Tipos de NEBT: VIII Harry Potter

Rodrigo Hernández es un aprendiz de mago a punto de licenciarse. Procedente de una familia acomodada, Rodrigo estudió Ingeniería Informática, claro que, por el camino se topó con la música, el diseño industrial, el activismo medioambiental, y sobre todo, con su gran pasión, las bicis. En los diez años posteriores a su paso por la Universidad, a Rodrigo se le conocieron al menos veinte ocupaciones distintas así como estancias en diez países, destacó en diversas aficiones como la fotografía, la pintura abstacta, la música o el diseño de muebles, sólo por citar algunas; todas ellas las ejecutaba desde un perfeccionismo casi enfermizo y un lema minimalista del autor de El Principito.

La perfección no se consigue cuando ya no queda nada por añadir, sino cuando no queda nada por quitar

Antoine de Saint Exupery

A este trotamundos se le veía siempre acompañado de su bici, la cual, como no, debía ser una bici perfecta si quería ser del agrado de semejante indivíduo. Acercarse a la perfección nunca le costó tanto tiempo como a la hora de conseguir una bicicleta que le agradara, ni más ni menos que cinco años, una licenciatura, durante la cual aprendió: historia, ergonomía, ingeniería de materiales, diseño industrial y escultura sobre metales. Tanto fue así que durante una ruta cicloturista por Portugal, en presencia de un amigo y de un par de botellas de vinho verde, se le ocurrió hacer bicis para los demás, «Bikes for a better World». Después del verde, vino el oporto, momento en el cual su anfitriona, la dueña de la «casa de comidas e dormidas», se sentó con ellos a compartir el oporto y un café, Maria Emilia, que así se llamaba la buena mujer, hizo varios intentos para proninciar «Rodrigo» de forma infructuosa, de modo que decició rebautizarlo como Rui, que le resultaba mucho más fácil de pronunciar, aquel día nació Rui Bikes.
Sin saber lo que quería se postuló como pseudo-artesano a través de Internet, en seguida creó piezas que años después, se considerarían clasicos del diseño, si bien, en lo empresarial, el carro iba por delante de los bueyes, la suerte es que, como buen minimalista prescindió de crear un estructura, de modo que no tenía a penas gastos fijos y, por tanto, disponía de libertad para cambiar su modelo de negocio; cosa que hizo cuando Rui Bikes contaba con tan sólo un año de vida (obviamente sin haber una empresa constituida detrás), acertó al orientarse a otro mercado más elitista y exclusivo, pero olvidó de nuevo que su modelo de negocio había de ser escalable si quería hacerlo atractivo a inversores, pero es que tampoco le importaba demasiado.
Cuando a Rodrigo se le preguntaba por la base tecnológica de su negocio, respondía desde su humildad, que el no desarrollaba tecnología. ¿Fue una NEBT el taller de Antonius Stradivarius? El caso es que Rui Bikes dispone de al menos tres diseños susceptibles de protección industrial. ¿Qué es entonces la empresa que el buen Rodrigo ha construido? No se trata ni de una empresa gacela, ni tampoco de una base tecnológica capaz de soportar su etapa de crecimiento con fondos públicos; es más bien el acercamiento al sistema capitalista de una persona que no cree en dicho sistema, se trata, en definitiva de magia, de conseguir cosas sorprendentes para las cuales la tecnología es tan sólo un medio, y en ocasiones la tecnología que hay en el mercado no es suficiente para hacer magia, y claro, ahí toca desarrollarla.

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