El deterioro de la gestión de la biodiversidad

Dra. Rosario G. Gavilán. ENVIROVEG. Dpto. Biología Vegetal II, Facultad de Farmacia. Universidad Complutense

Me comenta un compañero que los trabajadores del Parque Natural de Peñalara están sin trabajar (y sin cobrar, por supuesto) desde que ha empezado el año. Parece ser que la causa es la demora en la publicación y posterior adjudicación del concurso para la gestión y conservación del mismo. La plantilla de dicho Parque está compuesta por profesionales de distinta índole que llevan sobre sus hombros todo el trabajo del Parque. En ella encontramos botánicos, zoólogos, expertos en restauración de la cubierta vegetal, ingenieros forestales, etc., comandados por el director del Parque que es el único que pertenece a la plantilla estable (de funcionarios) de la Comunidad de Madrid. La dedicación diaria de todos ellos hace que la montaña más emblemática de Madrid y todo su entorno estén salvaguardados de efectos adversos. Esto es muy importante si tenemos en cuenta que la Sierra de Guadarrama se encuentra a tan sólo 60 kilómetros de Madrid, una ciudad de más de tres millones de habitantes que buscan asueto y tienen como espacio de ocio a ésta a la que consideran ‘su Sierra’, eso sin olvidar el uso tradicional que se ha ejercido sobre la Sierra de Guadarrama y que también gestiona el personal de los distintos Parques Naturales de la Comunidad Autónoma. Sin embargo, me consta que esto mismo está pasando en otros parques de la geografía española, incluyendo a los ‘buques insignia’, los Parques Nacionales.

Peñalara

La razón de este ‘paro’, tanto en lo laboral como en lo salarial, está en la forma de contratación de estos profesionales, la denominada ‘externalización’ de los servicios públicos que viene siendo cada vez más habitual en nuestro país. Por ello, me gustaría recordar en este blog cuáles son las características de un servicio público, es decir de la actividad propia de la Administración Pública: Debe ser un servicio de prestación positiva, es decir que la Administración es responsable del mismo. Debe funcionar asegurando la calidad estable y sin interrupciones de un servicio técnico indispensable para la vida de los ciudadanos, garantizando los principios de universalidad, equidad y solidaridad.

La externalización consiste en confiar a agentes externos a la Administración parte de los servicios, concretamente aquellos en los que el dominio no es óptimo, con el fin de mejorar la posición competitiva y garantizar un servicio de calidad. El sector público también se ha visto abocado a poner en marcha esa forma de gestión, debido a las dimensiones de la misma y la dificultad para una gestión eficiente. Así la externalización tiene dos objetivos: menores costes (externalización competitiva) y mayor eficiencia en el servicio (externalización estratégica). Sin embargo,  la presión existente sobre los recursos públicos lleva a externalizar aplicando únicamente los principios de externalización competitiva, independientemente del tipo de servicios y se ha convertido en una práctica de gestión “de moda”, que debe entenderse como parte de la presión privatizadora, con cuestionamiento de lo público, típico de las ideas neoliberales, nacido de las crisis económicas que se derivaron de las sucesivas crisis del petróleo de los años 70, en los cuales las empresas externalizan todo lo que no es esencial. Estas prácticas pueden llevar al deterioro y posterior fracaso de la prestación de los servicios públicos, pues todo ello deriva de la crisis económica y de una no muy buena gestión  de los recursos, según se observa.

Casi todo el servicio de gestión de los lugares protegidos está paradójicamente externalizado y si como profesional quieres trabajar ‘a pie de obra’, en tareas de gestión, restauración y conservación del mismo, en el campo, estudiando y tratando de resolver los problemas ‘in situ’, lo tengas que hacer contratado por una empresa ajena a la administración y esa es la paradoja que comentábamos y, la trampa en la que te puedes ver inmerso. Los trabajadores, como en otros casos, están en cierto modo inermes ante la situación pues no pueden hacer ‘nada’ por intentar escapar de situaciones anómalas, salvo marcharse perdiendo los derechos adquiridos con el paso de los años, suelen ser personal indefinido. Tampoco deben poder apuntarse al ‘paro’ (no sé muy bien por qué se le llama INEM) para intentar cobrar alguna ayuda si la situación sigue sin resolverse, pues tienen familia que atender, son jóvenes pero no tanto.

Desde REMEDINAL queremos apoyar el trabajo de estos profesionales ’como la copa de un pino’ que se encuentran en tan difícil situación, esperando que ésta se resuelva pronto, por el bien de ellos y también por el de la biodiversidad de España y de todos los investigadores que dependemos de su esfuerzo y buen hacer. Por ello pedimos a las distintas administraciones que acojan este tipo de servicios que tengan una actitud más positiva a la hora de valorar las funciones que deben desarrollar ‘sus’ trabajadores y la manera de resolver la contratación de los mismos y de los servicios que prestan para que puedan trabajar con eficiencia y sin sobresaltos. Su trabajo es ‘esencial’ para la verdadera conservación de la biodiversidad.

¡Corren malos tiempos para el Medio Ambiente! Otro día hablaremos de ciencia, hoy tocan las ‘habichuelas’. Un saludo

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Un comentario

  1. Que desgracia, la joya de la corona de los espacios naturales madrileños dejados de la mano de Dios. Es más, se trata de las zonas más importantes del próximo Parque Nacional, sí sí de las zonas de Máxima Reserva del futuro parque. Mientras tanto, como hemos oído recientemente la buena publicidad que hacen los políticos de «somos los mejores» por intentar tramitar un Parque Nacional, y lo han abandonado a su libre albedrío. Políticos, ¿de verdad os interesa la protección de la naturaleza? o ¿es sólo mera publicidad Verde de cara a las próximas elecciones? Y a los trabajadores que decir, que mucho ánimo y paciencia……

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