I+D+i: una oportunidad para la restauración ecológica

Autora: Rocío de Torre Ceijas.

Becaria predoctoral. Grupo Ecología Evolutiva Vegetal y Restauración Ecológica, Universidad Complutense de Madrid

El contexto de la triple crisis actual de los sistemas financiero, energético y ecológico hace necesario un replanteamiento del modelo de crecimiento. La Unión Europea ha diseñado un marco estratégico denominado Estrategia Europa 2020, que propone actuar en base a tres prioridades:

  1. Crecimiento inteligente, poniendo en valor el conocimiento y la innovación como base para el nuevo modelo de crecimiento, el cual reforzará las oportunidades y la cohesión social, aprovechando el potencial que encierran la educación, la investigación y la economía digital.
  2. Crecimiento sostenible, mediante una economía competitiva, conectada y respetuosa con el medio ambiente.
  3. Crecimiento integrador: potenciando el papel de los ciudadanos en sociedades cohesionadas.

Para conseguir estos objetivos se proponen diversas iniciativas emblemáticas, una de las cuales es la denominada Unión por la innovación, cuya finalidad es reenfocar la política de I+D+i (Investigación, Desarrollo e innovación) hacia los principales retos a los que se enfrenta nuestra sociedad: cambio climático, energía y uso eficaz de los recursos, salud, evolución demográfica, etc.

Los agentes implicados son las Administraciones, como impulsoras de la innovación; los ciudadanos, como beneficiarios de las mejoras económicas, sociales y ambientales; y por último las empresas y colectivos científicos o de alta capacidad tecnológica, como partes activas de los proyectos de investigación.

Son varios los factores que impulsan a las empresas a investigar, innovar o acometer desarrollos tecnológicos: (1) la lógica del mercado como instrumento de competitividad; (2) la sostenibilidad del modelo productivo; (3) la necesidad de una estrategia que responda a las demandas nacionales e internacionales en materia de investigación, y que a su vez, aporte nuevas soluciones a los problemas a los que se enfrenta la industria.

Por su parte, las motivaciones de los científicos para participar en esta clase de proyectos también son diversas: (1) generación de ciencia básica y aplicada; (2) ocupación de un nicho profesional donde se requiere una alta cualificación; (3) puesta en práctica y transferencia de conocimientos contrastados que reviertan en un beneficio general.

El papel de las empresas y el colectivo científico es decisivo para el cumplimiento de los objetivos europeos en la ejecución de los proyectos de I+D+i. Por ejemplo, el crecimiento económico implica el desarrollo y mejora de las infraestructuras de transporte, aspecto en el que puede establecerse una cooperación de mutuo interés entre las empresas constructoras y los profesionales de la restauración ecológica. Es sabido que la construcción de infraestructuras contribuye notablemente al cambio global, provocando impactos ambientales entre los que destacan modificaciones en el ciclo hidrológico, cambios en el uso del suelo, fragmentación del hábitat, afección sobre la flora y la fauna, aumento de la erosión, etc. El resultado es la aparición de ecosistemas nóveles o emergentes, como los taludes de carretera, caracterizados por una nueva combinación de especies y procesos funcionales diferenciales asociados, que no se hubieran producido sin la intervención humana (Hobbs et al. 2006). Estos ecosistemas emergentes adolecen de una profunda ausencia de información básica relativa a su ecología y funcionamiento (Bradshaw y Hutl, 2001), y como consecuencia, son poco conocidas las claves para el éxito de su restauración, por lo que es notorio el índice de fracasos de la aplicación de medidas generales.

Por estas razones, los actores implicados en la ejecución y restauración de los entornos afectados por las infraestructuras lineales en el marco de proyectos de I+D+i, han dejado de concebir estos espacios como tierras marginales, para ser considerados como retos y oportunidades para la restauración ecológica,  con capacidad para generar bienes y servicios.

En nuestro contexto geográfico nacional, los espacios afectados por las infraestructuras del transporte atraviesan en su mayoría, paisajes constituidos por extensas zonas intensamente modificadas y alteradas por la acción del hombre desde antiguo, asociadas a la agricultura y a la ganadería, susceptibles de proporcionar beneficios ambientales importantes.

A continuación, se mencionan algunas de las oportunidades que los entornos de distintas vías de transporte ofrecen. Estos espacios públicos no explotados ocupan una superficie próxima a un 1% del territorio nacional (datos obtenidos de las concesionarias de Cintra, Ausol y Autema, y de la Dirección de Calidad y Medio Ambiente de Ferrovial), que pueden suponer un refugio para diversos organismos, por lo que su función como proveedores de hábitat en zonas fuertemente transformadas, mitigando la pérdida de biodiversidad y los efectos del cambio global, no es nada desdeñable.

Una reformulación del paradigma, revalorizaría el papel de las infraestructuras lineales y su entorno como conectores de fragmentos del paisaje contenidos en matrices urbanizadas, en el contexto del cambio global. Una gestión integrada de estos espacios puede activar el restablecimiento de distintos procesos, como el ciclo hidrológico entre distintas cuencas vertientes, favorecer el movimiento de polinizadores a través de las diferentes teselas del paisaje agrícola, aumentando con ello la productividad de las cosechas. Del mismo modo, la presencia de determinados elementos o intervenciones puntuales podría mejorar las interacciones ecológicas, actuando como pantallas físicas frente a los flujos mediados por el viento, o proporcionando recursos que atraen a la fauna dispersora de semillas (refugio, comida, zonas de posaderos, nidificación o cría), favoreciendo así, una mejora de la conectividad entre las teselas afectadas por la infraestructura y la matriz adyacente.

Por todo ello, se presenta un largo pero apasionante camino para la Investigación, Desarrollo e innovación, cuyo fin último es la consecución de los objetivos afines con el modelo de crecimiento deseado por la Estrategia Europa 2020.

Foto 1. Construcción de la variante de El Molar de la Autovía A-1. La infraestructura atraviesa un paisaje constituido por cultivos cerealistas, pastos y pequeños retazos de arbolado compuestos fundamentalmente por encinas (Quercus ilex subsp. ballota (Desf.) Samp.) y plantaciones de pino (Pinus pinea L.).
Foto 1. Construcción de la variante de El Molar de la Autovía A-1. La infraestructura atraviesa un paisaje constituido por cultivos cerealistas, pastos y pequeños retazos de arbolado compuestos fundamentalmente por encinas (Quercus ilex subsp. ballota (Desf.) Samp.) y plantaciones de pino (Pinus pinea L.).
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Un comentario

  1. Hola somos un grupo de estudiantes de 5º de biología de la complutense, que estamos cursando una asignatura llamada restauración ecológica de la cual tenemos que elaborar un proyecro lo más aproximado a la realidad que sea posible. Nos encataría que nos dierais alguna idea de que zonas dentro de la comunidad de Madrid estan degradadas para poder trabajar sobre ellas. Muchas gracias .

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