desearía ralentizar este ritmo, pararme por un instante y pensar sobre lo que estoy haciendo, sobre lo que ya he conseguido y lo que quisiera hacer a continuación.

No sé porqué me extraño. He pasado por etapas como ésta de manera recurrente. De hecho, tal vez echo en falta la actividad, el desafío, la tensión, cuando pasan varias semanas sin una actividad frenética. Por costumbre o por gusto, esta vorágine me impulsa hacia delante. Dicen que la diferencia entre las filosofías orientales y occidentales estriba en que aquéllas son cíclicas, cuando éstas interpretan la realidad de una manera lineal. Tal vez, en mi actividad como investigador, haya alcanzado un cierto equilibrio entre las dos.

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Un comentario

  1. digamos que estás en lo que suele denominarse ‘una huida hacia adelante’… eso es el alma mater de la filosofía liberal occidental, una de sus aportaciones al mundo del trabajo, cuando las vidas individuales de ciertos profesionales ya quedan convertidas en puras y simples ‘huidas hacia adelante’… y de ese tren ya no se pueden bajar porque va demasiado rápido… el problema siempre llega si alguna curva se apercibe en el horizonte.

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